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LUIS MARÍA MARTÍNEZ (+)

  DÍAS DE VIDA 1958 - 1959 - Poemario de LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Texto de AUGUSTO CASOLA


DÍAS DE VIDA 1958 - 1959 - Poemario de LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Texto de AUGUSTO CASOLA

DÍAS DE VIDA 1958 - 1959

Poemario de LUIS MARÍA MARTÍNEZ

Editorial ARANDURÃ

Texto de AUGUSTO CASOLA

 

 

            Las palabras preliminares (5, 7) del autor, que abren este libro, son valiosas para describir el momento del hombre y de su circunstancia en esos días opacos de una dictadura que afirma su poderío con el giro implacable de una muela que exprime para reducir al silencio a una Sudamérica rendida bajo el peso incontenible de las botas militares que al pisar, lustrosas y soberbias, aplastan honor, dignidad, familia, honestidad, para suplantar todos los valores que por tanto tiempo identificaron a nuestro país como algo triste, hospitalario y gentil, demasiado manso, demasiado conformista a causa de siglos de implacable humillación manejada por españoles, jesuitas, dictadores, caudillos y toda esa caterva de advenedizos y arribeños de la política que saben engatusar y criar camarillas delictivas, asociarse para seguir expoliando al país, sin hacer el menor esfuerzo por limpiar la carroña dejada por sus predecesores.

 

            Nos dice el autor:

 

            Este corpus poético debió de haber aparecido inmediatamente después en mi "Ráfagas de la tierra" (1957). Pensado inicialmente como un diario poético, con el objetivo de ejercitar tanto mi no muy afinado instrumento poético cuanto a experimentar la posibilidad de extraer de la cotidianidad algunas líneas de aceptable poesía, no pudo ser así. Se redujo, sí, a un entrecortado diario.

            La actividad laboral y mi vida de soltero, de inestable ritmo, no me concedían la suficiente tranquilidad para pensar y escribir. Además, el hecho de vivir en una zona apenas urbanizada, de densos matorrales (sin energía eléctrica) era un incentivo para la visita de innumerables compañeros, ávidos por intercambiar ideas sobre la realidad política y social del momento, y en ocasiones, se generaban verdaderas reuniones con la intervención de cada uno de los presentes. Es que cada quien anhelaba aportar algo para la irrupción de cambios en el país. La obsesión por la libertad era algo tan absorbente por entonces, que varios de los allí presentes no trepidaron poco después, en sacrificar sus preciosas vidas, en las precipitadas jornadas de insurrección y libertad del 60.

            Por el motivo antes señalado, siempre estábamos expectantes o vigilantes ante la posible acechanza policial. Mas no fue ella la que irrumpió en mi casa sino unos rateros, quienes tras romper algunas varillas de la persiana de la ventana no tuvieron inconvenientes en alzarse con mi máquina de escribir, prendas de vestir y algunas cosas más.

            Pese a este no deseado suceso proseguimos en el mismo ritmo, obligándome, no obstante, a compartir con un compañero la pieza que habitaba, para turnarnos en su protección. Eso sí, vivíamos en una permanente atmósfera poético-literaria, entre mate y tereré. Recuerdo que Cervantes y Gogol fueron los que más nos proveyeron de diarias horas de felicidad y de plenitud vital, tras la lectura del Quijote y El Inspector. Luego, la incidencia de lo sentimental en mi vida trastornó la prosecución de esta bella práctica como la propia redacción del sesgado diario a poco del semestre, donde lo conciso y breve, es la revelación de limitaciones en su escrituración.

            Durante el año de redacción del cuasi diario, es necesario reconocer que los sucesos que más impresionaron a quien esto escribe, fueron indudablemente los siguientes: la aparición de los sputniks, como itinerantes bolas luminosas en las noches; la caída de la dictadura militar de Pérez Jiménez, en Venezuela; el resistido o cuestionado periplo por América Latina de Richard Nixon; las pruebas nucleares y sus secuelas, la huelga general de los trabajadores de nuestro país en agosto de 1958; el triunfo de la revolución cubana, algo de la que se carecía de buena información, clarificada poco después en sus variados aspectos por la martiana revista Bohemia, tanto que inquietó a la dictadura del país sus enardecedoras páginas, impidiendo su introducción.

            La verdad es que en aquella época, había una efervescencia tal en el ambiente de la civilidad, deseos de renovación y cambio, que creó las condiciones para la aparición de las guerrillas en 1960, esperanzadas en la repetición de la experiencia cubana. Por este motivo la dictadura extremó la represión policiaca, haciéndose cruel e incesante para abortar la rebelión en su germen inicial, la que luego de derrotada se acentuó aún más, menudeando las desapariciones y asesinatos.

            Por lo demás, mi descreimiento en materia de repercusión literaria hizo que este conjunto no urgiera en su aparición. Creo hasta ahora que la gravitación o el peso de lo literario, considerado de manera global, es en nuestro país, algo aún epidérmico y accidental, pues la curiosidad sólo despierta ante algún bruñido espejo publicitario, tramitado con características de epidemia. De no ser así, no pasa absolutamente nada.

 

            Lambaré, 16 de julio de 1993.

 

 

            Vamos a escarbar ahora en la intimidad del poeta, entonces de 25 años y a recorrer algunas páginas de su Diario (9,10):

 

            12 de abril (1958)

 

Esta llovizna que sugiere,

¡los sufrimientos que traen los días,

la espina aguda que nos hiere,

cuando pobreza y tiranía

huellan los rumbos de la vida...!

¡Qué "lloviznante" es la pobreza

y unida siempre a la tristeza!

 

            13 de abril

 

Hay viento fresco

un cielo de latón

y pensamiento en mí es quijotesco:

insurrección.

 

            Y más abajo:

 

[...] Hoy:

¡La posesión del cielo es cosa cierta,

y el socialismo, metálica paloma,

espera ya pasar la puerta!

 

            El 14 de abril escribe (12):

 

Tres cosas en este Diario encontraréis:

el momento del tiempo,

el momento político del tiempo,

y el momento poético

de mi propio pequeño ser

que es temporal, político y poético.

 

            El 1° de mayo (19):

 

Esta pared han hecho los obreros,

esta pluma en que escribo,

¡este cuaderno han hecho los obreros!

Este vestido, todos estos sombreros,

ese pan que recibes,

ese espejo en que te miras,

¡han hecho los obreros!

 

(¿Quién es el dueño, pues, de todo esto?)

 

 

            Es un bello poema y, al mismo tiempo, un sofisma. Este recurso se utiliza en muchas poesías de Luis María Martínez y a esa circunstancia vuelvo reiterativo porque da pie a la pregunta inquietante: ¿constituye un sentimiento real del creador? ¿Es la expresión de la impotencia amordazada por el miedo? ¿Es el ars poetica que se autosatisface en desenvolver, en forma de arte, lo que para otros es sufrimiento de la carne y del alma, ese tan repetido dolor que lo abarca todo y es decente mientras atormenta a la carne que sufre, al corazón que sangra y mera retórica cuando se recurre a él para hacer alarde de belleza, para hacer vibrar las fibras de la emoción que se tensa pasajeramente en quienes por su capacidad económica y cultural son capaces de apreciar y hasta adquirir para sí la belleza, la sublimidad, si se quiere, de una obra de arte?

 

            Fechado 22 de agosto (60), nos dice:

 

Ha sido gris el día:

¡no te irrites!

Ha lloviznado apenas:

¡no te apenes!

 

Mañana sólo será la primavera,

ávida y amistosa.

 

            De ahí en adelante, hasta la página 113, los poemas tienen carácter de prosa, salvo el de la página 96, escrito el 25 de octubre y dedicado a A.L. Es interesante reproducirlo porque se aparta un poco, como todos lo que ocupan esta parte del libro, de su acento rebelde y crítico para tornarse un respiro ¿de enamorado? Incluyo el poema numerado 232:

 

Si no estuviera

esa pared de sexo y oro,

capaz de sepultarnos en su mar triste,

te hubiera deseado de paloma,

de rocío en mi rama...

Hubieras podido ser: mi tierra y río.

 

            Y paso al número 261 del 6 de noviembre (104), que dice:

 

Los niños limpiabotas,

Limpian por profesión cueros y botas,

Y para ver el pan su triste cuota.

 

Otros que no son limpian botas

Con sus lenguas de pálidos idiotas,

Lamiéndolos sumisos y serviles...

 

            El 6 de febrero escribe (153), en la nota 461, en prosa (Pequeña historia). Octubre de 1949.

 

            Estuve en la cárcel, cuando se me iniciaba prácticamente para mí la adolescencia, pero un tanto maduro ya por los muchos sueños de rebeldías que me dominaban.

            Recuerdo, como si fuera hoy, el ir y venir de los centinelas pálidos y desnutridos, que denunciaban su condición de campesinos, armados de oscuros fusiles, y el recinto un tanto cuadrado parecido a un cajón, de la cárcel.

            Sonaban los sables al chocar, en ocasiones, contra el suelo y sonaban los pasos de los oficiales en los corredores, hondos, graves, conmovedores. Sobre el techo, los centinelas paseaban con desgano, como malos realizadores del oficio. A veces, el viento arrastraba las pestilencias del albañal frecuentado por los roedores o las del depósito de las heces, asiéndose sólidamente a las paredes y a las rejas. Luego, las formaciones para el rancho y para las listas, día tras día, y el dormir y el conversar graves.

 

            El 30 de marzo escribe (178), en la meditación 577:

 

            Esta noche, sentado al aire libre me dedico a contemplar las estrellas del firmamento; esferas también sujetas a la infalible dialéctica de las mutaciones y contradicciones universales e infinitas. Y pienso si estarán habitados o no, con seres también tiranizados por el amor, el odio, por la necesidad, eterna dinamizadora de los seres... Curiosidad de difícil respuesta y escasamente satisfecha con la imaginación... Oh, misterios que intrigan!

            "El miedo creó los primeros dioses en la tierra" (Tito Lucrecio Caro). ¡Y la ignorancia también!

 

            El libro concluye con una nota final, que como las palabras preliminares, reflejan en el espejo del tiempo,, una imagen difusa del autor (187).

 

            NOTA

 

            Y bien; hace justamente un año que me afano en tejer los hilos de este diario, entrecortado, imperfecto, pero sincero.

            Al recorrer sus páginas, compruebo cuán a menudo cambiamos, nosotros seres de circunstancias, ecos de la temporalidad viviente, y cómo el pensamiento trabaja y se transforma...

            Y que muchas personas, sin saber, colaboraron, con sus dichos o con sus hechos, para la formulación de temas y pensamientos, en un impensado intercambio de experiencias. Para ellas, mi gratitud y reconocimiento, por la inesperada colaboración de cada día, y un especialísimo reconocimiento a Guy de Maupassant por su valioso consejo para todos los que se afanan en escribir:

            "Todos los días, se esté o no en condiciones orgánicas de hacerlo, hay el deber de entregar literatura...".

Fuente: LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA. Por AUGUSTO CASOLA. Editorial ARANDURÃ, Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas).

 

 

Para compra del libro debe contactar:

ARANDURÃ EDITORIAL

www.arandura.pyglobal.com

Asunción - Paraguay

Telefax: 595 - 21 - 214.295

e-mail: arandura@telesurf.com.py

 

 

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