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LUIS MARÍA MARTÍNEZ (+)

  CUADERNOS DE NOTAS - Textos de LUIS MARÍA MARTÍNEZ


CUADERNOS DE NOTAS - Textos de LUIS MARÍA MARTÍNEZ

CUADERNOS DE NOTAS

Textos de LUIS MARÍA MARTÍNEZ

ARANDURÃ EDITORIAL

Género: Otros géneros - Publicación: 2002, 332 págs.

 
Sinopsis: Es un texto riquísimo, de pensamientos generados por las circunstancias. Con lenguaje sutil el autor crea un grandioso panorama de lo que fue la literatura, el drama de los escritores, el ambiente y la vida en general, en la gran cárcel del Paraguay, aprisionado entre bayonetas y verdugos.

 

LUIS MARÍA MARTÍNEZ (Asunción, Paraguay, 1933)

 
Biografía: Nació en Asunción el 21 de junio de 1933, se incorporó tempranamente a los ásperos ajetreos de la lucha clandestina de nuestro pueblo por su libertad. Tanto es así que, imbuido de las ideas de redención de nuestro pueblo, oprimido casi siempre por innumerables cadenas, nativas y extranjeras, pasó a dar forma a su pensamiento en esa tesitura.
Desde la fallida edición de “Día Primero” en 1956, reeditado en 1989, expurgado de sus defectos de nacimiento, Martínez no cesó de prodigarnos nuevos y mejores poemarios. Es más, en 1985 y 1986, años aún de plena dictadura, tuvo la feliz iniciativa de dar los volúmenes I y II de “El trino soterrado”, una aproximación a la historia de la poesía social del Paraguay, expresiones de rebeldía y dignidad escasamente conocidas. Trabajo éste estimado por el polígrafo Emilio Armele como “el mejor libro aparecido en más de tres décadas porque sitúa la acción poética social en el conjunto bien definido de la historia nacional”. Luis María Martínez pasó a continuación a crear y a fortalecer con varios colaboradores la Revista de Cultura ESTUDIOS, considerada por uno de los directores de la Revista AMARU de la Argentina, Juan C. Giménez, “como una trinchera de ideas progresistas no solamente del Paraguay sino de nuestra Latinoamérica toda”. Lamentablemente, la Revista Estudios desapareció en 1990 por motivos económicos, cuya reaparición en la actualidad es requerida de manera insistente.

En 1990 a 1991, Martínez fue Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay, en cuyo período contribuyó a su consolidación orgánica.

Su poemario “Armadura fluvial”, traducido al checo, sirvió de tesis culminatoria a una estudiante universitaria de Praga, en la rama de literatura extranjera a mediados de la década del 60.

Los poemarios editados anteriormente por dicho autor han sido entre otros los siguientes: Poesía (1960), Armadura fluvial (1961), Ráfagas de la tierra (1962), Arder es la palabra (1966), Días de vida (1993), Fervor disperso (1994), La lucha está en el centro (1995), El muro (1996). El libro de las letanías (1996), País difícil (1997), Pertenece al amor (1998), Merece el caballo verde (1998), Persona y tiempo (2000), Cuaderno de notas (2002).

 

 

 

CUADERNO DE NOTAS

 

         Resulta difícil escapar a la atracción que ejerce sobre uno la posibilidad de poder volver al pasado, a su infancia, a la primera juventud. De ahí que no me extraña detenerme a disfrutar del contenido de este libro excepcional, cuyas páginas aglutinan la fruta exprimida en su momento, de la cual aroma el zumo de aquellos días ya perdidos, porque como destaca el autor:

 

         [...] Sentía además esa recóndita satisfacción del escrito subterráneo y marginado, que ejercita esa especie personal de venganza al hablar con claridad, sin las censuras que impone la prensa desenvuelta en espació dictatorial, que no publica nada de importancia.

         [...] Me alegra, por otra parte, haber insistido en trasladar al papel mis pensamientos en tales difíciles e irrepetibles momentos. Porque tratar de reinventarlos ahora, ya modificadas las circunstancias de vida, sería algo absolutamente imposible.

 

         Creo que los memoriosos van a disfrutar leyendo este libro, porque recorre un amplio lapso que comienza el 3 de enero de 1959, eternizado en esta página:

 

         Mi amor hacia X, me hace doler el corazón tal como si estuviera soportando la arremetida de unas astas.

         La llovizna cae miedosamente: ¡agua arrepentida de la decisión!

         Esta noche veo a la vela extasiarse en su propia llama, igual que el acaparazonado hamletiano rebosante de vanidad enfermiza.

         ¡Aprovechemos nuestro tiempo! Pues bien: estos pensamientos no son más que fugaces minutos cosechados con la hoz del cerebro.

         Amo a una joven... pero ¡oh, indecisión!, ante ella me siento como un Rudin desalentado: la deseo pero no la cultivo. ¡Divorcio de realidades!

         La vanidad de cierta persona es, a veces, tan grande, tan grande, que asquea como la presencia de un ser sarnoso. La podre rebasa entonces el vaso de su imbécil persona.

         Actualmente existen muchos "jeunesse dorée" (jóvenes dorados) que impresionan mal como una comida desabrida. Verde melancolía es la de la cigarra.

 

         para concluir el 31 de diciembre de 1976, con este pensamiento:

 

         Después de esta noche cambiará de número el año. Y la vida seguirá en el río del tiempo. La cultura tratará de avanzar a pesar de sus tropiezos, de sus harapos materiales. El país con el pueblo, tratarán de moverse hacia el portal de la aurora, hacia las luces del porvenir. A pesar de las duras cerrazones, de los dictadores existentes, del sanguinario poderío temporal de los verdugos...

 

         Entre este A y el Ω, van insertos numerosos comentarios de los cuales destaco algunos, para que se pueda tener una idea del contenido general de esta obra.

 

         1959

         9 de noviembre. En toda dictadura la atmósfera de miedo crea un poderoso silencio, interrumpido únicamente por el aleteo de los pájaros agoreros. Por eso el pensamiento que es energía es cosa rara. Y el pensador es alguien que molesta. Molesta porque medita, porque sugiere, porque induce a no estar conforme con lo existente. Y el pensamiento de rebeldía que es como una peste para las dictaduras... y que de pronto puede ser incontrolable. Controlar es el infinitivo más valioso para toda dictadura.

 

         1960

         Tengo necesidad de escribir constantemente, cual ineludible requerimiento fisiológico. Pues necesito expresarme para liberarme de lo que experimento y de la superabundancia de mis impresiones. El alma es, pues, una multípara utilísima que va madurando hijos bellos o malformados, conforme a la cotidiana acopiación de sus elementos constituyentes.

 

         1962

         Hay pequeños grupos de intelectuales que, tras publicar algo alguien de sus integrantes, los demás como en una reacción en cadena lo elogian al autor, y desencadenan una verdadera lluvia de hipérboles sobre tal sujeto. Algo risible realmente.

         Sin embargo, la obra de alguien que no integra esa absurda congregación no será mencionada ni como regalo de cumpleaños. Será objeto del mayor olvido. Es que para que funcione la maquinaria de elogios es requisito indispensable que integre alguna agrupación de esa caterva de vanidosos, el intelectual del caso. De no ser así su nombre permanecerá en la oscuridad, su castigada frente no tendrá ningún laurel, ni el lluvioso riego de los ditirambos desencadenados... ¡Nada!

 

         1963

         30 de abril.- Con cierta demora, y no porque no lo haya tenido en cuenta menciono el comentario crítico publicado en el diario "La Tribuna" con fecha 3 de marzo próximo pasado, con la firma de José-Luis Appleyard, con el título de "Cuatro libros y un silencio".

         Los cuatro libros mencionados en el artículo eran: "Cuaderno de Bitácora" de José Antonio Bilbao, "Zumos" de Ramiro Domínguez, "órbita de visiones" de Elsa Wiezell y el mío: "Ráfagas de la tierra", y el silencio cuestionado era el de Josefina Plá, quien en sus artículos críticos o comentarios no era ecuánime ni justa todas las veces, o simplemente acudía al silencio para no destacar la labor de quienes no eran de su afecto, para anularlos o desahuciarlos del campo de las letras.

         Por eso Appleyard, en la parte introductoria del artículo, critica la conocida actitud de Josefina de la forma ya mencionada más arriba, al decir entre otras cosas:

         "...Cuando una de tales figuras asume el magisterio de la crítica, sus opiniones adquieren la consistencia de un oráculo délfico cuyo acatamiento hace posible a quien tuviere tal audacia de un castigo ejemplar nunca especificado. Tal maestrazgo de las letras es proclive a la subvaloración y a un desconocimiento de quienes no se muestran afectos a un procedimiento de zalemas y consecuencia directa de falibilidad tan humana es la parcialidad de los juicios emitidos por esas míticas figuras. Por ello el panorama poético paraguayo aparece desdibujado en artículos destinados al extranjero y otros de lectura local, y figuras de incipiente balbuceo, por más prometedor que este fuere, reemplazan a otras de auténtica valía, por el solo mérito de ser irrevocables en su decisión de sustentar el mito".

         Luego Appleyard reclama la necesidad de la existencia de una crítica ecuánime y solvente para alentar a los valores que merecen y desalentar a los audaces, al ser una especie de barrera...

 

         1964

         16 de enero.- En la edición de ayer del diario "La Tribuna", hay un reportaje que el matutino hace al señor Francisco Pérez Maricevich, como uno de los ganadores del concurso de cuentos que el diario organizara recientemente.

         Entre las afirmaciones formuladas por el Sr. Pérez Maricevich, aparecen algunas llamativas perlas como las siguientes: "que solamente se puede escribir novela "luego de los treinta años", cosa que carece de todo fundamento. Pruebas en contrario hay a montones en toda la literatura universal. La redacción de una novela no está en relación a la edad, sino antes bien, con las experiencias acumuladas por quien la escribe. Uno bien podría no tener 30 años y poseer una rica experiencia de vida, capaz de servir de contenido de una novela".

         ¿Qué es lo que impulsa a escribir? El deseo de transmitir las experiencias acumuladas, que pudieran servir a los demás. Si no carecería de sentido tomarse semejante trabajo.

 

         1970

         La literatura paraguaya reposa sobre incontables páginas de diarios, de periódicos y revistas, muchos de muy breve existencia, sujetos inevitables de la mortalidad infantil. Literariamente, hay que seguir porfiando para extraer las gemas de esa perecedera cantera, siempre en peligro de completa extinción por la humedad, el moho, los ratones y los insectos. Tarea indudablemente estatal, institucional, en un país donde al Estado le importa un bledo la cultura.

         Indudablemente Pérez Maricevich carece de la virtud de la que se ufanaba poseer un hombre de cultura excepcional como de espléndida prosa que fue José Enrique Rodó, quien decía con empaque de bello desafío: "Presumo tener entre las pocas excelencias de mi espíritu, la virtud, literariamente cardinal, de la amplitud...".

 

         1972

         22 de junio. Me deja insatisfecho el artículo de Juan Santiago Dávalos sobre el genio libresco de Jorge Luis Borges. Muchas citas, poco criterio propio, es decir, una erudición sin aderezos. ¡Deslumbra sin alumbrar!

         Borges es, indudablemente, un ser muy singular. Para él todo lo es el dios Libro. Lo tiene al lado a la hora del desayuno, del almuerzo, del té o del café, y en el instante de la cena, adicionada con el gusto bíblico y rupestre de un tintillo. Y luego sobre el colchón y sobre la almohada, y a la hora de dormir utiliza por cobertor un ancho libro enciclopédico...

Fuente: LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA. Por AUGUSTO CASOLA. Editorial ARANDURÃ, Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas)

 

 

 

 

 

 

CUADERNO DE NOTAS II

Textos de LUIS MARÍA MARTÍNEZ

ARANDURÃ EDITORIAL

 

 

            Cuando Luis María Martínez iba a lanzar este libro, me pidió que me hiciera cargo de la presentación. El resumen/comentario que sigue corresponde a la oportunidad que me cupo de referirme a esta obra y creo haber captado la sustancia contenida en ella.         

            Si bien sigue el mismo tenor que el Cuaderno de Notas, al que ya hice referencia, este cuaderno abarca una época más reciente y se refiere a situaciones comprendidas entre los años 2002-2007, es decir cuando el país ya lleva soportando casi 20 años de la inacabable transición democrática que se coronó con el acceso al poder del grupo autodenominado "del cambio", al que no podemos dejar de referirnos y del cual es conocido por todos su gestión y sus resultados, pues quienes vivimos gran parte de nuestras vidas y fuimos protagonistas de la dictadura de Stroessner, ahora lo somos del cambio de Lugo, a quien sólo le falta iniciar sus discursos diciendo: "mi gobierno...".

            En "14 testimonios de la Poesía Paraguaya" de Santiago Dimas Aranda y María Hedy González Frutos (1972), se acota que "Luis María Martínez no es de los que se detienen a mirarse ante el escaparate de la buena presencia literaria, ni de los que se afanan en hincharse con levadura narcisista" y dentro de este esquema siguió su labor a lo largo de la vida, poblando el mundo literario de innumerables obras poéticas (Clarea el firmamento, 1969, El jazmín azorado, 1969, Por siempre alondra, 1982 y otras varias), ensayos históricos, compilación de poesía en El trino soterrado (tomos I, 1985 y II, 1986) y la invalorable antología de la Poesía social del Paraguay (2005), la edición de 22 números de la revista "Estudios" (entre 1986 y 1990) y los cáusticos embates contra la mediocridad, la injusticia y la mezquindad del ambiente en que se desenvuelve la vida social, política y literaria de nuestro país en Cuaderno de Notas. 1959-1976 (2002) y Periodista inoportuno 2000-2004 (2006), para desembocar hoy en la publicación del segundo tomo de los Cuadernos, que titula Cuaderno de Notas II (2010). Todos estos breves antecedentes autorizan a encabezar el comentario que sigue con el título bien merecido de obrero de la palabra.

            Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que Luis María Martínez acota y afirma en este Cuaderno de Notas II; lo imposible es mantenerse ajeno al alud de palabras que, pese a estar estructuradas en tinta y papel, saltan como tigres amenazadores que en el siguiente párrafo pueden clavar en cualquiera sus garras o brillan como la espada templada del espadachín donde el "touché" va acompañado de la herida causada por el acero que con tanta destreza maneja el autor.

            Lo que se suele decir en voz baja, lo hace sin tapujos y para hacerlo, no pudo haber elegido mejor medio que este Cuaderno de Notas II dentro del cual y a lo largo de sus páginas, uno tropieza con ideas sueltas, hechos cotidianos, comentarios generales, diatribas despiadadas y anécdotas, sin un método que estructure el conjunto, porque es precisamente el conjunto, de su contenido el que funda y levanta la estructura de esta nueva obra de Luis María Martínez.

            Es difícil resumir, en pocas palabra, el amplio espectro que abarca el Cuaderno, pero sí es posible acotar en él dos cualidades permanentes: la valentía que no se arredra ante lo que pudieran decir aquellos a quienes van dirigidos los dardos de su pluma y la firmeza de carácter que exige lanzar el "j'accuse", a lo Emilio Zolá, cuando siente que la indignación contra la injusticia ya no le cabe en el pecho.

            El autor pasa de un tema a otro, de acuerdo a sus estados de ánimo o según le afecten las noticias del momento o encuentre alguna relación entre los hechos y lo expuesto por los más diversos autores, a los que cita con la facundia que le permite su erudición. De la política y los políticos, dice: "nuestros políticos -es cierto, no todos- no son más que increíbles sinvergüenzas (...) para colmo son ignorantísimos, son unos zotes de la peor especie, son patanes del peor engendro", a los críticos literarios se refiere diciendo: "nuestros críticos jamás se afanarán por comentar la obra de un escritor escasamente conocido, de un pensador desconocido pero valioso (...) son como francotiradores hacia blancos ya conocidos (...) escriben de escritores archiconocidos (...) y con las informaciones ya existentes es fácil agregarle dos o tres minucias más, y de esa manera elaborar un articulejo intrascendente" de lo cual podría ser culpable la pequeñez de nuestro medio, donde nos conocemos todos. A vuelta de página comenta que "nadie puede negar que José Luis Borges fue un gran capitán de la forma, mas no del contenido; autor de una literatura entretenida, de ágil ajetreo, en laberintos y circunloquios. Fue un intelectual que cuidó de no angustiar con su pensamiento a las clases gobernantes, a los poderes erigidos por la riqueza. Por eso la burguesía lo apreció altamente y lo erigió (...) como a su gran paladín literario", para zambullirse en densos análisis filosóficos y religiosos con igual contundencia tal que muchos lectores de buena fe, podrán sentirse heridos en sus convicciones: "La religión es irracional (...) si la humanidad y los hombres de ciencias se hubiesen atado estrictamente a las creencias religiosas, la humanidad, es posible, hubiese avanzado muy pocos pasos. Las religiones detestan los programas científicos, porque los mismos sustraen firmeza a la irracionalidad de las creencias, basadas en meros supuestos, que es la fe".

            El natural apacible de Luis María Martínez no hace presumir esa vocación imperativa que mueve a su alma a combatir la estupidez y la injusticia, que son los eternos enemigos de los débiles, sometidos a los abusos inmisericordes que en las distintas etapas de nuestra vida nacional, sea colonial o independiente, administraron los circunstanciales dueños del poder político, religioso o económico en nuestro país.

            Impresiona, sí, tener ante los ojos, en apretada síntesis, el conjunto desperdigado de datos convertido en cruel bajorrelieve de la realidad cotidiana, donde todo lo grotesco y oscuro que a través de los años -día a día-, van informando los medios de prensa de nuestro país, donde no pasa un día sin salir a la luz algún peculado, alguna nueva trapisonda, algún nuevo despilfarro de alguna autoridad que, aunque descubierta in fraganti en algún hecho delictivo, no encuentre la forma de escurrir el bulto y escapar como una anguila de la justicia, ya sea por los fueros que ostenta, ya por los acomodos políticos, ya por el simple pago de una tasa que lo autoriza ser eximido de culpa, pero así, todo junto como nos lo presenta el autor, causa el espantoso efecto de una autopsia, porque impregna nuestra alma del fétido olor que se desprende de la impotencia ante tanto criminal en serie que continúa dejando cadáveres esparcidos a lo largo y lo ancho del suelo nacional.

            El Cuaderno de Notas II abarca del año 2002 hasta el 2007 y pese a que en varias de las notas asentadas se destaca la conocida simpatía del autor hacia la política de izquierda, estoy convencido que el sentido crítico que reclama, no le va a ser ajeno cuando en un próximo cuaderno, analice la actuación del gobierno que se hizo cargo del poder en el año 2008, pues no creó que cual nuevo Cándido, de Voltaire, el autor considere que estamos viviendo en el mejor de los mundos posibles.

            Entre tanto, podemos aprovechar esta oportunidad para repasar los acontecimientos del pasado más reciente de nuestro país, que acumula méritos suficientes para justificar el trabajo que viene realizando en forma silenciosa pero constante nuestro autor, quien repito, a través de la enérgica pluma que maneja, puede irritar, divertir o herir, pero nunca dejar indiferente a quien recorra las páginas de su nuevo libro, este Cuaderno de Notas II.

Fuente: LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA. Por AUGUSTO CASOLA. Editorial ARANDURÃ, Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas)

 

 

 

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