PAÍS DIFICIL (1995-1996)
Poemario de LUIS MARÍA MARTÍNEZ
ARANDURÃ EDITORIAL
Texto de AUGUSTO CASOLA
País en joda es este (10), es el segundo poema de la colección y fue escrito el 6-XII-95. Ya transcurrieron para entonces 6 años del golpe que derrocó a Stroessner y ya pasó también Andrés Rodríguez, cabeza visible del golpe que derrocó a su consuegro. A Rodríguez lo sigue Wasmosy y a éste Cubas, que cae muy pronto con el golpe parlamentario que se dio en llamar el "marzo paraguayo" y donde la farsa era tan evidente, que hasta sería de risa recordar la ingenuidad de mucha gente que la apoyó, si el resultado y sus secuelas no fueran tan infaustos.
Tras el golpe que derrocó a Cubas, maquinado, según todas las apariencias desde la Embajada de los EEUU, por la entonces embajadora Laura Harty, se hizo evidente que nada nuevo se podría esperar de la famosa transición democrática, estructurada y sostenida por el mismo esquema de la dictadura, sólo que ahora con la participación de los llamados grupos de oposición, que se desenmascararon a su vez, para mostrar al país -al pueblo, como diría Luis María Martínez- su codicia y desvergüenza, su facilidad para el acomodo para recibir los beneficios que suelen acompañar al poder y su total falta de coherencia ideológica, que sería arrequive para entender tanta insolencia y corrupción, que arrojaron al país a la situación en que se encontró para el festejo del bicentenario de la independencia patria, homenaje a los próceres que concluyó con un concierto pop que costó unos US$ 735.000, mientras por otro lado el pueblo se debate en la indigencia bajo un gobierno que decepcionó a todos porque a todos engañó, con mayor cinismo aún y mayor desvergüenza, si cabe, al de los precedentes, en el manejo de los escombros en que se encuentra la república.
Ni el gobierno que condujo al Partido Colorado a la llanura fue tan desvergonzado en su actuar ni recurrió al cinismo descarado que parece burlarse de todos en la sonrisa que casi constante luce el rostro del obispo galante que preside el carrusel de acomodados y mentirosos, en tanto el país, el pueblo, se debate en la miseria porque ni a los cientos de niños de la calle, ni a los indígenas, ni a los limpia parabrisas, ni a los cuidadores de autos ni a los pordioseros varios que pululan en las esquinas con semáforo, les alcanzan los beneficios de la floreciente macro economía de la que tanto alardean los nuevos paniaguados del cambio, donde lo único que ha cambiado, son los rostros que aparecen en los diarios. País en joda es este, sin duda.
1
País bien singular.
Lo recto está torcido.
El bandido: excelente.
La seriedad es la risa.
La honradez es un chiste.
El ladrón es honrado
en las fiestas sociales.
La corrupción es bien-buena.
País en joda es éste.
4
La juventud no tiene destino ni futuro.
Le cabe solamente hacer mil disparates.
Si fumar puede: fume; si drogarse, se drogue.
(Debe perder el tiempo en meras estridencias)
¡País en joda es éste!
6
La ley es una broma.
Lo torcido es lo recto.
Quien no trabaja tiene
cien mil hectáreas buenas.
El que planta mandioca
lo hace en la batea.
La corrupción es algo
que pasa y no molesta.
Molesta la perfidia
de quien controla y mira.
Si es bueno, inteligente,
no pasa el grado o sigue...
Lo que es bueno es ser listo,
y servil y mezquino.
¡País en joda es éste!
En el poema Promesas y palizas (20), destaca una verdad de nuestra vida nacional, dónde las promesas, las palabras, abundan, pero no se desarrolla ningún planteo serio que mitigue la situación social de la que dicen preocuparse -palabras- en tanto se arrea campesinos e indígenas que muchas veces quedan librados a su suerte o, como en el caso de los "carperos" y el EPP, estructuran fuerzas que a la larga se volverán incontrolables para sus mismos organizadores.
Y prometen las cosas más hermosas:
la tierra con la casa y el trabajo.
Prometen tantas cosas para el pueblo:
el pan para los pobres,
la luz para las casas.
la escuela en los poblados,
el agua para el prado y el sembrado,
y cosas y más cosas para todos...
Y el pueblo entonces da su voto presto
a los formuladores de promesas:
al político hábil, marrullero,
al doctorado en ciencias increíbles,
al abogado-loro,
al embustero hueco
que adula al general y al Presidente,
y que promete puestos y caminos;
al líder que lidera sin objeto
y que promete un día venturoso,
y que jamás se acerca o se concreta.
Y el pueblo que creyó en las palabras,
que fue con su ilusión detrás de un trapo,
que gritó como el trueno,
que escuchó con pasión un himno en polca,
y que bebió en la pausa un trago bueno,
aprendió con el paso de los meses
que todo era mentira,
que todo lo escuchado eran promesas,
promesas de políticos podridos.
Y entonces las protestas se orquestaron:
crecieron con la fuerza de un torrente.
Comenzó el griterío,
las marchas callejeras,
la huelga que es buen arma del obrero,
el pliego, la sentata, los reclamos...
(Y luego la ilusión se fue al carajo)
Llegó la policía con sus perros,
con carros de bomberos,
con gas, con cachiporras, con balazos,
y comenzó la danza...
La danza que promueve el policía,
con golpes, con patadas y disparos.
Se acaba en lo de siempre,
que es una historia casi repetida:
¡después de las promesas las palizas!
¡después del voto dado la patada!
Y el gas, y la sirena y la mentira:
"La policía obró con energía
porque fue provocada
por una turba informe y alocada..."
Los poemas que le siguen, son reiteradas admoniciones a los poderosos y a la injusticia que no dejó de reinar un momento en el país difícil, que es el nuestro. El poeta eleva una vez más su voz para criticar y enfrentar a quien lo lea, a esas realidades cotidianas tan fáciles de encontrar y que los diarios destacan en primera página: una nueva tropelía, otro crimen, otra vejación, otro abuso de los que prometieron cambiar lo que sigue exactamente igual -si no peor- en nuestro país.
Están presentes los Banqueros (29): Banqueros que se marchan cada tanto a las playas/ de Miami o las islas del Caimán o el Caribe [...] ...De pronto, el buen país como el mundo descubren/ la procedencia oscura de todas sus fortunas./Era el río en dinero de miles de ahorristas, que por ganarse pesos del interés cedían/ los frutos de sus magros ingresos congelados. Cabría señalar, que no fueron solamente pobres ahorristas sino también poderosos capitalistas quienes atraídos por el canto de sirenas del oro fácil, cayeron -como siguen cayendo- víctimas de la codicia que saben explotar muy bien los banqueros del mundo entero.
Están presentes los Objetores de conciencia (33), los Arreados (36): Como oscura tropa de ganados,/ los jóvenes del campo que son pobres,/ hambrientos, desnutridos como muchos,/ de quince, dieciséis o diecisiete,/ a puntas de fusiles o a patadas,/ son tirados a camiones militares. Está el BCP (41), fechado 8-IV-96 al que acusa, sin contemplaciones y dice: Han robado al obrero de la patria,/ han robado a los jóvenes del campo,/ al campesino que se muere de hambre. A la pobre muchacha sin destino,/ [...] Han robado a aquel triste jubilado que de tan pobre no comió ese día,/ al mustio excombatiente que se muere/ de consunción en una pieza oscura, para plantear una pregunta que nos hacemos todos sin encontrar respuesta [...]
¿Votaréis nuevamente/ por estos malandrines,/ por estos salteadores de caminos? [...] Patria nuestra, patria lastimada,/ ¿será que tu destino es ser robada, ser comida por miles de gusanos,/ ser humillada? [...]. Están Los niños de la calle la desocupación (89):
Son hijos de la enorme pobreza de la patria,
que tienen a más del hambre
familias destruidas.
Exhiben malamente sus vidas lastimadas,
sus cuerpos lacerados,
sus muchas frustraciones.
No van a las escuelas ni juegan con sus pares.
Ofician de mendigos y comen casi nada.
De noche son las sombras que llenan los portales.
Enorme es la tragedia que viven estos niños.
Tempranamente aprenden astucias increíbles.
Delinquen porque tienen urgencias acuciantes.
La escuela de la calle es dura y miserable.
No tienen buen presente ni asombros ni futuro.
Son seres que recorren las calles sin motivos.
¡Los niños de la calle se van pidiendo vida!
¿Será que ya estos seres carecen de futuro?
¿Seguirán como ambiguas visiones de pobreza
o como un sueño malo después del mediodía?
y sigue y sigue, hasta llegar al poema Un presidente (72), que parece interesante transcribir en su totalidad, dado que una vez más los políticos arman sus redes para ver cómo engatusar de nuevo a los votantes, si es que alguien da su voto, no sea que les ocurra como en aquella novela de Saramago Ensayo sobre la lucidez (45, 46). Por ingenioso y aprovechable, transcribo un trozo:
A las diez de la noche, finalmente, apareció en televisión el primer ministro. Venía con el rostro demudado, con ojeras profundas, efecto de una semana entera de noches mal dormidas, pálido a pesar del maquillaje tipo buena salud. Traía un papel en la mano, pero casi no lo leyó, apenas le lanzó alguna que otra mirada para no perder el hilo del discurso, Queridos conciudadanos, dijo, el resultado de las elecciones que hoy se han realizado en la capital es el siguiente, partido de la derecha, ocho por ciento, partido del medio, ocho por ciento, partido de la izquierda, uno por ciento, abstenciones, cero, votos nulos, cero, votos en blanco, ochenta y tres por ciento. Hizo una pausa para acercarse a los labios el vaso de agua que tenía al lado y prosiguió, El gobierno, reconociendo que la vocación de hoy confirma, agravándola, la tendencia verificada el pasado domingo y estando unánimemente de acuerdo sobre la necesidad de una seria investigación de las causas primeras y últimas de tan desconcertantes resultados, considera, tras deliberar con su excelencia el jefe de Estado, que su legitimidad para seguir en funciones no ha sido puesta en causa, ya que la convocatoria ahora concluida era sólo local, y porque además reivindica y asume como su imperiosa y urgente obligación investigar hasta las últimas consecuencias los anómalos acontecimientos de que fuimos, durante la última semana, aparte de atónitos testigos, temerarios actores, y si, con el más profundo pesar, pronuncio esta palabra, es porque los votos en blanco, que han asestado un golpe brutal a la normalidad democrática en que transcurría nuestra vida personal y colectiva, no cayeron de las nubes ni subieron de las entrañas de la tierra, estuvieron en el bolsillo de ochenta y tres de cada cien electores de esta ciudad, los cuales, con su propia, pero no patriótica mano, los depositaron en las urnas. Otro trago de agua, éste más necesario porque la boca se le ha secado de repente. Todavía estamos a tiempo de enmendar el error, no a través de nuevas elecciones, que en el estado actual podrían ser, aparte de inútiles, contraproducentes, sino a través del riguroso examen de conciencia al que, desde esta tribuna pública, convoco a los habitantes de la capital, todos ellos, a unos para que puedan protegerse mejor de la terrible amenaza que flota sobre sus cabezas, a otros, sean culpables, sean inocentes de intención, para que se corrijan de la maldad a que se dejaron arrastrara saber por quién, bajo pena de convertirse en blanco directo de las sanciones previstas en el ámbito del estado de excepción cuya declaración, tras consulta, mañana mismo, al Parlamento, que para el efecto se reunirá en sesión extraordinaria, y obtenida, como se espera, su aprobación unánime, el gobierno va a solicitar a su excelencia el jefe del Estado. Cambio de tono, brazos medio abiertos, manos alzadas hasta la altura de los hombros, El gobierno de la nación tiene la certidumbre de interpretar la fraternal voluntad de unión del resto del país, ese que con un sentido cívico merecedor de todos los elogios cumplió con normalidad su deber electoral, y ahora, como padre amantísimo, recuerda, a los electores de la capital desviados del recto camino, la lección sublime de la parábola del hijo pródigo y les dice que para el corazón humano no existe falta que no pueda ser perdonada, siendo sincera la contrición, siendo el arrepentimiento total. La última frase de efecto del primer ministro, Honrad a la patria, que la patria os contempla, con redoble de tambores y clarines sonantes, rebuscada en los sótanos de la más decadente retórica patrimonial, quedó deslucida por un Buenas noches que sonó a falso, es lo que tienen de bueno las palabras simples, que no saben engañar.
Ahora el poema Un presidente:
Ya es hora que esta patria castigada
tenga por líder, tenga un Presidente,
capaz de un patriotismo verdadero.
Que sea meritorio y bien honrado.
Que apoye los reclamos populares:
el pan para el obrero que trabaja,
la escuela y la salud para las gentes,
la tierra para el pobre campesino.
Que acuda al hospital de los enfermos,
al mustio asilo casi sin comida.
Que ayude a prosperar al que no tiene,
y dé trabajo, hogar al que merece.
Que ayude a que se gesten más talleres
que cárceles oscuras o cuarteles:
que hayan más luz y paz en los hogares,
agua en los pueblos, canto en los portales,
y camino y camino en todas partes.
Que el libro nacional entre en las casas,
igual que el buen teatro como el cine.
Necesitamos un grande Presidente:
que defienda el derecho de los pobres,
que aliente la virtud en cualquier sitio
y ponga en buen lugar la democracia.
Que sea un Presidente bien sencillo,
que hable en cualquier calle con las gentes,
que recorra los pueblos o los poblados
y conozca el pedido del obrero,
lo que anhela en rigor el campesino.
Lo que piden los jóvenes del pueblo,
los niños sin hogar y sin escuelas.
Lo que anhela la madre desvalida,
la ancianidad que vive inciertamente.
Que vaya a todas partes el Presidente.
Que ayude a progresar al que trabaja.
Que impulse hacia la altura a nuestra patria.
Que sea un luchador el Presidente.
Un prócer, un patriota verdadero
-no un felón, no un malhechor-
con virtudes de grande Presidente.
17-V-96
Termina el poemario con un canto de optimismo, con la invocación ingenua de alguien que sinceramente cree que la respuesta a recibir alguna vez no está aquí, ni en el más allá, sino en lo que Será el futuro (132):
Será el futuro bueno.
Será una llamarada lo existente.
Será el país un prado prodigioso.
El hambre pasará.
La tierra será nuestra.
La corrupción será decapitada.
Cotidiano alimento el buen teatro.
El cine, qué gran luz para la gente.
Honroso todo el canto del trabajo.
La libertad, el fuego de la patria.
La democracia: campo para todos.
¡Este país: un sueño!
Fuente: LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA. Por AUGUSTO CASOLA. Editorial ARANDURÃ, Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas).
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