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JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA (+)

  ADQUISICIONES DIVERSAS - GOBIERNO DE CARLOS A. LÓPEZ (Por JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA)


ADQUISICIONES DIVERSAS - GOBIERNO DE CARLOS A. LÓPEZ (Por  JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA)

ADQUISICIONES DIVERSAS DURANTE EL GOBIERNO DE CARLOS A. LÓPEZ

Por  JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA

 

Enlace al documento:

ARTILLERÍA y MARINA DE GUERRA

 

3. RIFLES Y FUSILES.

Las gestiones hechas en el exterior para la adquisición de rifles y fusiles para el ejército, en los preparativos para el gran conflicto del 65, son las que, en síntesis, demuestran las siguientes correspondencias del gobierno paraguayo de la época con sus agentes en el extranjero.

En la misma nota del 20 de noviembre de 1862 a los ingenieros de Londres en que se hablaba de la muestra de cañones rayados, también se mencionaba muestras de armas de fuego, para ser seguramente fabricadas en nuestro arsenal. Entre tanto, en 1º de agosto del mismo año se adquirió 890 fusiles de fulminante, por intermedio del teniente coronel de ingenieros don Francisco Wisner, a quien se abonó a razón de 9 y medio patacones cada uno, pagándosele 5.000 pesos en metálico y 5.568 pesos con 6 reales en billetes.

En 30 de julio de 1868 el agente paraguayo en Montevideo don José Brizuela envió una propuesta de venta de 3.500 fusiles de fulminante al precio de 6 patacones, de la misma partida y clase que el año anterior compró el gobierno a 10 patacones y de la que el gobierno uruguayo acababa de adquirir 1.500 a razón de 6, propuesta que fue aceptada (nota del 21 de agosto). El nuevo oficio del mismo del 16 de septiembre sobre el particular, en el que rectifica la cantidad ofrecida (3.200 en vez de 3.500), expresa que dicha partida debía ser entregada en Montevideo y no en Asunción como exigía el gobierno, y agregaba que con el aspecto que van tomando los sucesos políticos en el Río de la Plata, y la necesidad de armamento que pueda haber con la conflagración general que amenaza. “las casas no se muestran dispuestas a ceder, y si más bien a una alza de precios, porque creen de fácil salida el artículo”.

En otro oficio posterior, del 21 de enero de 1864 al mismo agente, se le devuelve la muestra, y se desestima otra oferta de 3.000 fusiles a la Minié al precio de 9 pesos y 3.000 fusiles de fulminante al precio de 7 pesos cada uno.

En cambio, en 16 de junio del mismo año se le urgía la remisión por los vapores de la carrera “Paraguaí” e “Igurey”, de los fusiles comprados en Montevideo.

Casi simultáneamente, en 6 de julio, se comunicaba Egusquiza en Buenos Aires, haberse aceptado la oferta de armas (1.200 fusiles a 10 pesos y 408 a 14).

En 21 del mismo mes se volvía a escribir a Brisuela respecto de una nueva oferta de rifles a 15 pesos y en igual fecha se contestaba a los señores Blyth de Londres respecto de la compra de armas portátiles.

Pocos días después, en 6 de agosto (1864) se acusaba recibo a Egusquiza de los fusiles y rifles, adquiridos con rebaja de cuatro reales cada uno, al mismo tiempo que se le comunicaba la no aceptación de otra partida ofrecida de 600 fusiles de calibre 7 ½ y 8 por su mala calidad, según el reconocimiento técnico y las pruebas hechas en el arsenal.

En igual fecha, se oficiaba a Brizuela manifestándole que faltaban 100 fusiles de los enviados para completar los 5.000 adquiridos por su intermedio, habiendo entre ellos algunos defectuosos.

En 21 del mismo mes de agosto a los ingenieros de Londres se tomaba nota de que por el vapor “Ona” de la línea de Liverpool venían para el gobierno paraguayo 500 rifles, de Enfield, cuyo recibo se comunicó oportunamente al cónsul Caminos en nota del 21 de septiembre.

En otro oficio de esta misma fecha a Bareiro en París, se le hacía saber haberse recibido por el .Paraguarí. los rifles venidos por el “Galileo” de Inglaterra que salió el 2 de julio, así como una factura total de 2.941 libras y 8 peniques agregando que “sería muy deseable que estos armamentos sean recibidos cuanto antes, ante los graves acontecimientos que se van desarrollando en el Río de la Plata y la actitud hostil que está asumiendo el Brasil contra la república Oriental del Uruguay, con peligro de los intereses generales de esta república”.

Aludiendo seguramente a esta nueva remesa se decía a los agentes de Londres en 6 de octubre siguiente no haberse recibido aún los rifles antes anunciados.

Con respecto a las armas modelo Enfield (1.200 fusiles) embarcados en agosto y septiembre, se volvió a escribir a Bareiro en 21 de octubre, y en la misma fecha se avisaba a Egusquiza sobre su llegada el 1º de dicho mes por el vapor “Repler” de Liverpool y trasbordadas a las goletas argentinas “África” y “Flor Correntina” y vapor “Paraguarí”.

En otra nota de Egusquiza del 6 de noviembre se hace mención de una partida de 50 cajones de rifles que vienen por el vapor “Paraguay” y que según un nuevo oficio al mismo, del 20 de dicho mes en respuesta a un aviso del 2 se recibieron el día 16 por el “Igurey” habiendo traído el “Paraguarí” otros 56 cajones de rifles.

Al finalizar el año 1864, en nota del 3 de diciembre a Bareiro, se le acusaba recibo de una carta del 24 de octubre con factura de 1.400 fusiles, remitidos por el vapor “Uruguay” (probablemente son los que en la anterior anotación figuran como venidos por vapor “Paraguay”), a la vez que se le daba orden de “suspender las remesas por cuenta del Estado hasta que pase la actual situación del Río de la Plata”. Se le comunicaba en la misma nota que el día 14 del corriente partió la expedición al mando del coronel Barrios por la vía fluvial a operar sobre la fortaleza de Coimbra y la provincia brasilera del Alto Paraguay y que otra expedición va por la vía terrestre al mando de Resquín.

“Dentro de breves días, añadía, esperamos recibir noticias de que nuestras tropas han destruido aquella fortaleza y ocupado la provincia”.

Todavía en 27 de febrero del año siguiente (1865) a Egusquiza se le avisaba de unas muestras de armas que debían recibirse de Nueva York.

Completarán estos apuntes relativos a armas de fuego las gestiones para la adquisición de carabinas, y luego las de arma blanca.

 

4. CARABINAS.

Con este capítulo se completará las indicaciones relativas a la adquisición o pedidos de armas de fuego en el exterior en los años que precedieron a la gran guerra del 65 al 70.

Habiendo referido las gestiones referentes a fusiles y rifles para infantería, queda por pasar revista a otras análogas para la obtención de carabinas que, como es sabido son para la armas montadas.

El mensaje de 1844, ya mencionado, informa asimismo que “también la fábrica de tercerolas colocada por ahora en la armería nacional empieza á desenvolverse con actividad”.

Siguiendo el mismo método empleado en los capítulos precedentes, se hace a continuación un resumen cronológico de las principales correspondencias del gobierno paraguayo con sus agentes en el exterior o directamente con interesados, en relación con esta materia.

En 21 de diciembre de 1868, dirigida a G. Ruschesweyt se hacía referencia a una oferta de 2.000 carabinas marca “Lindner” de una fábrica de Manchester, cerca de Nueva York, cuya compra no se podía efectuar por las condiciones en que se hallaba dicho país, y en consecuencia se trataba una nueva oferta de igual cantidad y clase, hecha directamente por aquel a nombre del inventor Eduardo Lindner.

En oficio de 6 de abril de 1864 a Egusquiza en Buenos Aires se le ordenaba hiciera llegar cuanto antes un cajón conteniendo una muestra de carabina enviada para don Cándido Bareiro en París, lo que hace suponer se tratase de una oferta aceptada para la adquisición de dicha arma, previo examen de la muestra.

En 6 de junio del mismo año, en nueva nota dirigida a Ruschesweyt se le comunicaba no haberse aceptado la oferta de carabinas de caballería del sistema que propuso, al precio de 20 patacones puestos en la rada de Buenos Aires o 18 en Europa y se le devolvía la muestra que fue entregada por conducto del comandante José Alonso del “Igurey”.

En oficio del 6 de agosto del mismo año (1864) se comunicaba a Egusquiza no haberse aceptado una oferta de 2.000 carabinas de calibre 6, trasmitida por su intermedio, por no haber sido satisfactorias las pruebas verificadas en el arsenal de esta capital. Aun cuando se trate de la misma cantidad, parece ser una partida distinta de la anteriormente mencionada.

En la misma nota del 21 de agosto a los agentes de Londres, relativa al anuncio de la venida de los 500 rifles de Enfield, también se mencionaba que en el mismo buque, el “Ona” se había consignado 100 carabinas para el gobierno del Paraguay, cuyo recibo, como ya quedó dicho, se participó al cónsul Caminos en 21 de septiembre.

Entre el cargamento del “Asphodel”, trasbordado en Buenos Aires, se recibió ocho cajones con armamentos de los cuales siete contenían 140 carabinas-rifles y otras varias muestras de armas, conforme se participó a Egusquiza en fecha 6 de octubre.

También en la nota del 21 del mismo mes a Bareiro, referente al armamento embarcado en agosto y setiembre, se hacía mención de una partida de carabinas de modelo Enfield, que eran probablemente las mismas a que aluden las notas anteriores siendo de suponer además, que estaban destinadas a la escolta presidencial.

Otra de la misma fecha a Egusquiza expresaba que dichas carabinas llegaron a Buenos Aires junto con los rifles en fecha 1º de octubre, conducidas, como también quedó dicho al hablar de aquéllos, por el “Repler” procedente de Livepool.

En fecha del 31 de diciembre de 1864 al encargado de la legación en París, don Cándido Bareiro se menciona también, entre la factura del armamento enviado con fecha 24 de octubre una partida de 260 carabinas Enfield a bordo del vapor “Uruguay” y que, como también se ha dicho, alcanzó aún a llegar a esta ciudad.

Relatadas así las diversas gestiones sobre adquisición de armas portátiles, completará esta reseña de las mismas lo pertinente a la compra de municiones, antes de seguir con otros elementos de guerra.

 

5. MUNICIONES Y FULMINANTES.

Paralelamente a las gestiones de armas de fuego tramitaban como era consiguiente, las de sus respectivas municiones, de que dan cuenta los resúmenes cronológicos siguientes:

El agente del gobierno paraguayo en París don Cándido Bareiro había comunicado que simultáneamente con los fusiles y carabinas Enfield, se había enviado también una cantidad considerable de municiones, las cuales, siendo carga de peligro no eran admitidas a bordo de los buques paquetes, por lo que tuvieron que embarcarse únicamente en buques de vela, como se desprende del acuse de recibo de dicha comunicación a Bareiro datada en 21 de octubre de 1864, ya cuando los acontecimientos del Río de la Plata empezaban a revestir un cariz amenazante.

En nota del 6 de noviembre a Egusquiza, a la vez de tomarse cuenta del trasbordo del cargamento del .Asphodel. a los buques de cabotaje “Neptuno” y “San José”, se tomaba también razón de haber llegado a Buenos Aires los buques con espoletas, cohetes y municiones, y al mismo tiempo se le mencionaba otra partida de municiones cuyo envío anunciaban los señores Blyth por buques a vela.

En 29 de noviembre siguiente se acusaba recibo a Bareiro de una factura de municiones por el .Sirius., que zarpó de Londres a mediados de setiembre, y a que probablemente se refiere la parte final de la anterior anotación.

En otro oficio de la misma fecha a Egusquiza se tomaba nota de las municiones últimamente embarcadas, por el .Venus. y despachadas a bordo de la goleta “Manuelita”.

En igual fecha, interrumpida ya la carrera de los vapores nacionales al Río de la Plata, se comunicaba a los señores Blyth no haber llegado aún las municiones y armas mencionadas en anteriores comunicaciones.

En la nota, del 31 de diciembre a Bareiro, al mencionar la factura del armamento embarcado, se especifica igualmente 110 cajones de cartuchos y un cajón de cápsulas, despachadas por el buque a vela “Tasor”.

Con respecto a la adquisición de fulminantes, van los siguientes datos. En la contestación del 21 de agosto de 1863 a la oferta de fusiles recibida por intermedio de Juan José Brizuela agente en Montevideo y fechada el 30 de julio, se menciona igualmente una partida de 500 mil cebas (espoletas) a razón de 2 patacones el millar.

Un nuevo pedido de municiones y fulminantes se hizo a los agentes en Londres en los primeros meses del año 1864, a estar a la nueva comunicación que en 21 de agosto de dicho año se les dirigió encareciendo la pronta expedición de los buques de vela con cartuchos, espoletas y cohetes a la Congrève.

Es probable que a esta partida se refiera el oficio de Egusquiza del 6 de octubre siguiente en que se toma nota de una comunicación del mismo de haber trasbordado a la goleta .Nápoles. y otras despachadas ya anteriormente la carga del “Asphodel”, pues en ella se le dice entre otras cosas haberse recibido entre otros artículos de guerra los artículos para la cohetería, si bien no menciona especialmente los restantes, y le recomienda adquiera y remita la mayor cantidad que pueda obtener en esa plaza de espoletas para fusiles y carabinas.

Ya queda dicho en la primera parte de este artículo que un mes después avisaba el mismo agente la llegada de los buques con dichos elementos bélicos, y en la misma nota de acuse de recibo (6 de noviembre), se tomaba nota de una compra de doscientas mil sebas fulminantes, efectuada por el nombrado Egusquiza.

En una de las últimas correspondencias con los señores Blyth (26 de febrero de 1865), al avisarle recibo de su carta del 7 del mes anterior en que participaba otros embarcos, se toma nota de no haberse podido embarcar las planchas para billetes, prensa y papel y espoletas, por donde se ve que quedó pendiente una última remesa de fulminante contratados en Europara

Terminarán estas anotaciones en lo que concierne a las armas de fuego, las gestiones análogas para la compra de importantes partidas de pólvora, las que, al igual de todas las demás adquisiciones, tanto de elementos bélicos como de materiales de construcción, fueron costeadas exclusivamente con el importe de la producción nacional según se verá luego.

 

6. SALITRE Y PÓLVORA.

Aun cuando en el país se fabricaba también armas y pólvora, el apremio de las circunstancias obligó asimismo a aumentar el stock gestionando la adquisición en el exterior de combustible de guerra, aparte de la importante existencia tomada por la expedición despachada al norte a ocupar el estado brasileño de Matto Grosso, donde se incautó de abundante material.

Siguiendo el mismo orden de los precedentes capítulos dedicados al comentario de los mensajes gubernativos del 62 y del 65 sobre el estado de la defensa nacional, desde el punto de vista en que se van explanando, o sea, en lo que se refiere a adquisiciones realizadas en el exterior, se menciona a continuación los resúmenes cronológicos pertinentes a la obtención de salitre y de pólvora.

En nota del 20 de febrero de 1863 se participa al agente del Paraguay en Buenos Aires don Félix Egusquiza, haberse encargado a Europa, cuatro o seis mil arrobas de salitre para la fabricación de pólvora.

En otro oficio del 6 de abril del mismo año se le ordenaba enviar 1.000 & a Europa de los fondos a su cargo exclusivamente para el pago de dicho material y en 6 de julio se le hacía mención del aviso recibido de Mr. Curie respecto de lo mismo.

Los pedidos subsiguientes se refieren ya a la adquisición de pólvora, no hablándose en ellos de nuevos encargos de salitre.

El primer pedido fue dirigido a Egusquiza con fecha 21 de agosto encargándole la compra de quinientas arrobas de pólvora fina, y dos meses después, en 21 de octubre se le oficiaba respecto de la compra de cien arrobas más también de pólvora fina, al precio de 25 patacones el quintal.

Un mes después, el 21 de noviembre, se tomaba nota de una comunicación, del mismo agente, relativa al envío de 199 cuñetes de pólvora fina, embarcados en Buenos Aires en el buque de vela .San Martín.. (El cuñete contenía un medio quintal de pólvora).

El 6 de diciembre siguiente ordenaba al mismo la compra de mil arrobas de pólvora de cañón. En 21 del mismo mes autorizaba a Brizuela en Montevideo a comprar pólvora de cañón y fusil, hasta la cantidad de seis mil arrobas, debiendo hacer su remisión por buques de vela.

Por su parte Egusquiza, participaba poco después haber adquirido 200 arrobas de pólvora de cañón, según la respuesta que se le envió en 6 de enero de 1864.

Brizuela acusó recibo de la orden de compra de las que le fueron encargadas (seis mil arrobas) y según se le ofició en 6 de febrero siguiente, trasmitió una oferta de mil arrobas de pólvora a entregar inmediatamente siendo el resto a llegar en breve.

En oficio de la misma fecha a Egusquiza se tomaba nota de haber comprado cuatrocientas cuarenta arrobas de pólvora de fusil y de cañón debiendo seguir sus envíos hasta completar también otras seis mil arrobas.

En 21 de febrero se contestaba a Brizuela una nota relativa a haber despachado el pailebot oriental “Hernaní” el día 21 de enero con mil doscientas noventa y cinco arrobas de pólvora de fusil y cañón, de la partida encargada, adquiridas al precio de cuatro reales fuertes la libra de la primera y a tres reales la de cañón, a la vez que avisaba haberse recibido el resto de cinco mil arrobas de un cargamento que vino de Río de Janeiro a Montevideo.

En otro oficio del 6 de marzo al mismo agente, se tomaba razón del envío de ochenta y seis mil libras de pólvora (o sea 3440 arrobas) por la goleta “Herminia”, esperando poder completar en breve el resto pedido.

En 21 de marzo del mismo año (1864) se contestaba a Brizuela otra nota referente al envío de nuevas partidas de pólvora obtenidas a menor precio y con descuento del 4 por ciento, a razón de 3 ½ reales la de fusil y 2 1/3 la de cañón, agregando que no podía conseguirse en mejores condiciones “por las complicaciones en que se halla el Río de la Plata”, si bien existían ofertas más módicas en casas de Inglaterra.

En 6 de abril siguiente se mencionaba a Egusquiza su compra de doscientas cuarenta arrobas de pólvora de fusil y cañón, y en 21 de julio se tomaba nota del envío por el mismo agente de novecientas veinte arrobas más, de las mismas clases.

En la plaza de Montevideo donde había mayores facilidades para estas adquisiciones, el activo representante Brizuela no se daba punto de reposo y anunció la compra de otras veinte mil libras (800 arrobas) de pólvora de fusil a dos reales y tres cuartos la arroba y diez mil libras (400 arrobas) de pólvora de cañón a un real y tercio, completando así con exceso, los premiosos encargos recibidos del gobierno de Asunción (nota del 6 de agosto al mismo), a la vez que activaba el envío de fusiles como ya quedó dicho.

En oficio del 6 de septiembre se le avisaba haberse recibido mil cuñetes de pólvora por la lancha .Primero de Año..

Respecto del flete pagado por dichos cargamentos, puede servir como dato ilustrativo la anotación que con fecha 16 de marzo de 1864 obra en el archivo, de haberse abonado al corredor marítimo del gobierno don Dionisio Lirio, la cantidad de doscientos seis patacones por una partida de pólvora, trasportada por el .Vesubio., a razón de cuatro reales la arroba, lo que hace subir dicha partida a cuatrocientos doce arrobas.

En otro lugar se trató de la pólvora fabricada en el país y en los sucesivos capítulos se mencionará otros elementos de guerra.

 

7. ESPADAS Y SABLES.

Complemento indispensable de los ejércitos ha sido siempre el arma blanca que muchas veces ha jugado un rol decisivo en las acciones de guerra, afrontando victoriosamente en ocasiones en brazos del heroísmo a las armas de fuego.

No es necesario mencionar en este capítulo las lanzas de que estaba armada principalmente la caballería por cuanto este artículo se fabricaba abundantemente en el país y por eso mismo no hubo necesidad de hacer pedidos al exterior. Escolta de lanceros suele llamarse hasta ahora a los cuerpos montados destinados a ser la guardia de honor del jefe del Estado.

Nuestras caballerías de época anterior usaban obligatoriamente lazos y boleadoras, armas formidables a su modo que manejadas diestramente han jugado también un importante papel en famosos entreveros en casi todos estos países y aún han vuelto a ser incorporados en algunos cuerpos por reglamentos relativamente modernos, y se han empleado asimismo en la campaña del Paraguay, escribiendo episodios de admirable arrojo.

Prescindiendo de estos elementos que suministraba la industria militar nacional, se menciona a continuación algunas gestiones hechas igualmente fuera del país para la adquisición de espadas y de sables, simultáneamente con la de los otros armamentos ya detallados en anteriores artículos.

En nota del 5 de febrero de 1863 a los señores Juan y Alfredo Blyth se les decía entre otras cosas: “He recibido orden especial para agradecer a ustedes de la manera más sincera y positiva las expresivas congratulaciones que han dirigido a S. E. con motivo de su advenimiento a la presidencia de la república”. (En nota anterior del 5 de enero se les escribió también sobre sus manifestaciones de condolencias por la muerte de don Carlos Antonio López), agregándoseles que por el último vapor había llegado de regreso don Gerónimo Pérez, quien trajo muestras de espadas para oficiales y para tropas de la manufactura de Birminghan, siendo de suponer que hubiesen sido para hacer pedidos en vista de ellas.

En otra nota posterior a Egusquiza de Buenos Aires, de fecha 21 de agosto del año siguiente (1864) se toma nata del anuncio de un cajón de espadas para oficiales por el vapor “Salto del Guairá” el cual encalló en el viaje a Asunción, logrando zafar después.

En oficio del 6 de septiembre siguiente al mismo agente se le ordena la compra de 150 espadas más.

Dos meses después, el 6 de noviembre, al darse aviso al mismo agente del recibo de otros cargamentos, se mencionaba haber llegado un cajón conteniendo tiros de espadas para oficiales.

De las adquisiciones de sables para la tropa dan noticia las siguientes comunicaciones.

Con fecha 20 de febrero de 1863 se oficiaba a Egusquiza dándole aviso de haberse recibido, entre otros objetos, ocho cajones conteniendo 400 sables latones para caballería.

En 21 de julio del año siguiente (1864) se escribía a Brizuela de Montevideo respecto de una oferta de sables de latón para caballería, al precio de 2 patacones cada uno y de oficiales a 4, resultando estos de mala calidad.

En la nota ya antes mencionada del 6 de agosto del mismo año a Egusquiza, a la vez de acusarle recibo de fusiles y rifles, se mencionaba también haber llegado junto con ellos 1176 sables latones.

Asimismo, en la de 6 de octubre siguiente se le daba aviso de la llegada de 31 cajones con 1.200 sables latones, quedando aún algunos más a trasbordar para ésta.

Finalmente en la del 6 de noviembre se le decía que el “Paraguarí” trajo también 10 cajones conteniendo 600 sables de caballería, entre otros armamentos, habiéndose recibido además dos muestras de sables de caballería de otra partida, correspondiente a otra oferta hecha al gobierno paraguayo del expresado artículo.

Terminada así la relación de las gestiones relativas a buques y armamentos, los artículos siguientes versarán sobre equipos, vestuarios, carbón para la marina y arsenal y remesas de fondos y cargamentos de y para el Paraguay, como complemento de estos comentarios documentales.

 

8. EQUIPOS.

Mencionadas ya las gestiones concernientes al armamento van estos datos adicionales por lo que se refieren a algunos equipos y útiles encargados al exterior.

Entre los encargos dados por escrito, en fecha 21 de mayo de 1860 al ingeniero jefe del arsenal con motivo de su viaje a Europa, figuraba un anteojo de largo alcance, siendo de suponer que fuese destinado al cuartel general.

En la factura enviada por Bareiro en fecha 1º de febrero de 1865, aparecían vistas militares y media docena de telescopios gemelos.

Bien que encargados a última hora, parece ser que llegaron a tiempo pues a ellos probablemente se refería la nota del 27 del mismo mes a Egusquiza, agente en Buenos Aires, dándole noticia de haberse recibido por la goleta “Bella Emilia” algunos cajones de útiles, figurando entre ellos instrumentos ópticos, sin determinación de cantidad.

A más de dichos aparatos destinados seguramente a la artillería se adquirió igualmente en la vecindad algunos equipos de caballería complementarios de los que se fabricaba en el país.

Así en el oficio con otro motivo ya mencionado del 21 de septiembre anterior, (1864) al cónsul general en Rosario don José Rufo Caminos, se le escribía sobre una oferta de 200 a 300 recedos de zuela tucumana y caronas, cuyo pago sería hecho no en efectivo sino en especie, a razón de una y media arroba de yerba cada uno, libre de gastos y de derechos. En la misma nota se le decía no haberse recibido la respectiva muestra no habiendo encontrado otras comunicaciones al respecto, pero cabe presumir que hayan tenido tiempo de venir, destinándose en tal caso a algún cuerpo de preferencia.

En cambio se adquirió mayor cantidad de jergas, según lo comprueban las correspondencias siguientes.

En fecha 21 de diciembre de 1863 a don Félix Egusquiza, se tomó nota de una compra hecha por el mismo de una partida de 1.500 jergas bajeras de lana, al precio de cinco reales cada una, a la vez que se le encomendaba comprar toda la cantidad que pueda obtener del mismo artículo.

En cumplimiento de esta orden adquirió y envió nuevas partidas de jergas, de que se le acusó recibo en nota del 21 de enero siguiente (1964), sin expresar cantidad.

En 6 de febrero se le volvió a avisar el recibo de más jergas y finalmente el 6 de mayo de 1864 se ofició avisándole el recibo de siete fardos de jergas bajeras, llegados por el “Igurey”.

Como estos artículos eran fabricados también en los talleres nacionales, estas adquisiciones son manifiestamente de carácter suplementario, ante la necesidad y urgencia de ultimar los preparativos bélicos de esa época.

 

9. VESTUARIO.

A raíz de la publicación de la memoria del ministro de guerra del año 1862, iniciando el comentario ampliatorio del mismo, se dio a conocer algunos documentos relativos al vestuario de la tropara

Así, pues, los datos complementarios que van a continuación corresponden casi por entero, al vestuario de la oficialidad y probablemente a la de los cuerpos que por sus funciones debían presentarse mejor equipados, ostentando accesorios adquiridos especialmente en las capitales europeas y parte en el Río de la Plata.

Las siguientes comunicaciones versan sobre este rubro.

En 21 de agosto de 1863 al acusar recibo a Egusquiza de una partida de galones remitida por el mismo, se le decía no haber resultado de buena calidad, motivo que probablemente determinó a hacer pedidos directos a Europa donde, a más de la mejor calidad, se los obtendría a menor precio.

Así, en 6 de marzo del año siguiente se le volvía a escribir tomando nota de que por el vapor .Paraguarí. vendrían las bandes y otros artículos militares pedidos a París, cuyos uniformes como es sabido fueron adoptados como modelos para nuestra oficialidad.

En 21 del mismo mes, confirmando la anterior comunicación, se avisaba el recibo de las bandas y trencillas de oro para jefes y oficiales, remitidas de aquella capital.

En 6 de mayo siguiente se encargaba al mismo agente la adquisición de algunas gruesas de botones amarillos, siendo éstos para uniformes de tropara

En oficio del 21 de junio al mismo destinatario se le ha hacía un pedido para jefes y oficiales, consistente en 220 bandas de seda con botones y bellotas de oro, 50 dragones para jefes, 200 cinturones de guerra para oficiales, 50 ídem para oficiales de marina, 100 pares de botas para oficiales, 100 aletas para kepis de oficiales y una pieza de paño blanco para pantalones de los oficiales de la escolta del Supremo Gobierno.

En carta del 21 de septiembre a Bareiro se le comunicaba haberse recibido 500 golas cuyo importe era de 4.000 francos.

En otra comunicación posterior al mismo Bareiro, fechada en 26 de enero de 1865 se le acusaba recibo de una factura de compras, hechas por aquél por valor de 28.338,35 francos, importe de cinturones, aletas, hondas, dragones, botas y otros equipos, siendo de presumir que se tratase de la misma partida mencionada de iguales artículos a menos que fuese un muevo embarco que no hubiese podido ya llegar.

Dado que en la capital como en Humaitá y otros campamentos funcionaban sastrerías militares encargadas de proveer el vestuario, principalmente a los jefes y oficiales, los pedidos al exterior se limitaban a los útiles de mayor necesidad, máxime cuando los de armamentos, construcciones navales y otros de mayor importancia y urgencia tenían por fuerza una atención preferente.

En cualquier caso, es bien sabido que algunos cuerpos hacían verdadera ostentación en materia de uniforme, aún cuando el resto del ejército tuviera que conformarse con muy escasas prendas.

 

10. CARBÓN DE PIEDRA.

La intensificación de los trabajos en el arsenal y astilleros, el aumento de la marina y de la navegación requerían la formación de depósitos con existencias disponibles de carbón de piedra, tanto aquí en la Asunción como en Humaitá, y otros puntos de tránsito.

Las siguientes correspondencias dan noticias de gestiones análogas a las ya mencionadas con anterioridad para la obtención de dicho combustible.

1863, marzo 5 - En nota de esta fecha a Egusquiza se le acusaba recibo, entre otras partidas de carbón, de 35 toneladas de carbón de piedra, procedente de Liverpool y llegado por la goleta “Florinda” para uso del arsenal nacional.

Mayo 6 - En nota de esta fecha al mismo agente se le avisaba el recibo de varias partidas de carbón que fueron descargadas en Humaitá y se agregaba que el comandante del “Paraguarí” había remolcado hasta la ciudad de Paraná un pontón de mil toneladas destinado a servir de depósito de este combustible en dicho puerto para los paquetes nacionales.

Junio 6 - En esta fecha se avisaba al mismo Egusquiza la llegada a esta capital de cuatro goletas con carbón, despachadas por aquél.

Julio 6 - Otra comunicación al mismo destinatario hacía mención de la llegada de cinco buques cargados con carbón de piedra.

1864, marzo 21 - En oficio de esta fecha a Egusquiza se menciona la remesa de siete cargamentos de carbón desembarcados en Humaitá.

Abril 6 - En correspondencia de esta fecha a Pedro Lindor Ramayo, agente de los vapores paraguayos en Rosario, se tomaba nota del percance sufrido por uno de los pontones pertenecientes al gobierno del Paraguay, que se hallaba en Paraná y que fue echado a pique por un temporal, con 600 toneladas de carbón de piedra.

En correspondencia de la misma fecha con Egusquiza, se hacía mención de haber despachado éste nuevos cargamentos de carbón de piedra.

Probablemente no fueron éstas las únicas partidas de este material conducidas del Río de la Plata a nuestros puertos, directamente o por trasbordo.

Un gran número de embarcaciones menores, patachos y goletas mantenían un activo tráfico entre los puertos de Buenos Aires y Asunción, según puede verse en los cuadros estadísticos de la época, y con frecuencia aparecen cargamentos de carbón transportados por dichas embarcaciones.

Cabe hacer mención, como dato curioso, del cargamento con que vino llegando a la Asunción en junio de 1864 un patrón de buque que se llamaba Antonio Garibaldi.

Terminarán estos apuntes relativos a la defensa nacional con algunas indicaciones adicionales relacionadas con las remesas de fondos y cargamentos, girados a Europa y despachados al Paraguay respectivamente.

 

11. REMESAS DE FONDOS

Los numerosos pedidos y encargos detallados en parte en los artículos precedentes, tanto en construcciones navales como en material de artillería, armamentos diversos, municiones y equipos, salitre, pólvora, carbón de piedra, etc. y otros objetos y máquinas para el arsenal, astillero, ferrocarril, telégrafo, hospitales, construcciones y algunos más que se mencionará oportunamente, demandaban como se comprende, cuantiosos recursos que hoy mismo representarían una suma abrumadora para la economía nacional.

¿De dónde y cómo se obtuvieron tales recursos, más los destinados a costear agentes diplomáticos y propagandistas en el exterior, aparte de los numerosos hombrea de ciencia y técnicos diversos que en considerable número fueron contratados para prestar servicio en el país, del año 1850 en adelante?

Evidentemente, todo esto, más los gastos de las misiones de Solano López a Europa o Buenos Aires, las de Calvo, Bareiro, Benítez, Juan Andrés Gelly y Berges a Europa, Brasil y Norte América, así como la educación de un gran número de jóvenes en París y Londres, principalmente en artes mecánicas y también los gastos reservados y suntuarios, tenían que ser costeados por el erario público, formado con el rendimiento de los impuestos y con la producción nacional para la cual puede decirse que estaba movilizado todo el país, con el régimen del trabajo personal obligatorio y el concurso de las mismas guarniciones militares, según se ha visto ya al mencionar el trabajo en los cuarteles.

La yerba, el tabaco, los cueros, maderas y últimamente el algodón vendidos en el Río de la Plata y también en Europa, proporcionaban los recursos para hacer frente a este cúmulo de atenciones.

Los agentes encargados de las adquisiciones, recibían dos clases de recursos: unos en efectivo, ya sea directamente de la Asunción y más usualmente después por medio de los agentes comerciales en el Río de la Plata, y otras en productos que los mismos se encargaban de financiar para aumentar con su importe líquido los fondos del gobierno paraguayo. Entre las primeras remesas hechas a los señores Juan y Alfredo Blyth de Londres figura una de 200.000 patacones, entregados en 24 de marzo de 1856 al entonces capitán del “Tacuarí”, Comandante Jorge Francisco Morice (que lo siguió siendo después del “Río Blanco”), para ser remitidos a dichos agentes por intermedio del cónsul general en Buenos Aires, a la sazón don Buenaventura Decoud, con destino a la compra de materiales para trece leguas de ferrocarril.. que es la distancia aproximada de Asunción a Cerro León.

En 26 de abril del año 1860 se envió al agente consular en Buenos Aires don Félix Egusquiza, por conducto de Andrés Villalba, 34.500 patacones, con destino a los mismos contratistas de Londres “para construcción de máquinas y otros objetos de servicio público”.

En 21 de mayo del mismo año se le giró por valor de 19.891 pesos con 3 reales y cuarto “para cumplir órdenes del Ministerio de Guerra”, y en 31 de marzo del año siguiente (1861), por intermedio también de Egusquiza otros 64.687 pesos y medio haciendo estas remesas directas del tesoro un total de casi 320.000 pesos.

Anteriormente a estas remesas, se anota también fuertes entregas en diversas partidas a Solano López cuando su viaje a Europa en 1853.

Posteriormente se continuó girando sucesivas remesas a los agentes en París y Londres del producido de las negociaciones de los frutos del país realizados en Buenos Aires.

Así en fecha 5 de noviembre de 1862 el ministro de Guerra Venancio López en carta a los señores Blyth de Londres les mencionaba una remesa de libras 8.472 - 18 - 0 a cuenta del saldo deudor del gobierno que era en esa fecha de libras 42.386 .10.11, así como el envío de 3.000 onzas por los señores Blyth de las 6.000 enviadas en noviembre anterior y destinada exclusivamente para compra de rieles.

En 22 de mayo se tomaba nota de una partida de 5.000 libras remesadas por Egusquiza a los agentes en Londres.

En 6 de junio siguiente se ordenaba al mismo girar libras 5.000 más a Roberto Stewart, de Escocia, para compra de más rieles.

En 21 de dicho mes, se decía a los señores Blyth con motivo de nuevos pedidos del mismo ramo que debían tener aun como Libras 20.000 disponibles para este fin.

En julio 21 se contestaba a Egusquiza respecto de otras 5.000 libras que remitió para el mismo objeto al señor Stewart, en Southampton. En 6 de noviembre se le ofició respecto de una nueva remesa de 5.000 libras a los agentes de Londres.

El 21 de agosto del mismo año, figura igual anotación respecto de dos partidas de 5.000 libras, de la misma procedencia y destino.

En 21 de septiembre, se menciona también a Egusquiza otras dos remesas de 5.000 libras cada una a los mismos destinatarios.

En 21 de febrero de 1.864 se tomaba nota de una remesa de 13.000 libras a los mismos agentes, hecha en el paquete del mes anterior, así como de la preparación de otra para el mes en curso, y de 1.000 libras al señor Stewart para fletes de cargamento de rieles enviados con anterioridad.

En 21 de marzo (1864) se tomaba nota, en correspondencia a Egusquiza, de haber remitido éste 5.000 libras más a Inglaterra y de tener en preparación otra remesa.

En 6 de marzo a los agentes en Londres se les mencionaba un giro de 1.000 libras hecho por Egusquiza para suplementos del ferrocarril.

El 6 de abril siguiente a los mismos se les anunciaba otra remesa de 2.000 libras para diversos pedidos especiales del ferrocarril, y en mayo 20, con motivo de nuevos encargos de rieles se le decía que debía existir todavía un saldo importante en su poder.

En carta de 6 de julio de 1864 a Egusquiza se mencionaba el envío de 3.000 libras a los agentes en Londres y en otra del 21 del mismo mes se tomaba nota de otras 5.000 libras que les fueron enviadas en fecha 27 de abril.

Al comentar anteriormente la adquisición de fusiles, municiones, pólvora, y otros útiles en Buenos Aires y Montevideo, se dijo ya los precios a que fueron pagados por los respectivos agentes, de los fondos que tenían a su cargo, como también se anotó algunas facturas en libras esterlinas y en francos de los envíos hechos a la legación en París en tiempo de Calvo y de Bareiro, a los que deben agregarse otros varios pedidos de distinto género y las pensiones abonadas antes de la guerra al instituto Abate París por la educación de algunos estudiantes paraguayos.

Tampoco se menciona otras remesas de menor cuantía hechas a algunos agentes en Estados Unidos.

En 18 de octubre de 1867, de orden del Mariscal López se expidió un giro a Europa, por valor de 20.000 patacones, encargado por el mayor Francisco Fernández y el cónsul francés en ésta Mr. Paul de Cuverville, por cuenta de los banqueros en Buenos Aires señores de Mot y Cía., para ser remitido a la orden del capitán Gregorio Benítez, secretario en la legación paraguaya en París.

La enumeración que antecede no es completa, desde luego que no se tiene a mano todo el material correspondiente, ni es posible examinarlo sin disponer para ello de más tiempo, y como quedó dicho, tampoco incluye el producido de las consignaciones hechas directamente a diversos países de Europa en frutos del país para ser allí realizados. En cualquier caso, las cifras estampadas son un elevado exponente de la potencialidad económica extraída de las entrañas de esta tierra, por medio de la agricultura y de la ganadería, con la labor abnegada, disciplinada y eficiente de un pueblo al cual se impuso el trabajo obligatorio como complemento del servicio militar, también obligatorio, en aras de la defensa nacional.

 

12. CARGAMENTOS.

Clausuran esta serie de comentarios ampliatorios de las memorias del departamento de guerra y marina, anteriores a la guerra, las siguientes anotaciones de algunos cargamentos procedentes de Europa con destino a nuestro arsenal y astilleros, aparte de los artículos de guerra ya detallados, dejando de mencionar otros pedidos secundarios, así como los numerosos cargamentos para el ferrocarril, telégrafo, etc. que serán materia de otros capítulos.

En 23 de enero de 1858, el ministro de guerra y marina Francisco Solano López, en expresiva carta al comandante Morice del “Río Blanco” que regresaba de Londres con un importante cargamento, le anunciaba el envío del “Tacuarí” a su encuentro y también del vapor “Salto de Guairá” para el alije de su barco que había varado en paso Laguna, y le invitaba a venir a la capital tan pronto le permitieran las atenciones del trasbordo.

Ya se dijo que cuando el viaje a Londres del ingeniero jefe del arsenal, se le encomendó la adquisición de una lista de maquinarias y útiles pedidos por el mismo en fecha 17 de mayo de 1860, con presupuesto de 3.690 libras esterlinas.

(1863) - Febrero, 5- En nota de esta fecha a los señores Juan y Alfredo Blyth se les acusaba recibo de la factura de artículos para el arsenal embarcados en Glanytown, de Liverpool, y se les agregaba que era de esperar el pronto embarco de máquinas y calderas para buques en construcción y locomotivas, así como la caldera para el “Ipora” que hacía mucha falta, pues el “Guairá” estaba detenido hacía tiempo, por el mal estado de su caldera.

Febrero 27.- En nota de esta fecha a Egusquiza se le avisaba el recibo de cuatro cajones de maquinarias venidas de Inglaterra y 100 toneladas de hierro crudo en lingotes pedidos a Liverpool.

Mayo 22.- Se escribía a Egusquiza respecto a que el vapor “Town of Liverpool” trajo un cargamento para el arsenal.

Junio 21.- Ídem al mismo sobre compra de 100 arrobas de estaño puro y cobre viejo para el arsenal.

Diciembre 21.- Se mencionaba a los Blyth el embarque de algunos suplementos para el arsenal y construcciones navales, hecho por aquellos.

(1864) - Enero 6. En correspondencia de esta fecha a los mismos se tomaba nota del recibo de la factura para el arsenal, construcciones navales, etc. embarcada en los buques: “Lorenzo”, “Valerio”, y “Colder”, agregándoles una lista de otros objetos accesorios.

Enero 21.- Se escribía a Egusquiza respecto da la no llegada del vapor “Almiral Hamelin”, que había partido de Cardiff, en junio del año anterior.

Posteriormente, por otras correspondencias, se constató su llegada a fines de dicho mes, habiendo tenido que arribar a Lisboa con avería gruesa y pérdida de una parte de su carga, y habiéndose abonado 100 onzas en concepto de la parte de su carga que en ella correspondió al gobierno.

Abril 6.- En oficio a los agentes en Londres, se tomaba nota del embarque de carga para el arsenal y ferrocarril por el “Albert” y planchas de cobre para un buque cuya construcción estaba paralizada por falta de dicho material.

Junio 21.- En nota a Egusquiza de esta fecha se hacía mención de haberse reconocido la cantidad de 200 libras por averías sufridas por el “Hamelin”.

Septiembre 6.- En correspondencia a los ingenieros de Londres, se tomaba nota de los cargamentos despachados por los mismos hasta el 8 de julio de dicho año (1864) aproximadamente unas 257 toneladas, quedando contratadas unas 620 toneladas más de carga y se les agregaba lo siguiente:

“Por el señor Bareiro se impondrán Vds. de la crítica situación en que se halla el Río de la Plata, de la resolución del Gobierno de la Repúblicay del rol que puede ser llamada a jugar en los acontecimientos que se van a desarrollar”.

Octubre 6.- Ya se mencionó la nota de esta fecha a Egusquiza relativa al trasbordo a varias goletas de la carga traída por el “Asphodel” como también la del vapor “Uruguay” (noviembre 6).

Noviembre 29.- Igualmente se mencionó ya, la instrucción especial respecto al cargamento del .Apolline. que estaba por llegar con carga para el arsenal.

Diciembre 31.- Después de haberse comunicado a los señores Blyth en 29 de noviembre la interrupción de la carrera de los vapores nacionales al Río de la Plata, se les acusaba recibo de las facturas de los cargamentos que traían los vapores “Apolline” y “Mappel”.

1865.- Febrero 1º. En esta fecha todavía se participaba a los agentes en Londres haberse recibido en Asunción el cargamento embarcado a bordo de los vapores “Louise”, “Alwardt” y “Pará”, al mismo tiempo que se les ordenaba suspender las construcciones encargadas, las que ya no podían llegar.

Marzo 16.- La última nota a los mismos, al acusarles recibo de una correspondencia del 22 de enero, les avisaba no haber llegado aún hasta esta fecha el “Apolline” y ser inminente ya el bloqueo de la escuadra brasileña.

Respecto de todos esos cargamentos cabe hacer la misma advertencia, extensiva a todos los demás renglones de esta serie, de que la enumeración mencionada, si bien exacta como es, puede que no sea completa, por los mismos motivos ya manifestados en el precedente artículo.

Seguirán otras anotaciones documentales relativas a varios pedidos y asuntos que fueron también objeto de gestiones en el exterior.

Fuente:

CARLOS ANTONIO LÓPEZ.  OBRERO MÁXIMO.

LABOR ADMINISTRATIVAY CONSTRUCTIVA.

Obra de  JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA

Edición digital a cargo de BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY

sobre la base de la edición 1948 de EDITORIAL GUARANIA

ASUNCIÓN-PARAGUAY.






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