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Gustavo Benítez

  LA POESÍA VISUAL EN LOS ESPACIOS NOS Y ECOLÓGICOS DE GUSTAVO BENÍTEZ GALEANO - Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN


LA POESÍA VISUAL EN LOS ESPACIOS NOS Y ECOLÓGICOS DE GUSTAVO BENÍTEZ GALEANO - Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

LA POESÍA VISUAL EN LOS ESPACIOS MÍTICOS Y ECOLÓGICOS

DE GUSTAVO BENÍTEZ GALEANO

Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

 

 

 

 

Incursioné con el arte académico a los 13 años en la escuela de Bellas Artes. A los 17 años conocí a Olga Blinder en el Centro Cultural Paraguayo Americano y con ella el arte Moderno. Fuí alumno también de Livio Abramo -afirma el artista cuando inicia el relato de su proceso artístico. Después de su estadía de cinco años en la ciudad de Río de Janeiro, donde estudia Diseño Industrial y a la vez en la escuela de Artes Visuales del Parge Lage, entra lentamente en contacto con un grupo que experimenta con las artes del fuego, transformación de materiales, cerámica y otras técnicas no convencionales. Inicia su camino hacia la Instalación después de participar en varias exposiciones de pintura donde ya se perfila un cuestionamiento abierto a los soportes convencionales y realiza ensamblajes de medios mezclados.

En 1990 realiza su primera exposición individual con la muestra que denomina “Rastro”  en el Centro Cultural Paraguayo Americano, en cuyo catálogo el artista reflexiona así, junto a Beto Ayala: “Una mancha, una huella, signos/ algo que estuvo y ya no está/ La piel de un taguá secándose al sol/ La cáscara/ El viento/ La vida ausente/ El alma ausente/ La piel/ El rastro". Estos trabajos surgen a partir de la incidencia de la violencia cotidiana en el entorno vital que nos rodea. La inquietud que esta destrucción me produce encuentra en estas texturas, en estos cartones manchados, impregnados de rastros, el camino gestual para comunicarse. Reducir al mínimo los elementos que conforman una obra de arte resulta difícil. El arte no está separado de la vida cotidiana, en muchos casos un gesto manchando un cuerpo o una vasija nos llega como un rastro de vida, como un grito”... (1990).

En 1994 obtiene el premio de la Bienal Martel montando una instalación cuyos elementos son papeles reciclados realizados en la pared que al ser despegados imprimen la forma y la textura de la misma.

El artista recuerda una de sus obras donde se siente el paso hacia lo objetual, cuyo soporte es el marco de una ventana y donde el pincel y la pintura ya no son protagonistas. En ésta pre­senta un tejido indígena quemado, roto, arrancado atado por unos cables, que hace alusión al tema de la “aculturación”, el conflicto cultural de violación y sometimiento indígena por la cultura occidental. Fue una obra odiada por unos y amada por otros - expresa el autor.

Sobre la Instalación opina; En mi obra el espacio es un elemento más del trabajo final. El espa­cio se convierte en la caja de resonancia del susurro que genera el trabajo y juntos atraviesan o no al espectador. El espacio junto a los otros elementos generan la obra como un todo.

Ya con las instalaciones de Gustavo Benítez, el espectador es envuelto en un espacio que recoge diferentes materiales, como papeles reciclados de fibras naturales, madera, metal, pintura al óleo, bleque, lacre y otros elementos como nidos de pájaros, capullos etc. Rodrí­guez Alcalá dice: Benítez ha experimentado con las posibilidades expresivas de las fibras artesanales; Con la incorporación a este soporte- que a partir de esto deviene protagonista el mismo- de material diverso; Sus papeles-cuadro- por denominarlos de alguna manera- re­gistran operaciones sutiles de tono y textura, de inclusión de materia orgánica (texto escrito sobre la obra del artista s/f).

Su proyecto tiene un largo proceso que va surgiendo a medida que descubre los secretos de la naturaleza. Hace cerca de tres años vengo observando como cambian los vientos. Y al cam­biar los vientos, cambia todo, las frutas, las flores, las hojas y hasta nosotros mismos - explica el artista.(Yubi, ABC revista, abril del 97).

Con la Instalación titulada “Poemas Visuales”, sitúa al espectador en un recorrido espacial coherente y sensible que gira en torno a un bosque imaginario. A través de la experimenta­ción de las posibilidades expresivas de los materiales que utiliza se advierte la presencia de un discurso apoyado en el acercamiento a la realidad de la naturaleza sutilmente sugerida y construida con los signos de su mirada personal. Las formas que presenta y combina son las que hablan en la forma artística. Sus “Poemas-imágenes” ofrecen opciones semánticas que pueden hablar de riquezas guardadas.

El discurso del crítico Ticio Escobar que acompaña a la obra crea en el espectador imágenes mentales: ...ofrendas de frutos y mieles/ reservas de humedades y de oxígenos esenciales/ de especies amenazadas, de pura memoria/ vegetal sitiada... (Revista AIA. 1997).

Gustavo Benítez piensa, imagina y crea su propio espacio mitológico y convierte a unos y otros materiales. Transforma la levedad de la materia en soporte sólido de sus personajes. Una experiencia que le permite articular un lenguaje lleno de connotaciones que forma parte de un conjunto que transforma e interviene el espacio de la galería, convirtiéndolo en un lugar o un ámbito, donde se siente el clima de una atmósfera muy especial. El espacio envolvente que apunta a la sensibilidad y a las capacidades imaginativas del espectador. Presenta un bosque con todos los componentes y relaciona al hombre con las fuerzas de la naturaleza, con lo nuevo y lo mítico. Crea sus fábulas y símbolos con notas de delicadeza. Puede obser­varse en su obra colores naturales, texturas fibrosas, gestos mínimos y la expresividad propia de lo elemental.

-Estas son hojas colgadas con hilos de caraguatá que es una alusión a los dioses eólicos, una historia de amor entre el viento y el bosque, expresa el artista.

Analiza los signos plásticos y experimenta con la materia soporte. Los papeles reciclados, artesanalmente hechos son el centro de su investigación. El papel es material y tema al mismo tiempo, se despliega como estructura y como energía, pero lo interviene también en forma conceptual. Acompaña su obra con títulos poéticos, como ... “Te doy mis entrañas, te nutres de mí” donde presenta el útero y al hijo significando el regalo que la naturaleza hace al hombre que lucha por sobrevivir. Su obra está impregnada de un sentido ecológico y en ocasiones llama la atención sobre la depredación de los recursos naturales del país.

-El contenido de estas obras gira en torno a la destrucción del hábitat natural y cultural del ser humano - comenta el artista.

En la obra titulada “Territorio. Soy apenas el 7% hoy. Mañana amanece” utiliza sus papeles­membranas de varios tipos de texturas, donde pulsan fibras primordiales y laten incrustados semillas, hojas, pétalos, colores terrosos que suplen a las palabras para abrirse a la experiencia y transparentar el espacio sagrado de las selvas que claman por la reducción de sus recursos forestales y la depredación, por la secreta actividad creadora de la vida, donde resuenan los ecos por lo nativo, por las propiedades de las plantas, por los hábitos de los animales, por la pureza. Simples papeles que en el contexto de una Instalación y del arte, por voluntad del artista pueden remitir a las ausencias o crear espacios míticos de historias de amor entre hilos vegetales, aparición de deidades eólicas y desplegar fábulas.

En “Caigo. Nunca llego al suelo/ El viento y yo” presenta hojas mecidas por la brisa de la tarde y suspendidas de hilos de caraguata donde el artista despliega su fantasía. En su obra “Yagua­reté, pisas mis entrañas, la luna y yo”, dispone de papeles herrumbrados con una chapa vieja de metal y alude a la piel del yaguareté que el shamán de la tribu usa para invocar los poderes del animal para curar a los enfermos. La poesía versa sobre leyendas, ficciones y mitos que se desprenden de los signos plásticos. Explora las posibilidades de las texturas y rescata la fuerza vital de la misma.

Sus instalaciones representan una de las propuestas del arte paraguayo de vanguardia y son para verlas, meditarlas y sentirlas desde sí mismas. Una experiencia que apela a los sentidos y al pensamiento. Un homenaje que evoca la pureza de lo natural. Ubicando la obra de Gustavo Benítez, en los poéticos términos del crítico Ticio Escobar se puede leer el siguiente discurso:

Las obras de esta exposición- aunque algunos fragmentos/ puedan considerarse - efímeras. Leves como las hojas/ que cuentan su historia de amor con el viento/ como el hilo tenue que las acordona al infinito/ como la enigmática espiral de fibra que genera nuevos sueños/ como el viaje esencial del ysypo desnudando misterios/. Levedad, otra vez, levedad/. Y el anuncio de otros tiempos./ Soy apenas un 7 por ciento/ Y en esta lastimera confesión/ el bosque evoca su antiguo imperio,/ cuando el verde se extendía sin fronteras,/ cuando hom­bres y mujeres todavía virginales/ recorrían sus entrañas en busca de alimentos/. Gustavo Benítez ha traído el bosque para nosotros/. Lo ha instalado en plena urbe, en la superficie cuadrada de un museo/. Desde aquí nos invita a palpar la estructura/ molecular de la selva. Podemos, sí, podemos. Podemos/ tocar, acariciar, apretar, deslizar los dedos por esa pul­pa disecada, por ese concentrado de memoria vegetal que/ sólo espera ser activado para revelar sus secretos/ para relatar nuestra historia sobre la tierra ... En Paraguay el bosque agoniza. Y Gustavo Benitez lo sabe/. Lo siente, lo registra en cada pulsación de la materia. Lo despliega y lo presenta/ Sin embargo, no todo está perdido. Mañana amanece.

Y si los espacios reconstruidos del artista son capaces de “crear horizontes” en el discurso del crítico con estos términos puede pensarse que en ocasiones es imposible negar al arte la poesía y dejar de apreciar el estatuto mítico y singular que sólo el arte es capaz de producir. La experiencia estética es un fenómeno mudable y en el caso de las instalaciones se centra en la propia actividad reflexiva del espectador.

 

ENLACE INTERNO AL DOCUMENTO FUENTE

(Hacer click sobre la imagen)

 

EL "ESPACIO VITAL" EN LAS INSTALACIONES

DE SIETE ARTISTAS PARAGUAYOS

Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

Con los auspicios del FONDEC

Asunción - Paraguay

Marzo, 2012 (124 páginas)






Leyenda:
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