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Adriana González Brun

  EL TEMA SOCIAL Y POLÍTICO EN LAS INSTALACIONES DE ADRIANA GONZÁLEZ BRUN - Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN


EL TEMA SOCIAL Y POLÍTICO EN LAS INSTALACIONES DE ADRIANA GONZÁLEZ BRUN - Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

EL TEMA SOCIAL Y POLÍTICO EN LAS INSTALACIONES DE ADRIANA GONZÁLEZ BRUN

Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

 

 

 

 

 

 

Las “situaciones límites” por las que pasa el ser humano, en especial el paraguayo son gene­ralmente el motivo de mi trabajo. El lector de la obra forma parte de ella. Muchas veces incluso está inmerso en la misma, puede recorrerla y sentirla a través del tiempo. La relación de escala se vuelve fundamental, así como el significado intrínseco de los materiales y elementos, inclu­so las connotaciones que pueda tener en una cultura determinada. Con el paso del tiempo la aprehensión del sitio, donde será montada la Instalación, sus olores, sus sonidos y la partici­pación de otras disciplinas artísticas se vuelven cada vez más prioritarias en la realización de estas instalaciones, esculturas habitables, o arquitectura efímera.

Las reflexiones de la artista sobre su obra de tendencia instalacionista ilustran la confluencia de variados aspectos y particularidades propias de una Instalación como ser, el papel protagónico del espacio continente en la conformación de la obra, la participación activa del espectador, la inclusión de nuevos elementos que tienen la capacidad de activar los sentidos del mismo. Ha­bla de sus estrategias compositivas cuando se refiere a la herramienta visual de la escala, a la expresividad propia de materiales y elementos con los que conforma su obra y señala también las interferencias de la arquitectura y el urbanismo.

Debo decir que es difícil definir el límite entre mi obra artística y la arquitectura. Siempre me interesó trabajar lo tridimensional, hago instalaciones desde 1984 cuando empiezo a exponer en forma colectiva y desde el 90, lo hago de manera individual- expresa la misma. Anteriormente, entre múltiples actividades toma cursos en el Centro de Estudios Brasileños con el profesor y artista Livio Abramo, asiste a otros cursos de pintura, grabado, diseño y con Hermann Guggiari trabaja la escultura. Es una de las fundadoras de la Asociación “Gente de Arte” en el Paraguay. Sobre la Instalación opina:

Es una manera de expresar, dentro del campo de las Artes Visuales. Tiene varias peculiarida­des, por lo general es efímera y se trabaja mucho con relación al sitio donde va a ser expues­ta. Y por otro lado pienso que este tipo de manifestación artística tiene mucho que ver con el concepto, más allá de la técnica. (Comunicación Personal, 2002).

En su obra “Basura, Información”, a medio camino entre el objeto y la Instalación, Adriana González dispone en el espacio un objeto de escala monumental que transforma los espacios del Centro Cultural de la Embajada del Brasil en Asunción. Presenta un gran contenedor de basura de cuatro metros y medio de altura, realizado con varillas y tejido metálico, lleno de pa­pel periódico arrugado, estrujado, en cuyo discurso proposicional transmite una postura crítica contra la tergiversación de la información a través de los medios de comunicación. Reflexiona en esta propuesta sobre el papel de los medios de prensa, recupera el exceso que la profusa información provoca y reacciona contra aquellos que se ponen al servicio de intereses económi­cos y políticos. Trabaja el tema de los efectos de la saturación y bombardeo de los mass-media, sobre todo de la prensa que manipula la opinión pública de las masas. Las consideraciones de la artista recuerdan al francés Jean Baudrillard quién habla de la realidad que han montado los medios como “simulacro”, al crear imágenes alternativas de la misma realidad.

Los omnipresentes medios de comunicación, lujos por su parte de la era tecnológica, llevan a los hogares noticias de todo tipo. Si bien han aumentado el nivel informativo sobre los hechos, no son pocos los que afirman que han embotado la sensibilidad y la capacidad perceptiva del hombre. De ahí que se considere la realidad reproducida por los medios mecánicos y elec­trónicos como una especie de espectáculo teatral. La comunicación, esa instancia superior que intenta planear sobre las mentes, es la que actúa como fuerza gravitatoria y permite la existencia de realidades muy distintas y contrapuestas.

Ante una misma realidad cada medio dice lo que quiere y se encuentran diferencias según los intereses -sigue explicando la artista. Según expresa Arnold Hauser cuando se refiere a los medios de comunicación: Constituyen parcelas de la realidad que nos rodea, que determina nuestras posibilidades, indica la dirección y límites de nuestros objetivos; son productos y sín­tomas de la economía industrial, mecanizada en su estadio final (1983, 843)

Pero los bollos-símbolos de papel diario, tirados, arrugados, no carecen de valor como pare­ciera a simple vista, pues son elementos que utiliza la artista para reflejar el acto de rebeldía, un gesto enérgico de rechazo, contra la manipulación que ejerce la prensa sobre la opinión pública. Los bollos de papel tirados al basurero, movilizan significados, entre ellos el de los des-hechos, no sólo como contaminación sino también como contenido. El gesto subya­cente de Adriana González recuerda a los gestos simbólicos de las enérgicas pinceladas de los expresionistas alemanes que se revelan contra toda técnica, deforman y distorsionan sus imágenes para expresar su disconformidad con el orden social.

La persona debe tener capacidad de discernimiento, que no siempre tiene, pues realmente el tema de la prensa se convierte en el poder principal, todo lo que opinamos y sabemos es generalmente a través de los medíos de información. Así, reflexiona y pone en tela de juicio las contradicciones de la sociedad paraguaya y del mundo y establece en sus trabajos artísticos un significado de crítica social. El basurero sencillo, sin artificios, evoca a aquellos nostálgicos y elementales cestos de basura como opuestos al mundo industrial, aquellos que ya casi han desaparecido. Un objeto de la realidad cotidiana creado por la artista que incluye a otros crea­dores en su realización.

En esta obra juega y utiliza el recurso de la escala, con la cuál logra una mayor aprehensión vi­sual. -Es una especie de tótem de Dios -dice- al referirse al elemento vertical que se eleva hacia el infinito y se asocia a la idea del bombardeo de información omnipotente, casi imposible de eludir. Una herramienta visual valiosa con que juega la artista para lograr efectos visuales y de significado consiste en la relación de tamaño del objeto con el campo visual y con la escala hu­mana. El cambio de escala es un recurso muy utilizado por los artistas instaladores y se extien­de en este caso a la actuación espacial de la forma y la exageración como estrategia retórica. El factor más decisivo en el establecimiento de la escala es la medida del hombre mismo. La proporción tiene importancia vital en la manipulación compositiva del espacio. Adriana Gonzá­lez enfatiza el tamaño creando una hipérbole, que desborda los límites de la verosimilitud en la presentación icónica del objeto instalado en el espacio en función del efecto perseguido y de la idea subyacente. Mediante la escala logra modificaciones visuales y devuelve al espectador el exceso y la alteración del presente.

“Basura- información” se refiere al tema de la polución en dos niveles de significado no sola­mente de la polución ambiental sino también de la contaminación mental. Es la obra menos práctica de transportar, pero es la más viajera... La obra viaja a Montevideo, a Porto Alegre, a Cuba, ...empieza a convertirse en una especie de hito.., con la cuál me relacionan mucho - señala la artista.

Pero otras fuerzas actúan también sobre sus Instalaciones. Los sistemas políticos son sin duda, de gran influencia en el desarrollo de las artes. La obra de Adriana González es otra de las propuestas contestatarias que reflejan inquietudes de índole político. Es casi una constante en mi obra el trabajo con el tema social y político, no sólo con la Instalación sino desde antes, cuando trabajaba, más que nada en grabado, en pintura y otra fase de escultura, siempre tuve interés en el tema social.- comenta la artista. Recuerda sus primeras obras realizadas en el taller de Livio Abramo, donde trabaja el tema de los poderes del estado y de la gente que tiene influencia en el medio. En su primera obra en esa dirección “Que tu mano derecha no vea lo que hace tu mano izquierda” propone el tema de la falsedad y obtiene un premio en E.E.U.U. Su xilografía “Compartiendo el mismo aire” trata sobre la jerarquía y del encubri­miento del poder. Un hilo conductor que se desplaza hacia los aspectos sociales y políticos. Al respecto, Livio Abramo señaló: ...Adriana González tiene una precoz inclinación por la sátira moral y social. Sus imágenes -de fuerte síntesis formal- revelan un plácido y condensado espíritu crítico... (Asunción, 1985).

En su Instalación “La República” articula un discurso político acerca de la burocracia del es­tado y el cinismo de aquellos que dictan normas y deciden los destinos humanos desde el poder. La crítica de arte Vicky Torres moviliza significaciones diciendo: En la Instalación de A. G la república viste los colores de la bandera. rojos, blancos y azules anudados en burocráticas corbatas, que son lazos y son armas y que como armas, pueden ser sentidos por quiénes debajo de esta gran maquinaria, sienten su presencia y su peso, su sombra omnipresente. (Catálogo, Adriana González Brun CAV/Museo del Barro)

También en la Instalación “Ofrenda” propone una situación artística, trabaja con un grupo de candelabros y velas montadas en la pared y el tema del reflejo con el espejo que coloca en frente. El título tiene una profunda connotación política. -Ya nos sentimos defraudados tantas veces, ya nos cortaron la esperanza, nos mintieron una y otra vez que llega un momento en que racionalmente ya no podemos esperar nada, entonces nos quedan muy pocas opcio­nes, una de ellas es esperar el milagro de un tiempo mejor, explica la artista . Pero en el acto de prender una vela, subyace un ritual y se vincula con el fervor religioso de la cultura. Con “Ofrenda” la artista crea un cálido espacio, iluminado por la esperanza de un milagro. Utiliza aquí elementos efímeros que tienden a desaparecer, la obra cobra su momento álgido cuando las llamas están encendidas.

Sobre esta cualidad de las instalaciones opina: -La Instalación puede ser efímera, puede estar en un espacio público y de repente puede desaparecer- afirma Adriana González. En esta Instalación trabaja también el recurso del reflejo con el espejo que coloca frente al portavelas, objeto de orden simbólico que no sólo refleja los rasgos del individuo, sino que parece expre­sar también todo un orden social en la conciencia individual- dice Baudrillard.

La artista enfatiza y da importancia a la implicación y participación del espectador dentro de la obra. El mismo, en sus instalaciones, puede encender y substituir una vela, puede atrave­sar laberintos de tiras de goma elástica tensada , puede sentir sensaciones como el calor, percibir olores, o habitar y recorrer en el espacio deconstruido de la galería. Sus obras cobran sentido en la medida en que el espectador es rodeado por el espacio y modifica la obra con su presencia, con tantas lecturas como participantes haya. En él se concreta la obra. De esta manera involucra al observador como participante, más que como simple espectador e incita a una participación total que moviliza las capacidades y facultades contemplativas, perceptivas y locomotoras del ser en su totalidad. Una cualidad intrínseca, única, que sólo la Instalación es capaz de crear.

Subraya la importancia y su interés en el espacio, Adriana no sólo erige un objeto en el es­pacio, sino también propone un lugar, un ambiente .-Trabajo el espacio arquitectónico como Instalación y es muy importante para mí que el espacio se sienta- dice la artista- explicando las interferencias entre los géneros espaciales.

Con su narrativa visual, “Profundamente leal a su infortunio” interviene y deconstruye el espacio de la galería a la manera del artista japonés Kawamata. Una intervención en el espacio arquitec­tural o un montaje/desmontaje. Con andamios de construcción crea una estructura cuyas dia­gonales inestables generan tensión e inquietud y señala un trayecto en donde se instalan figuras humanas hechas de vidrio hundidas en la tierra que parecieran marchar hacia una búsqueda.

Al decir de Ticio Escobar. ... una travesía dramática y radical... El camino que muestra la obra de Adriana, la gesta que narra su Instalación parece apuntar tanto a la utopía como a la fatalidad de la errancia. (Catálogo de la exposición “Profundamente leal a su infortunio” julio, 1998).

De nuevo introduce al espectador en un laberinto que apunta a las sensaciones visuales, táctiles, olfativas y emocionales del mismo. El humo, los sonidos, aromas, la iluminación, son elementos que contribuyen a crear un ambiente que se desmorona o es imposible de construir. No hay manera de sustraerse al desconcierto, al miedo, a la incertidumbre ante las vigas a punto de derrumbarse, lo que acelera el paso del participante de la obra, como queriendo encontrar la salida a la situación que plantea la artista. Adriana pretende concientizar sobre la presencia del espacio dramático, envolvente en el que se vive distraídamente, a través del ambiente fragmentado en ángulos, de las zonas difusas, en el caos formado por la disposición de los andamios que transmiten la fragilidad, la falta de equilibrio y por qué no los sueños frus­trados del país. Una propuesta ambiental reflexiva traslada al espacio de la galería e implicada en propuestas de impugnación.

Una alianza plástico- literaria, el texto del escritor paraguayo José Carlos Rodríguez – “El ciuda­dano paraguayo es profundamente leal a su infortunio” sirve en esta obra de soporte simbólico al espacio plástico. Para la Instalación un detalle significativo es la iluminación, elemento que se suma a crear la atmósfera que la artista precisa. Es como si las fuentes de luz, en diversos puntos estratégicos fueran todavía un recuerdo o una esperanza que da un valor singular a los hombres, que crea sombras, penumbras e inventa presencias. El elemento que quiere iluminar hasta el último signo de irradiación interior del deseo humano.

De acuerdo a las percepciones propias de los códigos instalacionistas para la artista es im­portante el valor intrínseco y las posibilidades significativas de los materiales que utiliza. Centra sus investigaciones sobre todo en el vidrio, material que ofrece oportunidades a su estética. El vidrio -según Baudrillard- es el material del porvenir, que da fundamento a la transparencia y por consiguiente el material y el ideal que hay que alcanzar. Por lo demás hay en el vidrio un simbolismo de un estado secundario, de congelación (1997), interpreta el citado autor.

Con las instalaciones de Adriana González se verifica también la apertura y la transdiciplina­riedad propia del arte contemporáneo cuando se implica en otros ámbitos, como el de las empresas, el diseño, el urbanismo. Crea una obra plástica instalando sus pequeñas figuras humanas de vidrio, metal y resina ante un automóvil, un símbolo de status y juega con la escala reducida de las esculturas para significar el desequilibrio del hombre disminuido ante las cosas y antes los fetiches del consumo.

Al decir de Baudrillard, en su “Sistema de los Objetos” (1969): La posesión del automóvil es to­davía más una especie de cédula de la ciudadanía"... fundado en el milagro del desplazamien­to, la velocidad...la intimidad del automóvil es la del metabolismo del tiempo y del espacio... El título de su Instalación que cruza las fronteras del arte y cuestiona la autonomía del mismo implicándose con el espacio del marketing reza así... “Auto poderoso, grande y rojo. Peatón, don pueblo, chico, blanco, negro o mestizo...”. Signos que hacen emerger la compleja dinámi­ca cultural propia de estos paródicos tiempos. Las instalaciones de Adriana González pueden ser consideradas como un lugar de encuentro entre el espacio físico, los elementos que utiliza y ese otro espacio heidegeriano “vital”, que incluye al hombre y sus relaciones con el entorno social y consigo mismo. Una mirada crítica a la realidad social y política de compromiso con el destino humano y los procedimientos propios del lenguaje del arte.

 

 

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EL "ESPACIO VITAL" EN LAS INSTALACIONES

DE SIETE ARTISTAS PARAGUAYOS

Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

Con los auspicios del FONDEC

Asunción - Paraguay

Marzo, 2012 (124 páginas)

 

 

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