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LUIS SZARÁN

  FONOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES SOBRE LA MÚSICA EN EL PARAGUAY - por LUIS SZARÁN


FONOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES  SOBRE LA MÚSICA EN EL PARAGUAY - por LUIS SZARÁN

FONOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES  SOBRE LA MÚSICA EN EL PARAGUAY

Discurso de incorporación de  LUIS SZARÁN

a la Academia Paraguaya de la Historia  como

Miembro de Número,

pronunciado en junta pública  y solemne el 15 de abril de 2004


INTRODUCCIÓN

Mi vinculación con la investigación histórica lleva unas tres décadas y media; comenzó en forma empírica, respondiendo al deseo de un joven estudiante de música que deseaba profundizar las raíces de nuestro pasado cultural. En colaboración con mi maestro de entonces: José Luis Miranda buscábamos  mejorar la educación musical en escuelas y colegios, introduciendo en el currículum educativo la historia musical del Paraguay y el mundo en un sentido pragmático basado en la moderna pedagogía del momento. En aquel tiempo cuando contaba con apenas veinte años comencé a comprender muchas cosas, entre estas las diferentes teorías sobre “el arte de la guerra” debido a los ataques que recibíamos de parte de la resistencia educativa conservadora.

Hacia fines de los 70 trabajé con José Antonio Perasso en proyectos de rescate y difusión de la cultura popular. Los dos pequeños volúmenes: Anguá Pararä –sobre la Banda Peteke-Peteke de Guayaivity y los Estacioneros (una colección de cantos de semana santa, cuyo origen se pierde en los tiempos de la Colonia) encierran música y cantos ya perdidos y olvidados. Cursivamente hoy los nuevos integrantes de la Banda Peteke se sumergen en sus propias fuentes, ya perdidas por la vía de la transmisión oral, tomando las melodías de ese pequeño libro de 80 páginas y los Estacioneros, que por fortuna están en auge, verifican los textos conservados.

Elegí estos dos breves ejemplos simplemente para recordar cuan importante es la función del historiador o musicólogo como en mi caso, cuando la misma no se limita al simple  rastreo de información desconocida, su análisis y publicación, sino cuando está orientada hacia la formación de portadores de ese patrimonio.

En cuanto a mi experiencia personal esta gratificante actividad continúo sin pausas en diferentes frentes: la música de las reducciones jesuíticas, estudios y biografías de creadores paraguayos, la música y la danza en el Paraguay desde mediados del 800, la creación contemporánea y finalmente el Diccionario de la Música en el Paraguay, trabajo este último que me vincula desde 1985 con el Ministerio de Cultura y la Sociedad General de Autores de España para la elaboración del Diccionario Enciclopédico más grande del mundo con 10 volúmenes y más de 75.000 entradas, pero cuyo principal valor radica no el tamaño de la obra sino en su concepción; por primera vez la información contenida proviene del propio país generador de esa fuente.

En esos años 80, motivado por mi gran amigo Alfredo Seiferheld, a quien debo preciosas orientaciones, se reafirmó esta pasión, que como los venerables miembros de esta Academia, tampoco podrán reflejar en su sentido profundo, con palabras. Es una pasión que se siente profundamente en medio de la soledad de los archivos, bibliotecas o entrevistando a protagonistas determinantes de la historia.

Para esta presentación hablaré sobre dos temas (Fonografía y Fuentes documentales sobre la música en el Paraguay) que representan lo más complejo de la investigación histórica en el país, especialmente en mi campo: la música. Por naturaleza somos un país de una fuerte tradición oral y existe, desde los tiempos de la naciente república, una especie de desprecio hacia la documentación. El paraguayo disfruta contando historias, pero no le pidas que lo escriba y aún menos que lo guarde ordenadamente en una carpeta. Esta actitud de “vivir al día” se traslada del individuo común a las instituciones responsables de nuestra memoria cultural. Bastan solo algunos datos: El Paraguay es el único país, de cuyo Himno Nacional –su canción más importante- no se conoce al autor de su música, porque la partitura original se perdió y nadie se ocupó en su momento de realizar copias de seguridad. La versión que conocemos se debe a reconstrucciones hechas con los soldados sobrevivientes de la Guerra del 70.

De igual manera  en pleno Centenario del nacimiento del creador de la Guarania, José Asunción Flores, que celebramos este 2004, no quedan los apuntes y manuscritos de la primera Guarania “Jejuí” y ni siquiera de las siguientes. Continuando así, por otros aspectos de nuestra historia musical, cuya reconstrucción en un altísimo porcentaje se debió realizar en base al dato oral de familiares o amigos de los creadores o de quienes vivieron de cerca determinado proceso creativo. El paso del tiempo y la fantasía personal de los relatores, nos lleva a zonas de grandes riesgos. Y esta fantasía no se da sólo en los protagonistas ocasionales sino en los propios forjadores de un proceso. Tal el caso de José Asunción Flores. Me comentaba el recientemente desaparecido poeta Elvio Romero, que a la pregunta del auditorio sobre cual era el argumento de la tan hermosa composición instrumental Mburicao, Flores respondía de acuerdo al nivel de los presentes, llegando Romero a documentar 11 historias diferentes sobre la misma música, relatadas por el propio autor. Si se encontraba entre sus partidarios comunistas Mburicao era la “llama naciente de la libertad contra el pueblo oprimido” y si estaba entre un grupo de respetables damas “la fuerza del amor que nace como un manantial, claro y transparente, hasta consumarse en el encuentro apasionado de las aguas en inmenso océano”.  

 

 FONOGRAFÍA EN EL PARAGUAY


La necesidad del hombre en atrapar y retener la magia del sonido, producido por los instrumentos por él creados, se pierde en el tiempo, de la misma manera que el nacimiento del lenguaje, la escritura y los sistemas de organización. Pero nada más complejo que pretender embotellar una canción y dejarla madurar como el buen vino o encerrar una melodía en frasco como un perfume. Este proceso de miles de años pasa primero por el establecimiento de un sistema de graficación que se consolida en la edad media y deberá esperar casi un milenio para que el hombre pudiera lograr la reproducción de la música por medios mecánicos, luego eléctricos y más tarde digitalizados. La escritura musical llega al Paraguay con los Jesuitas y la reproducción mecánica del sonido se produce en tiempos de los López.  El primer antecedente acerca de reproducción musical por el sistema de rodillos data del año 1863 con la llegada al país de siete cajas de música, encargadas en Paris, por el Gral. Francisco Solano López, que entre polcas, cuadrillas, valses, lanceros y schottisch  danzas de moda en la época  reproducía además,  el Himno Nacional. Tuve oportunidad de hacer funcionar una de estas cajas, realizando las transcripciones en partitura, luego su grabación, hasta un seguimiento a la búsqueda de la misma casa fabricante en Francia.

Otro avance en este proceso fue la invención del fonógrafo patentado por Edison en 1889 llegó al país, cuatro años más tarde, en 1893 presentándose audiciones públicas de fragmentos de óperas, marchas, piezas sinfónicas, valses, y zarzuelas; los asistentes pagaban sus entradas para asistir a su funcionamiento, como si fuera un concierto de un intérprete en vivo, en el Hotel Hispano de Asunción. El registro discográfico a cargo de intérpretes paraguayos se realiza a partir de la década del diez, principalmente en Buenos Aires y posteriormente en ciudades del Brasil. Entre 1912 y 1928 Agustín Barrios Mangoré grabó 36 discos de 78 rpm para el sello Odeón de Argentina. Incluyó en sus interpretaciones sus principales composiciones como: La Catedral, Gavota, Danza Paraguaya, música folklórica (Carreta Guy y Caazapá)  obras originales y transcrip¬ciones de piezas de autores clásicos para guitarra. El conjunto más valioso de estas grabaciones, que se conservan con una claridad admirable, fue reprocesado y editado hace algunos años en EUA por Richard D. Stover para el sello de colección El Maestro Records y la serie completa, editada con otros criterios de rescate, presentando el material en su estado natural, sin filtros “mágicos” se encuentra en la colección de 3 discos compactos editados por el sello Chanterelle Verlag de la ciudad alemana de Heidelberg.

A partir de la década de 1920 el negocio de la música grabada crece en el mundo de una manera vertiginosa, de la misma forma que la competencia entre los grandes sellos del momento: RCA Victor,  Odeón y más tarde la Philips, CBS y otras. La presencia de una legión de músicos paraguayos emigrados a la Argentina, a veces por necesidades económicas y muchas debido a la intolerancia política, posibilita un posicionamiento de la música paraguaya, jamás superado. Me estoy refiriendo al período del 20 al 50. El primer cantante en registrar en Buenos Aires fue Samuel Aguayo; en el año 1927 grabó su primer disco, (Caminante triste y Floripa mí) para el sello RCA Victor.  A lo largo de su trayectoria artística este cantante, conocido en la capital porteña como “El Gardel del Paraguay” llegó a grabar 1.200 discos obteniendo 11 discos de oro por sus ventas. En 1931, en la misma ciudad, grabaron Félix Pérez Cardozo y su Trío junto a Diosnel Chase y Ampelio Villalba, el Dúo Martínez Cardozo (Eladio Martínez y Mauricio Cardozo Ocampo, también con un centenar de discos para el Sello Odeón) y los Hermanos Larramendia. A partir  de 1934 entra en escena José Asunción Flores,  con su Orquesta Ortiz Guerrero, llamada luego Kygua Verá, con los solistas Agustín Barboza, Agustín Larramendia, Emilio Bobadilla Cáceres, el Dúo Melga Chase y la participación de Roque Centurión Miranda, Sara Bení¬tez, Isabel Valiente,  Carlos Miguel Jiménez, Félix Pérez Cardozo y el propio Flores, grabó para la Odeón su histórico disco "Homenaje a Manuel Ortíz Guerrero" con  sus primeras guaranias y piezas instrumentales como Mburikao, Gallito cantor, Punta karapá Serrato ndive, Ne rendápe aju, Musiqueada che amape y composiciones de otros autores paraguayos como: Aniceto Vera Ibarrola, Emilio Bobadilla Cáceres, Agustín Barboza, Carlos Ramírez y otros.  En el 36, siempre en Buenos Aires, el Conjunto Ñande Koga dirigido por Mauricio Cardozo Ocampo registró numerosos temas, editados en discos por el Sello Odeón,  acompañando a los más relevantes solistas de la música popular de entonces como Agustín Barboza, Rubito Larramendia, Carlos Reynal, Chinita de Nicola, Delfín Fleytas, Teófilo Escobar, Lucio Rubín, Angel Benítez, Edmundo Pizarro, Luis Alberto del Paraná, los Dúos Hermanos Cáceres, Rivero Echagüe, Núñez-Bedoya, Barrios-Espínola y otros.

Flores volvió a grabar en Buenos Aires, nuevamente en la década del 50, esta vez incursionando en el lenguaje sinfónico coral con Mburikao, Obrerito, Ka´aty, Ahendu nde sapucai, Paraguaýpe y Kerasy para el sello Guaran de Buenos Aires,  y en 1967 y 69, en Edición Privada,  sus poemas sinfónicos interpretados en  Moscú por coro y orquesta sinfónica de la Radio y Televisión Soviética: María de la Paz, Ñanderuvusú y Pyhare Pyte. Con respecto a estas míticas grabaciones, que durante mucho tiempo se escuchaban en forma clandestina en nuestro país, tuve la oportunidad de entrevistar al director de la misma: Yuri Aronovich, quien se refirió en términos elogiosos a la obra y la personalidad de Flores, comparándolo con Musorgsky y señalando que el estilo sinfónico-popular de Flores, representaba más que ningún otro compositor a los dictados del llamado realismo socialista en el arte, en la Unión Soviética.   Otras grabaciones sinfónicas se deben a Carlos Lara Bareiro, en 1959, para el Sello Odeón con la Orquesta de la Asociación del Profesorado Orquestal de Buenos Aires con obras de Severo Rodas, Luis Cañete, Francisco Alvarenga y Julio Escobeiro con el título: “La música más bella del Paraguay”.

En el campo de la música popular a partir de la década del 40 se multiplican los conjuntos, solistas y grupos orquestales que graban principalmente en Buenos Aires y Sao Paulo entre los que sobresale Herminio Giménez con su insuperado LP “Paraguay Romántico”.
Establecidos en Europa, Los Paraguayos con Luis Alberto del Paraná (luego con Reynaldo Meza) llegaron a grabar más de 500 composiciones con una venta de 20 millones de copias.

Otros artistas que grabaron en la Argentina fueron: Santiago Cortesi, el Cuarteto Panambí Rory de Bernardo Avalos (Disco de Oro de la Odeón), Lorenzo Leguizamón (Fiesta Campestre para la Philips y otras para CBS, RCA.

En el Brasil sobresale en primer lugar el arpista Luis Bordón (Sello Chantecler), quien alcanzó en varias oportunidades, en ese país, los records de ventas discográficas. En tanto que con el correr de los años se afirman en Asunción los sellos discográficos nacionales que editan material prensado en el exterior,  debido a la no existencia de una empresa de prensado.

En la década del 50 lideró la actividad a nivel local el Sello Guarania de Jorge (Coco) Urdapilleta, que continúa en la actualidad a cargo de sus descendientes. Urdapilleta fue pionero en la grabación masas corales y la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción en 1970.

Otro Sello que se inició en Buenos Aires y continuó en el país  por breve tiempo, hasta 1962  es Amambay de Generoso Larramendia. El 4 de noviembre de 1957 Pedro Román inauguró el Sello Cerro Corá que aglutinó a la mayor cantidad de artistas populares como: Dúo Quintana Escalante, Típica Príncipes del Compás, Clan Orrego, Vargas Zaldivar, Quemil Yambay (con más de 25 discos) y los Alfonsinos, Pérez Peralta (con más de 20 discos), Flaminio Arzamendia, Gallardo Arce, Hilarión Correa, Cuarteto Venus, Gil Espinola, Barrios Espínola, Las Guitarras de Asunción, Papi Meza, Félix de Ycaparaí, Oscar Pérez (con más de 15 discos) y más recientemente Florentín Giménez, La Banda de la Policía de la Capital, Los Gómez,  Hobbies, Jokers, Aftermads, López Simón y los Tres Angeles, Rafael Vargas, Pedro y Fabián y otros.

Entre 1959 y 1975 los principales músicos populares como Aníbal Lovera, Lorenzo Leguizamón, Papi Meza y otros grabaron para el Sello Marpar de Marcelino Paredes. En la ciudad de Pedro Juan Caballero se fundó el 24 de noviembre de 1970 el Sello Elio, que se trasladó luego a la capital a partir de 1973. Esta empresa cuenta actualmente con un volumen de unos 600 artistas entre los que sobresalen: Germán Bogado, Rodolfo Roa, Martín González, Oscar Faella, Enrique Samaniego, Aparicio González, Neneco Norton, Lobo Martínez, Lobito Martínez, Papi Orrego, Catalino Argüello, Oscar Torales, Cachito Vargas, Efrén Echeverría, Myrian y Eduardo, Luis Cañete y otros. A parte de la inmensa cantidad de sellos discográficos privados y de reducido margen de actividad, motivados por la aparición y difusión masiva de los registros en casetes (con posibilidad de rápida reproducción en el país), en los últimos años activan intensamente los Sellos ARP de Augusto Galeano, Humaitá y Boquerón, con dos décadas de producción, Purahéi de Jorge Urdapilleta (h) y desde 1978 el sello Blue Caps de Aníbal Riveros, Guaira Producciones de Gustavo A. Servín y otros. El movimiento de Rock Nacional ingresó al campo discográfico en 1980 con Música para los Perros (re-editado en CD en 1997), seguido luego de una década por una escasa producción que abarca en grabaciones una docena entre discos y casetes. Los avances tecnológicos posibilitó un considerable incremento de grabaciones, en los años más recientes. En el campo de la música clásica, han realizado registros fonográficos principalmente los guitarristas: Sila Godoy, Felipe Sosa, Luz María Bobadilla, Berta Rojas, esta última con sellos internacionales, de igual manera los pianistas Marta Geymayr y Pierre Jancovic y la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) bajo la dirección de Remberto Giménez (1970),  luego de Florentín Giménez (1978) y Luis Szarán (1996, 98 y 2000). En 1979 se editó el Album Música Culta del Paraguay. Vol I El piano, con obras de compositores paraguayos y varios intérpretes, que pretendía ser una colección de 10 volúmenes. En los últimos tiempos ha crecido la producción discográfica de las orquestas de cámara y agrupaciones corales.   Estas fuentes sonoras que registran de manera fiel un siglo de creación musical encuentran su difusión en los medios radiales, sobre los cuales haré una breve presentación.

 

RADIODIFUSIÓN DE LA MÚSICA


La instalación de las radios en el Paraguay ha contribuido decisivamente a la difusión de la música en sus diferentes corrientes, con prioridad en el área popular y de inspiración folklórica. En 1912 se iniciaron las primeras transmisiones de radiotelegrafía de uso militar. En 1922 se efectuaron emisiones radiales, de onda corta, con el nombre de CXZ 27  y difusión de música y noticias, entre San Bernardino y Asunción, por Alfonso Sá y Alfred Striker. En 1924 se realizaron emisiones radiales de onda corta en la Guarnición Militar de Paraguarí y se instalaron los primeros transmisores privados en Encarnación, Villarrica, San Pedro y Nueva Germania. En 1926 inició sus actividades ZP1, de Aldas y Giménez.

Un documento de extraordinario valor es el anuncio del diario El Orden, del 17 de Marzo de 1926   "Radio Cultura Paraguaya   Concierto por Radio. La nueva Sociedad de Radio Cultura Paraguaya de cuya reciente constitución están informados nuestros lectores, dará esta noche a las 9 una audición de radiotelefonía, la que será transmitida desde el domicilio del Presidente don Alfonso Sá, con el concurso del profesor Morosoli y otros". Es el primer antece-dente de transmisión de música en vivo, a través del sistema de Radiotelefonía. En 1927 el gobierno autorizó la libre importación de aparatos receptores. Hacia 1928 se instaló la Estación de Radiotelegrafía, adaptable a radiotelefonía y primera emisora estatal, con el nombre de Marconi. En 1930 comenzó sus trasmisiones ZP4, Radio Continental de Saccarello, y poco tiempo después, ZP5 Radio Paraguay. En 1931 se instaló Radiovía, por el Ing. Primitivo Padilla, que luego pasó a ser propiedad del Estado. Hacia fines del 1932, durante la Guerra del Chaco, salió al éter ZP1 Radio Prieto, propiedad de la firma comercial Artaza Hnos. En 1936 se fundó Radio Charitas, de la Congregación Franciscana del Paraguay, bajo la dirección del Padre Luis Laborel, única  emisora que por más de cinco décadas transmitió: conciertos, óperas y zarzuelas, así como grabaciones hechas en vivo, de puestas teatrales y musicales. En 1941 el gobierno dispuso la anulación de todas las licencias, menos la de Radio Charitas. En la década del 40 trasmitían las siguientes emisoras: ZP1 Radio Prieto, ZP4 Radio Stentor, ZP5 Radio Paraguay, ZP6 Radio Livieres, ZP7 Radio Uruguay, ZP13 La Voz del Aire, ZP17 Radio Electra, ZP3 Radio Teleco, ZP20 Radio Universal, ZP10 Radio Guaraní. En 1942 el Estado creó Radio Nacional, incorporando un transmisor de 5 Kw. A partir de la década del 50 comenzaron a funcionar emisoras con equipos de mayor potencia como: Emisoras Paraguay, Radio Guaraní (6 de Enero de 1950), Stentor, Teleco y Nacional con 10 Kw. en antena, la mayoría, dedicaba gran parte de sus espacios a programas de música folklórica, con la participación de conjuntos musicales en vivo. A partir de la década del 60 comenzaron sus transmisiones las Radios Chaco Boreal, Ñandutí,  Asunción, Comuneros  -una década más tarde- 1o. de Marzo, luego Cardinal (en la frecuencia de Guaraní) y numerosas estaciones en el interior además de la incorporación de las emisoras de Frecuencia Modulada (FM). Lógicamente con el paso del tiempo y el proceso político y social de nuestro país, la música pasa a segundo plano en el interés de las emisoras de Amplitud Modulada.

En el campo de la difusión de música clásica en 1990 inició sus transmisiones la primera emisora especializada en el género 107.7 FM Concert, destacándose igualmente Fm Curupayty.

En 1995 se creó la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) integrada por representantes de diversos sectores relacionados a la radiofonía. La misma se encarga, entre otras actividades, de la elaboración de reglamentaciones y el otorgamiento de licencias. En estas últimas décadas se encuentran en el aire  unas cincuenta emisoras de AM, y en similar cantidad de FM. Un fenómeno de los últimos años es el de las emisoras llamadas "comunitarias" de pequeña potencia y emisiones de gran valor como servicio social y educativo en los pueblos del interior.


FUENTES DOCUMENTALES SOBRE LA MÚSICA DEL PARAGUAY


En relación a las fuentes documentales sobre la música del Paraguay, la mayor parte se encuentra en manos privadas. En estos años de actividad  observé con preocupación un deterioro dramático, de esta riqueza documental, ya que por lo general los descendientes de la siguiente generación, no viven en la misma dimensión  el valor real de la obra de un creador. Al tomar una obra estado público, se tiene la sensación de que la misma pasa a ser patrimonio de ese dominio público, quedando en la indiferencia o la desidia toda la documentación. En Archivos y Bibliotecas del país, hallamos material de valor en el Museo Etnográfico del Paraguay a través fichas y materiales sobre la música de las culturas indígenas, en buen estado de organización; en el Archivo Nacional, solamente se hallan citas históricas relacionadas a diferentes momentos, como la música en tiempos de la Colonia y años posteriores. Fuentes documentales sobre la música paraguaya en sí:

-INSTITUTO DE MUSICOLOGIA CARLOS VEGA DE BS.AS. (grabaciones indígenas)

-ARCHIVO MUSICAL DE CHIQUITOS (5.500 páginas de manuscritos de las Reducciones Jesuíticas)

-ARCHIVO DE LA MARINA FRANCESA (documentos sobre los tiempos de Francia y López)

-BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA (La música en el Siglo XIX)

-ARCHIVO EGON LUDWIG de ALEMANIA (banco de datos sobre música popular del Paraguay)

-ARCHIVO MOSQUEIRA de CARAPEGUA (fundada en el año 1900: contiene transcripciones de danzas y canciones reconstruidas con sobrevivientes de la Guerra del 70, métodos musicales y repertorio popular latinoamericano así como variadas ediciones del Himno Nacional Paraguayo, de diferentes períodos)

-BANDA DE LA POLICIA (documentos sobre la presencia italiana en las primeras décadas del S. XX y arreglos musicales de varios compositores importantes. Documento de trascendencia es el manuscrito de la canción Maherapa Reicuase de Rogelio Recalde, sobre la que J. A. Flores se inspiró para crear la Guarania)

-ARCHIVO OSCA (partituras de obras sinfónicas de compositores paraguayos entre 1910 hasta el presente)

-APA (Desde 1951, registro de música popular y pequeño banco de datos de biografías de algunos asociados destacados)

-MUSICA PARAGUAYA.COM  página Web fundada por el periodista Bernardo Garcete Saldivar (original y moderna fuente en Internet, con artículos periodísticos, biografías, canciones y contactos con otras páginas web)

-TEATRO MUNICIPAL (Archivo de recortes de diarios, sobre teatro, música y ballet, entre 1960 y 1980)

-PUNTA CARAPA  “MUSEO JOSE ASUNCION FLORES” (algunas  partituras de música popular de José Asunción Flores)

-MUSEO DE LA MUSICA (de reciente creación, trofeos, partituras y objetos de varios músicos. En proceso de organización)

-ATENEO PARAGUAYO (Creado en 1934 con la fusión del Gimnasio Paraguayo y el Instituto Paraguayo. El Ateneo reunió a ilustres representantes de la intelectualidad nacional, algunos de los cuales lo presidieron impregnándole  notable excelencia, basta recordar a  Benjamín Aceval, Manuel Domínguez, Fulgencio R. Moreno, Juan Sosa Escalada, Juan Francisco Recalde, Hipólito Sánchez Quell,  Juan Boggino, Juan Max Boettner, Honorio Campuzano, Juan Vicente Ramírez, José Esculies, Cipriano Codas, Juan Carlos Moreno González, Alberto Nogues, por citar algunos.(En su Archivo se encuentra la colección de revistas del Ateneo que incluye en cada número artículos sobre música)

OTROS: Bibliotecas de estatales y privadas diversos países así como archivos varios contienen por lo general, referencias históricas –no partituras que representan la principal fuente de documentación para la música- así como libros publicados en el país.


PARTITURAS


Las principales fuentes del siglo XIX constituyen las primeras ediciones de música  paraguaya en partitura.

En 1959 se edita la primera partitura de la que tenemos noticia, y cuya única copia conocida tengo la suerte de poseer. Es la Gran Polka Militar “10 de noviembre” de Dalmiro Costa, dedicada al entonces Brigadier Francisco Solano López.De igual manera en el año 1874 llega al Paraguay, contratado por el gobierno de Juan B. Gill, Luis Cavedagni, barítono, compositor y director de bandas, de origen italiano para reorganizar las actividades musicales en Asunción. Cavedagni trabajó con anterioridad en Buenos Aires y Montevideo. Autor de  numerosas marchas, himnos y canciones. Fue responsable de la más antigua colección de música  impresa en la historia del país. Su  "Album de los Toques más Populares del Paraguay" editado por  A. Demarchi y Cia. en Buenos Aires en 1887. El Album incluye las primeras formas de música y danza del Paraguay, algunas de las cuales han desparecido de la tradición popular. Las piezas que contiene son: Canción Nacional (Himno Nacional),  Palomita, Paloma, Raído tereré (danza paraguaya), Cerro León, El triste (tango), El ciego, London Carapé (danza), To o (danza), Galopa paraguaya (que se toca en ocasión de una feliz noticia o por expansión de júbilo popular), Montonera, Cielo de Santa Fé, Galopa de arpa,  Colorado, Mamá Kumandá y Taitá mandió.

De este Album se editaron 100 ejemplares (1a. Edición) que fueron entregados al Presidente Gill, una segunda edición de 500 ejemplares en 1875 y 2.000 ejemplares en 1877. El Album fue presentado en la Exposición Universal de París en 1889. Las transcripciones realizadas por Cavedagni, adolecen de numerosos errores técnicos, especialmente en lo referente a la escritura de los ritmos populares, recibiendo fuertes críticas en su tiempo.

A estas primeras ediciones siguieron las colecciones de Artistóbulo (Nonón) Domínguez entre 1918 y 1928, editadas por la firma Viladesau.

Otro aporte valioso, aunque desconocido hasta ahora es el de Angel Menchaca (teórico, crítico musical y libretista), su aporte musical, sin embargo recibió reconocimiento en la Argentina, donde fue protagonista de la vida musical. Menchaca nació en  Asunción en 1855. Siendo joven se estableció en Buenos Aires donde ocupó importantes cargos en la administración pública. Fue secretario privado del presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento, estenógrafo del Senado Argentino y colaborador de La Gaceta Musical de Buenos Aires hacia 1886. En 1889 se incoporó como jefe  de la sección de música y teatro del periódico El Sud Americano. Es autor del texto del Sainete Criollo  género teatral derivado de la zarzuela española  Una noche en Loreto con música de Francisco Hargreaves (1849 1900) estrenado en el Teatro Onrubia de Buenos Aires en 1890, y de Los estudiantes de Bolonia (1891). Su mayor aporte teórico lo publicó en 1904 en La Plata su libro Nuevo Sistema Teórico Práctico de la Música, incluía un sistema de enseñanza con teclados. El método fue adoptado durante varios años, en escuelas y colegios de la Provincia de Buenos Aires y la Cámara de Diputados le concedió ese año la suma de 5.000 pesos argentinos para la difusión de su “Sistema Musical Menchaca” en Europa. Expuso su trabajo en la Sorbona de París, donde la Casa Pleyel lo publicó en 1914. El Sistema contemplaba una nueva forma de escribir la música sin el uso del pentagrama. Falleció en Buenos Aires en 1924.

En cuanto a producción bibliográfica el primer musicólogo que ha estudiado, en sus principales aspectos, la música en el Paraguay fue Juan Max Boettner abarcando las culturas indígenas y estableciendo los primeros parámetros para la comprensión del proceso musical de nuestro país. Las publicaciones sobre temas relacionados con nuestra música son escasas, una de las características terribles del gremio constituye la falta de intelectuales. El aporte bibliográfico no alcanza 50 volúmenes en 200 años. Por fortuna en estos últimos años se han incrementado las biografías y autobiografías de compositores e intérpretes como: Herminio Giménez, José Asunción Flores, Agustín Barrios, Mauricio Cardozo Ocampo (con varios libros fundamentales), Demetrio Ortiz, Agustín Barboza, Emiliano R. Fernández, Luis Alberto del Parana, Alberto de Luque, Carlos Federico Reyes, Pura Agüero Vera, Sofía Mendoza y otros. 


REVISTAS Y CANCIONEROS


Finalmente me referiré a un fenómeno, que podrá aparentar de menor interés para una exposición como la presente, pero que representa la relación más auténtica entre el creador y su público: Las Revistas y Cancioneros

La mayoría de las publicaciones, salvo las revistas y cancioneros dedicados al folklore, tuvieron vida efímera, a veces por años,  y con dificultad alcanzaron la década. Entre 1896 y 1909 se publicó la revista del Instituto Paraguayo que incluía en cada número importantes artículos sobre música. A partir de 1921 se editó en Yaguaron la Revista Ihsoindih (luego Ysoindy) bajo la dirección de Juan Manuel Avalos; entre cuentos, poesías, datos históricos e informaciones generales, se refería a la música del momento.

El 22 de julio de 1922  Félix F. Trujillo fundó el más importante de los denominados cancioneros, Ocara Poty Cuemi, publicación que llegó a contar con una tirada de hasta 22.000 ejemplares en las décadas del 30 al 40. Sus primeras ediciones contenían verdaderas primicias literarias de Manuel Ortíz Guerrero, Emiliano R. Fernández, Félix Fernández, Darío Gómez Serrato y otros asiduos colaboradores de la revista. Durante la guerra del Chaco miles de ejemplares fueron enviados para alentar a los combatientes en el frente.  Su edición promedio era de tres números por año, tirada que continuó hasta 1984 bajo la dirección de Alicia Medina Vda. de Trujillo, nuera del fundador. Esta publicación contenía fundamentalmente letras de canciones folklóricas, biografías de compositores e intérpretes paraguayos  y temas de carácter histó-rico, contribuyendo a la difusión del cancionero y la poesía en idioma guaraní.  De un total de 252 números editados a partir de 1945, a partir del número 113 comenzó la edición en colores, incluyendo en sus páginas breves semblanzas de autores e intérpretes.

Sobre aspectos relacionados a la música indígena  se pueden obtener informaciones en algunos números de la Revista de la Sociedad Científica del Paraguay. Entre 1925 y 1929 se editó la revista Mundo Paraguayo (Revista Mensual Literario Comercial) bajo la dirección de Luis Pezzini, en hecho inédito y no repetido en la posteridad, la misma incluía en cada número, partituras para piano de música popular de compositores paraguayos y diversas recopilaciones del cancionero anónimo. El 30 de mayo de 1942 se inició la publicación de la revista Ysyry, de canciones folklóricas y poesías en guaraní. Fue su fundador el poeta José Cantero Frutos, y continúa en la actualidad bajo la dirección de Nicolasa Vda. de Cantero Frutos. Entre 1942 y 1956 se publicó la revista del Ateneo Paraguayo, sobre Letras, Artes y Ciencia, incluyéndose en sus páginas importantes trabajos musicales a cargo de destacados musicólogos y compositores como Juan Max Boettner, Juan Carlos Moreno González, Alfred Kamprad y otros. En la década de 1940 la Agrupación Folklórica Guaraní  fundada en Buenos Aires editó varios números de la revista Paraguay, distribuida entre sus más de dos mil socios.  Autores Paraguayos Asociados (APA), en los primeros años de su fundación a partir de 1951 publicó su Revista Musical, de edición mensual, luego trimestral hasta 1958, año de su muerte cuando el gobierno decretó la intervención de la institución. El 12 de marzo de 1952 salió a la luz pública,  la revista cancionero Eireteñú que continúa en la actualidad bajo la dirección de Dolores Bello Vda. de Nuñez, luego apareció la Revista Oficiosa al Servicio del Arte Nativo: Purajhei Guaraní, bajo la dirección de Feliciano Santa Cruz y a partir del 30 de noviembre de 1953, Francisco Agüero Thompson editó la revista de canciones folklóricas Ñaneretá, con ediciones mensuales hasta 1988, año del fallecimiento de su fundador. En 1953 hizo también su aparición la Revista Folklórica Paraguaya Kuarajhy, dirigida M. Verón de Astrada y a partir de 1955 la revista Reminiscencias. De más reciente y variada existencia son: Cuñá Guaraní, a partir del 10 de abril de 1987 bajo la dirección de Chelita López, de la ciudad de Lambaré;  Paraná, revista de canciones populares dirigida por Braulio Medina; Yvytú de edición semestral, desde 1989, bajo la dirección de Lucio Avila. En 1991 reaparece la revista Reminiscencias fundada por Marino Barrientos el 12 de Junio  de 1955.

En Buenos Aires se editó desde 1978 la revista musical América Folklórica y Cancionero Paraguayo bajo la dirección de Pedro Pablo Alvarez.
Con esta breve exposición rindo mi más sentido homenaje a esta prestigiosa Academia Paraguaya de la Historia y recibo con honor la distinción de Académico de Número.

Quiero finalizar recordando un pensamiento del célebre Albert Einstein:“Un hombre de éxito es aquel que recibe muchísimo de su prójimo, casi siempre incomparablemente más de lo que corresponde al servicio que presta. Sin embargo, el valor de un hombre debería verse en lo que da y no en lo que es capaz de recibir”. Mi intención personal es seguir dando cada vez más.

Muchas gracias

Fuente: espacio web del autor http://www.luisszaran.org/

(Publicado 03/09/2007)

 

 

 

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