URUTAÚ ELECTRÓNICO

Revista

AÑO 7

NÚMERO 09

SETIEMBRE 2009

ASOCIACIÓN GUYRA PARAGUAY

Foto de tapa: Sarcoramphus papa. Jerry Reynolds

(con autorización del autor)

Diagramación y diseño: Andrea Ferreira.

Revisión de textos: Lourdes Aquino, Alberto Yanosky,

Recopilación de textos: Lourdes Aquino.

Redacción:

Especie del mes: Andrea Ferreira y Hugo del Castillo.

Observaciones Ornitológicas: Claudio Prieto, Hugo

del Castillo, Arne Lesterhuis, y Silvia Centrón.

Aves del nido: Rob Clay.

Birding Sustentable: Alistair Kerlin

Notas de Interés: Lourdes Aquino, Andrea Ferreira

Mapas: Hugo Cabral

ESPECIE DEL MES

SARCORAMPHUS PAPA

YRYVU RUVICHA

Los miembros de la familia Cathartidae son aves de gran tamaño, con aspecto familiar a los buitres del Viejo Mundo, pero no tienen parentesco con ellos, en cambio parecen estar emparentados a las cigüeñas (Canevari et al. 1991).

Son excelentes planeadores, y pueden mantenerse en el aire por períodos muy extensos sin batir las alas, ascendiendo con las corrientes térmicas. Así, con un mínimo gasto de energía, se trasladan para ubicar alimento.

Este consiste fundamentalmente en carroña, a la que localizan con su aguda vista; algunas especies también utilizan el olfato (Canevari et al. 1991).

El yryvu ruvicha (Sarcoramphus papa) es una de las especies que siempre figura en la ambiciosa búsqueda de turistas, ornitólogos y aficionados de las aves.

Sarcoramphus es la más llamativa y colorida de los Cathartidae que se encuentran en Paraguay, cuando joven es de plumaje opaco y oscuro de manera a que suele confundírselo fácilmente cuando se encuentra entre otros carroñeros. Cuando adulto posee un plumaje blanco (muy notorio en vuelo) y en las remeras y la corta cola de color negro. Tiene una colorida cabeza desprovista de plumas, con el cuello y la carúncula anaranjados y un notable collar plomizo. Otra notable diferencia con los demás Cathartidae es el vistoso y llamativo iris blanco. En los juveniles, el plumaje es negrusco y el iris pardo. Un detalle sencillo para reconocerlo es la carúncula, que por más que sea de color negrusco, ésta tiene la forma particular de la especie.

Es de hábitos solitarios, y más raro que las otras especies de buitres. Es carroñero por excelencia. El nombre de real, o rey, proviene de la dominancia de la especie sobre las otras al momento de alimentarse de la carroña (Canevari et al. 1991). Según conocimientos locales, tiene el pico más fuerte y en presencia de un cadáver, cuando el cuerpo aún no está abierto, los otros cuervos esperan que llegue el yryvu ruvicha para abrir el cuerpo.

Se lo puede encontrar en bosques y sabanas de todo el país excepto en el Ñeembucú y los pastizales de Misiones. Es raro en todo su rango de distribución, en el Chaco puede llegar a ser más escaso.

Su estado de conservación en Paraguay es Casi Amenazado (NT)

EL CÓNDOR QUE NO ES

En Paraguay el cóndor andino (Vultur gryphus) se encuentra en la lista de especies en base a dos registros, el primero es un registro hipotético de un espécimen extraviado obtenido en la Bahía de Asunción el 18 de septiembre de 1943 (Hayes 1995: 88 citando a Podtiaguin 1944:115) y el segundo registro fue dado por Julio Contreras en agosto de 1987, un ejemplar capturado, fotografiado y liberado en Gral. Eugenio A. Garay (Hayes 1995:88 citando a Contreras 1989: 5, Contreras et al. 1993:2). Además se han dado otros avistamientos en el Chaco y existen registros en el Pantanal de Mato Grosso y en el Chaco Boliviano por tanto aunque sea una especie andina, su presencia en las planicies es posible.

El 31 de agosto fue publicada una foto del diario ABC Color en su versión digital, de un supuesto cóndor atrapado en Peguajho (Concepción), en base a dicha fotografía podemos decir que se trata de un ejemplar muy juvenil de yryvu ruvicha (Sarcoramphus papa).

En la imagen se puede apreciar la cabeza desprovista de plumas y la carúncula (protuberancia encima del pico) bien notoria. Además, el tamaño de ambas especies es muy distinto, el cóndor es mucho mayor, con una altura de 95 cm mientras que el Sarcoramphus llega sólo a los 75 cm.

Por Andrea Ferreira y Hugo del Castillo.

OBSERVACIONES ORNITOLÓGICAS

SALIDA DE OBSERVACIÓN DE AVES

DE PASTIZALES EN BARRERITO.

Por SILVIA CENTRÓN

El pasado 13 de agosto, técnicos de la Asociación Guyra Paraguay visitaron la estancia Barrerito, en el departamento de Paraguarí, ubicada entre los distritos de Quyquyo y Caapucu. Esta estancia se encuentra en una zona de extensos campos naturales o también conocidos como “pastizales naturales”.

Recorriendo la estancia se pudieron observar cuatro individuos del tachuri coludo (Culicivora caudacuta) volando juntos y así también se escucharon varios individuos cantando de la cachirla dorada (Anthus nattereri) observando dos individuos en vuelo. Este sitio es muy interesante para iniciar investigaciones ornitológicas y de este modo calificar a este sitio como un Área Importante para la Conservación de las Aves – IBAs, ya que ambas especies mencionadas se encuentran en la categoría de Vulnerables a nivel global.

OBSERVACIONES ORNITOLÓGICAS

UN RÁLIDO EN MI VENTANA

Por el Dr. CLAUDIO PRIETO CONTI

El 18 de agosto comenzó como un día cualquiera. A la tercera vez que sonó la alarma del maldito despertador, me levanté semidormido. Me fui al baño y primero me lavé los dientes, luego empecé a afeitarme siempre mirándome al espejo. En un momento, desvié la mirada a la ventana que está justo junto al espejo: había un ave grande, como una paloma, y muy quieta en el marco del la pequeña ventana. Noté su pico largo y su cuerpo oscuro con muchas motas claras. El pico era verdoso y tenía nítida mancha roja en la base.

Estaba soñando acaso? Un Pardirallus maculatus en mi ventana. Bastante más lúcido, sigilosamente salí del baño pasando a menos de un metro del ave inmóvil.

La cámara fotográfica afortunadamente estaba a mano, en el dormitorio. Volví al baño y saqué la primera foto. El ave me miraba. Un ojo no es ojo porque lo ves, es ojo porque te mira, dijo Antonio Machado.

Seguí sacando fotos.

Ahora, me preocupaba la inmovilidad de mi visitante.

Estaba herido? Llamé a Fermina. Fermina trabaja en casa, pero es una señora del campo, de Curuguaty. Ella y su esposo han trabajado en muchas estancias en el norte. Y Fermina es muy rápida y simpática. Se asombró al ver el pájaro, no había visto antes uno así. Le dije que el pájaro podía tener un ala o una pierna rota.

Que procuráramos agarrarlo, sin lastimarlo. Apenas terminé de decir ésto, Fermina tenía al Pardirallus en la mano, que sólo movía sus hermosas patas rojas. Lo metimos en una caja grande, agujereada para que entrara aire. Aclaro, para los no ornitófilos. El Pardirrallus maculatus se llama en castellano gallineta overa, y en guarani ñahana mbatara. Vive en los esteros, entre la alta vegetación acuática: juncales, pirizales, peguajós. Por eso es muy difícil de ver. Yo lo he visto sólo dos veces en 15 años de bird-watching, y el 18 de agosto posado en mi ventana! Pertenece a la familia de los rálidos (rallidae). Hay 22 especies diferentes de rálidos en el Paraguay, y 120 en el planeta. Aquí, la más común y muy fácil de ver es el Ipaka’a, que además es bastante más grande. Los otros casi siempre ocultos, son un premio mayor cuando los avistamos en una salida de campo. Pasé el resto del día en el consultorio, viendo pacientes y pensando en el ave.

OBSERVACIONES ORNITOLÓGICAS

Yo no tengo mucha onda mística, pero la visita me pareció algo raro. Alguna vez escuché que las aves son mensajeros de los dioses. No dudo de las aves, pero de los dioses... Estas aves emigran al norte en invierno, y además se trasladan de un humedal a otro.

Sus vuelos son nocturnos. Pero el ruido y las luces de una ciudad les hacen perder su orientación, a veces chocan contra algún edificio y mueren. A veces exhaustas se posan en algún sitio, donde están a merced de perros, gatos y seres humanos. Esta vez una se posó en mi ventana, pese que vivo en Villa Aurelia, a algunos kilómetros de cualquier humedal. Al mediodía volví a casa, y recibí un informe completo. El Pardirrallus había recibido una banana (?) de Fermina y pan (integral) de parte de mi hijo. Fermina abrió la caja para mostrar el ave a mi nieta Emma. El pájaro voló dentro de la habitación, y fue eficazmente recapturado por la indómita Fermina. Resumiendo: Pardirallus vivo, con alas y patas sanas, pero en ayunas. Dispuse que le dieran agua y pedacitos muy pequeños de carne, le dieron agua y arroz. La cadena de mando en mi casa tiene sus problemas.

Todavía mi hijo y Fermina discuten si comió el arroz.

Según Fermina comió “todito”. El hermoso pico del Pardirallus no parece el instrumento ideal para comer arroz, sino para atrapar insectos o renacuajos. A la mañana siguiente me levanté muy temprano. Metimos el Pardirallus en una caja más pequeña, y lo llevé en mi auto a liberarlo. Fermina dijo que el ave tenía mucha suerte; yo sospecho que le hubiera gustado conservarla como mascota. Al amanecer estaba frente a las lagunas que el río Paraguay forma en la Urbanización Surubi-i. Abrí la caja a unos 50 metros del juncal. La idea era fotografiar al liberado llegando a su nuevo hogar. El pájaro se quedó muy quieto en la caja, tome unas fotos más y me agaché a sacarlo de la caja. Súbitamente el Pardirallus emprendió un hermoso vuelo de 80 metros y desapareció en medio de los juncos.

Con mis binoculares traté inútilmente de verlo. Me quedará el 18 de agosto en la memoria, y las mejores (puede, que las únicas) fotos del mundo de un Pardirallus maculatus posado en una ventana.

OBSERVACIONES ORNITOLÓGICAS

BAHÍA DE ASUNCIÓN

Por ARNE LESTERHUIS

En agosto se observó la sexta nueva especie del año 2009 en la Bahía de Asunción, llegando al gran total de 270 especies. La especie nueva es una hembra de viudita chica (Knipolegus hudsoni), una especie con muy pocos registros en el Paraguay. El individuo fue observado por Rob Clay y Arne Lesterhuis durante la salida del 22 de agosto. El total de aves observadas durante esta salida fue de 91 especies.

En Paraguay ocurren cinco de las diez especies de viuditas (Knipolegus sp.) que existen, de las cuales la viudita chaqueña (Knipolegus striaticeps) es la más común y también la única otra especie de viudita con registros en la Bahía de Asunción. La viudita chica cuenta con sólo cinco registros en el Paraguay, tres especímenes colectados en los años 1931, 1960 y 1973 y dos observaciones en los años 1989 y 2002 (BDGP).

La hembra de la viudita chica es bastante parecida a las hembras de la viudita negra común (Knipolegus aterrimus) y la viudita negra de pico azul (Knipolegus cyanirostris), pero observando cuidadosamente el tamaño y la presencia ó ausencia de manchas en la parte ventral, se puede diferenciar para identificar la especie. La hembra viudita chica es ventralmente blancuzca con manchas solamente en la garganta y el pecho, mientras que la viudita negra de pico azul está totalmente manchada en el vientre y a la viudita negra común le falta completamente las manchas en la parte ventral.

Otros registros de interés son una bandada de 78 patos cuchara (Anas platalea), un registro que representa el número más alto de la especie para la Bahía de Asunción. Asociados con el pato cuchara se observaron diez individuos del patito arroz (Callonetta leucophrys) y tres individuos del pato gargantilla (Anas bahamensis). También fue notable la cantidad de macáes observados, se contaron 26 individuos del macápico grueso (Podilymbus podiceps); sin embargo, el récord es de 64 individuos observados en septiembre 2004.

También ya está aumentado la cantidad y diversidad de aves playeras neárticas que llegan a la Bahía de Asunción para recargarse de energía y luego seguir su camino al sur donde pasan su invierno. Se observaron seis especies y un total de 493 individuos. Las más numerosas fueron pitotoi chico (Tringa flavipes) (266 individuos) y playerito pectoral (Calidris melanotos) (193 individuos). Notable fue la observación de nueve individuos de la becasa de mar (Limosa haemastica), un número alto en la historia de Guyra Paraguay, pero el récord es de 37 individuos observados por Hayes (1991) en noviembre 1988. Las otras tres especies observadas son el playerito rabadilla blanca (Calidris fuscicollis) (6 individuos), el playerito zancudo (Calidris himantopus) (15 individuos) y el falaropo tricolor (Phalaropus tricolor) (4 individuos).

OBSERVACIONES ORNITOLÓGICAS

PYRODERUS SCUTATUS

JAKU TORO, GUYRA TORO O YACUTORO

Por HUGO DEL CASTILLO

El yacutoro es el más grande de los paseriformes (el orden que abarca a los pajaritos) y se distribuye en el este de Paraguay, habita los bosques paranaenses y los bosques de los cerrados de Concepción. Su nombre viene del sonido sordo que emite “como soplar botella” principalmente en grupos durante la época de reproducción.

Es pariente cercano del pájaro campana con el que comparten la familia Cotingidae, y aunque no tiene un grado de amenaza a nivel mundial porque su distribución es muy amplia, a nivel nacional y por la desaparición de su hábitat está considerado como amenazado de extinción en la categoría Vulnerable. Nos consta que el mejor lugar conocido para ambas especies son los bosques de Yaguarete Forest en San Pedro, y estos han desaparecido tal como lo conocíamos.

Una pareja de yacutoro habitaba el Hotel Tirol en Capitán Miranda cerca de Encarnación, se la podía observar desde las habitaciones y el restaurante, hasta que fuera colectada como ejemplar de museo y nunca más se volvió a ver la especie. Sorpresa fue ver un enorme yacutoro en la lluviosa mañana del 8 de agosto. Estaba alimentándose de frutos de una palmera exótica cerca de las piscinas del nivel superior, los frutos tenían el color de la aceituna, el yacutoro estaba disputándoselos con el tukâ sa’yju o arasarí fajado (Pteroglossus castanotis) y un grupo de aka’ê para o urraca común (Cyanocorax chrysops).

Podemos presumir que la isla de bosque de unas cien hectáreas que rodea al Hotel Tirol tiene una buena conexión con los bosques que quedan en las márgenes del arroyo cercano, un corredor que hizo posible que un nuevo ejemplar llegue hasta el hotel. Bienvenido sea de vuelta el yacutoro al Hotel Tirol.

AVES DEL NIDO DE GUYRA

Por ROB CLAY

Agosto fue un mes bastante tranquilo en términos de actividad aviar en el nido de Guyra. Durante las primeras tres semanas se perfilaba como el primer mes sin una especie nueva (desde que se inauguró el nido), pero la salvación vino en la forma de un adulto de aguilucho colorado (Buteogallus meridionalis) el 19 de agosto, cuyo presencia soltó pánico entre la bandada habitual de cotorritas (Myiopsitta monachus). El total de especies (nativas) registradas en el nido es de 94.

Otros registros notables incluyeron un macho de pitiayumí (Parula pitiayumi) el 17 de agosto, y tres individuos de tero tero (Vanellus chilensis), el 24 de agosto. Los lapachos en flor durante todo el mes aseguraron la presencia de tres especies de picaflor, el picaflor bronceado (Hylocharis chrysura), picaflor verde (Chlorostilbon aureoventris) y el picaflor de barbijo (Heliomaster furcifer). Los individuos de la primera especie son notablemente variables, algunos con un brillo dorado muy marcado, y otros un verde sin brillo. Este mes, un individuo verde con la cola rojiza (en lugar de la bronceada normal) vigorosamente defendía un territorio en el lapacho al lado de la oficina.

En agosto comienzan a llegar los primeros migrantes, tanto neárticos (que nidifican en Norteamérica) como australes (que nidifican en el sur de Sudamérica).

Dos corbatita común (Sporophila caerulecens) que aparecieron en los árboles el 20 de agosto tal vez hayan sido migrantes recién llegados (al menos fueron los primeros individuos de esta especie registrados en la oficina por varios meses). Con la llegada de septiembre, podemos esperar la llegada de otras especies migratorias, como el suirirí real (Tyrannus melancholicus).

También con la proximidad de la primavera, empezaron a cantar varias especies de aves, una de las primeras es la calandria grande (Mimus saturninus), y asimismo un zorzal colorado (Turdus rufiventris) agregó unas notas al coro matinal. Y comenzamos a registrar taguató común (Buteo magnirostris) en forma diaria, debido a sus llamativos despliegues aéreos.

Cada despliegue es acompañado por un vuelo de la ya mencionada bandada de cotorritas (M. monachus), aunque con el paso del tiempo parecen estar acostumbrándose a compartir la vecindad con unas rapaces muy conspicuas.

NOTAS DE INTERÉS

LA LEYENDA DEL CASERITO

MATERIAL COMPILADO Y REVISADO POR LA EDUCADORA ARGENTINA NIDIA COBIELLA

(NidiaCobiella@RedArgentina.com)

Cuenta una leyenda popular que...

Un joven indio guaraní, bravo cazador que habitaba en el bosque y estaba enamorado de una bella india de dulcísima y melodiosa voz.

La bella muchacha era la hija del cacique, y la tribu a la que pertenecía, exigía que quien la pretendiera debería superar una serie de actos de arrojo fijados de antemano y que demandaban virilidad y valentía.

Dichos actos consistían en vencer en dos carreras, una pedestre y otra de natación; luego, tendría que permanecer inmóvil, durante nueve días, dentro de un cuero cosido, alimentado solamente con líquidos. El valeroso indio venció a todos los aspirantes y cumplió la segunda parte de la prueba. Pero, cuando fueron a liberarlo, después de los nueve días establecidos, sólo encontraron una pequeña ave de plumaje color ladrillo: el casero. El pájaro levantó vuelo, se posó en un curupí y entonó su primer trino alborozado. La hija del cacique, respondiendo al llamado del compañero, se transformó también en ave y voló hacia él para formar la yunta inseparable de caseros. Desde entonces elevan trinos en acción de gracias mirando al cielo.

(Esperar unos segundos para descarga total en el espacio - Libro digital/ PDF)