ROBERTO HOLDEN JARA

APUNTES BREVES SOBRE UN SOLDADO ARTISTA

Ensayo de CARLOS SOSA RABITO

Muchas veces recordado más como pintor de paisajes e indios del Chaco paraguayo, Roberto Holden Jara dejó, además, todo un vigoroso acervo de imágenes –paisajes y retratos- de lugares y personajes puntuales de la contienda chaqueña (1932-1935), acontecimiento histórico que marcó parte de su vida de joven artista y que quedaría registrado en la expresividad de la forma plástica.

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Autorretrato

Nacido el 24 de junio de 1900 en Asunción, de padre inglés y madre paraguaya, descubre pronto  su predisposición natural hacia la forma del arte visual. Sus inicios tempranos fueron luego orientados por Héctor da Ponte [1] y,  en 1922, asiste a clases de arte en la Mutualidad de Estudiantes de Bellas Artes de Buenos Aires. En 1924 está becado en Europa y estudia dibujo y pintura en la Escuela Superior de San Fernando en Madrid. El  beneficio de la beca le fue suspendido en 1925; situación que fue zanjada gracias a la intercesión de reconocidos personajes de la cultura europea de entonces: Eduardo Marquina, Romero de Torres, Moreno Carbonero, Cecilio Plá, Mateo Inurria,  Alberto Giraldo y Vargas Vila apelaron por la reanudación de la  asistencia, merecida si se  consideraba el talento y la ética del becario paraguayo. Después de una favorable recepción de la solicitud, Holden Jara puede visitar y estudiar en Italia y Francia. En el año 1926 retorna a Asunción y significó su integración al pequeño mundo artístico local, en el que le cabría una particular y trascendente participación como ciudadano, artista y maestro.

El retorno es inestable. Por una parte, apenas permanece en Asunción para después trasladarse a la región del Alto Paraguay, experiencia que le permite mirar todo un mundo natural y cultural con ojos inquisidores del artista ávido de creación de mundos alternativos. Con referencia a esto, Arturo Alsina [2] apunta que “…se dirige de inmediato al Alto Paraguay, donde se pone en íntimo contacto con la virgen naturaleza, con los indios, los peones, la mujer laboriosa y sufrida, con la , de que habló el poeta Almafuerte” (142, 1983). Por la otra, es el año de su primera exposición individual en el Gimnasio Paraguayo.

Llevó a cabo varias exposiciones individuales y colectivas en el Paraguay y el extranjero; por ejemplo, la de 1928 en Posadas, Argentina; en 1933 forma parte de una colectiva en Buenos Aires, en la que está ausente por encontrarse ya enrolado en filas paraguayas en la conflagración contra  Bolivia; en 1941 presenta en el Salón de la Alianza Francesa las pinturas de indígenas, género, para decir con Josefina Plá, que presenta cabezas de indígenas de distintas colectividades: Macás, Chamacoco, Matacos, entre otros [3] ; en 1953 integra el grueso de aristas que representa  al Paraguay en la Segunda Bienal de Sao Paulo, Brasil; dos años después está, en la misma ciudad, con la primera Retrospectiva de Arte Paraguayo. Su obra constituye el acervo de instituciones museísticas y colecciones privadas, dentro y fuera del país.

Del 25 de junio al 17 de julio de 1981, en Casa Taller, Galería de Arte, se llevó a cabo la muestra de obras del artista, en el marco de la exposición denominada La GUERRA DEL CHACO EN LOS DIBUJOS, DOCUMENTOS DE: ROBERTO HOLDEN JARA; exposición que hizo público el acervo desconocido de esta significativa producción plástica nacional. Para la ocasión escriben Livio Abramo y Antonio E. González. Del segundo, recogemos parte del texto de presentación que subrayaba aspectos personales y artísticos específicos de Holden Jara. Iniciando el texto, nos dice:

 “Una de las facetas de la personalidad de Roberto Holden Jara, probablemente pasada por alto o quizá ignorada por sus amigos y admiradores, es su actuación como soldado, no sólo en la defensa del Chaco, sino también en lides de carácter político. Me atrevo pues a escribir recordaciones que se refieren, no al artista  precisamente, sino al ciudadano Roberto Holden Jara o más bien dicho y para ser más preciso, al capitán Holden Jara. Pero en este punto cabe un esclarecimiento, y es que en ningún momento…, Roberto Holden Jara dejó de ser un artista enamorado del paisaje, del hombre y de la vida como expresión de valores eminentemente subjetivos”.[5]

Campañas y campamentos militares, la vida y acción soldadescas, el paisaje tanto como naturaleza y como escenario de la vida y la muerte, son capturados por el trazo firme y resuelto del soldado artista: el lápiz, la carbonilla y el color esbozan sobre papel diario, cartones de embalaje y hojas de Parte Diario retratos, paisajes y escenas del más puro género histórico, género domeñado por la impronta de la improvisación y la emoción profunda.

Holden Jara, como muchos artistas de la historia, documentó con la imagen del arte las penurias de la guerra, al tiempo de desarrollar una de las posibilidades del compromiso entre lo social y lo artístico. Por ello, el retrato de un soldado [6], una reunión de camaradería, una floresta espinosa y chata, una balacera asesina, no sólo son hechos plásticos, sino la estética profunda del momento límite, la identidad,  la solidaridad y la causa  humanas.

Después de hacer familia y amigos, de fundar instituciones [7] y de una dedicación apasionada por el arte, Roberto Holden Jara muere el 9 de febrero de 1984.

Ypacaraí, julio de 2012. Carlos Sosa