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Mónica González

  ¡A LA MESA! 1999 – 2012 - Intervención de MÓNICA GONZÁLEZ


¡A LA MESA! 1999 – 2012 - Intervención de MÓNICA GONZÁLEZ

¡A LA MESA! 1999 – 2012

Intervención de MÓNICA GONZÁLEZ

Colección CENTRO DE ARTES VISUALES/ MUSEO DEL BARRO

Asunción - Paraguay

 

 

Obra Itaú del Mes de Mayo:

obra ¡A la mesa! de Mónica González

 

 

 

 

 

La instalación de Mónica González realizada en 1999 y titulada ¡A la mesa! consiste en una mesa dispuesta en el centro de una habitación para recibir a comensales. El mueble está rodeado de sillas diferentes y contiene en su centro una jarra de agua y, en torno a ella vasos rotos y trozos de los mismos. A cada comensal le está asignado un pegamento distinto: tiene, así, posibilidades de reparar el vaso y beber el agua. El planteamiento de la obra se desarrolla a partir de las ideas  de diferencia   y comunidad, es decir, en torno a la cuestión de lo individual y lo general en la solución de problemas que afectan a unos y otros por igual. En la iconografía de Mónica, el agua se encuentra siempre trabajada en cuanto figura de claridad y transparencia; es la cifra del bien común buscado, el principio del cual podrán nutrirse todos y coparticipar cada quien a su manera . Componer los vasos trizados  para beber el agua también supone un desafío personal y conjunto: el reto que implica todo intento democrático de articular el sentido de cada uno y el objetivo de todos, de conciliar las posiciones y los modos particulares  con las tareas colectivas.

Trece años después, ahora en 2012, Mónica vuelve sobre esta obra y la replantea en una escena específica, diferente: una sala del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro donde se exponen de manera permanente pinturas de Ignacio Núñez Soler. Son pinturas específicas: los grandes retratos de personajes admirados por el pintor por la radicalidad de su militancia política, la constancia de su compromiso público, su aporte al arte y la cultura, su presencia en la memoria privada o el puro valor de su destreza o su belleza. Así, los rostros de grandes figuras de la historia nacional (o universal, en algunos casos) conviven con los de la micropolítica, la biografía personal, la devoción, el tributo o el respeto particular, y conforman una heterogénea galería de semblantes vueltos provisionalmente anónimos por el poder de la imagen. Se conforma, entonces, una platea de espectadores que, ubicada desde alturas diferentes según los requerimientos de sus grandes formatos, aparecen enfrentados en primer lugar entre sí, porque ocupan muros en parte contrapuestos, y, en segundo, encarados  al público del museo, con cuyos asistentes intercambian miradas cruzando tiempos y lugares de enunciación inconciliables.

Mónica González instala una mesa en el centro de la sala  cubierta de grandes óleos de modo que la misma ocupa un espacio mediador, un obstáculo o un señuelo para las miradas de los retratados y para la de los asistentes, una interferencia para la pulsión visual, de por sí interferida por intersecciones complicadas. Sobre la mesa, un mantel blanco y ocho vasos quebrados, dispuesto cada cual ante una silla. En el centro, como único punto lumínico una jarra de vidrio cargada hasta la mitad de agua. Al lado de cada vaso roto, un pomo de pegamento para restaurar cristales. Como en la obra anterior, las todas las sillas son diferentes entre sí.

Pero ahora, el desplazamiento del lugar, la carga significativa que emite el espacio nuevo, fuerza otras lecturas  de aquella obra sin anular sus connotaciones primeras. La jarra, llena hasta la mitad, puede señalar lo que contiene o delatar lo que le falta: puede marcar la esperanza del principio vital o la amenaza de su ausencia inquietante. Expectante, una galería calificada, investida por la fuerza de la pintura o el aura de cada personaje, asiste a una escena detenida, sujeta por un instante a la detención que produce la mirada, pendiente de la inminencia de la presencia o la falta. Hay mucha mirada en juego, mucho deseo cruzado: la obra no puede más que plantar un escenario y remitir a un tercer puesto de observación. El que ocupan no sólo los personajes pintados y el público que los contempla como figuras de un cuadro, sino, ahora, la posición de quienes se enfrentan a la obra y observan el juego de las miradas, apuestan por la mitad vacía o llena de la jarra, la posibilidad de que los vasos puedan ser restaurados, el anhelo de un acontecer sustraído a cada ojeada. 

Pero  los significados no pueden ser literales; indican apenas señales de situaciones que son mucho más enrevesadas en cuanto involucran el deseo y comprometen los significados plurales que adquiere el rito para cada oficiante . Quizá los vasos repuestos  ya no puedan contener el agua entera: quizá se escurra  ésta  entre los intersticios de un arreglo provisional que jamás logrará saldar las fracturas ni restañar las heridas .Tal vez uno pueda ser herido en el intento por el filo del cristal roto; tal vez otro desista del empeño de arreglar la pieza o simplemente no quiera hacerlo. Estos son los riesgos de cualquier intento compartido. Y los costes de la comunicación y el lenguaje; una mesa es también una escena de controversia y de búsqueda de consenso; si cada quien tiene sus motivos y esgrime sus razones, todas las salidas son posibles.  Es que, así como el lenguaje es el sitio de la convergencia y el desencuentro, así el sentido, la clave oscura que estará más allá de lo que cada uno quiera y de lo que el otro espera.

Ticio Escobar

Asunción 1999-2012

 

 

 

 

BREVE BIOGRAFÍA

 

Nació en Asunción en 1952. Desde 1971 toma clases con Livio Abramo y Edith Jiménez, Olga Blinder, Luis Felipe Noé, Dorothe Willert, entre otros. Integró el grupo de artistas El Aleph. Participa de diversas exposiciones colectivas y bienales internacionales como las de Sao Paulo, Mercosur en Porto Alegre, Venecia, La Habana, el festival de Medellín y Johannesburgo. Realiza además exposiciones individuales tanto en el país como en el extranjero. Su obra se encuentra representada en el CAV/Museo del Barro y en colecciones privadas del Paraguay y el exterior.

 

Fuente digital : http://www.museodelbarro.org 

Enlace actualizado a Junio 2012

 

 

 

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