Portal Guaraní - UN ORGASMO LITERARIO - Por LITA PÉREZ CÁCERES

La particular mirada de la escritora y periodista sobre lo que significa, más allá de lo físico y sensorial, que la mayoría de los premios más importantes de literatura hayan recaído en manos de mujeres, abriendo paso a una nueva forma de valorar la escritura sin tener en cuenta el género y, sobre todo, elevando a las obras escritas por mujeres a la paridad en lo que se refiere a calidad y prestigio.

En este caso el orgasmo es una alegría tan intensa que no podemos expulsar de nuestro cuerpo y tampoco del alma por más pacatas y católicas que seamos. Esa es la sensación que me invadió al conocer los nombres de las ganadoras de este año de los mayores premios literarios como son el Premio Nacional de Literatura 2019 y el de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, que galardonaron a novelistas de fuste y entre las menciones también se han hecho eco de la labor creativa de otras escritoras que hace años batallan en el campo de las letras por ganarse un lugar de preeminencia. El orgasmo vino al comprobar que casi todas son mujeres; sí, señores, hemos salido de nuestras cocinas para dedicarnos a una tarea en la que somos maestras.

¿Quién puede ser más creativa que una madre que debe inventar un cuento nuevo cada noche para sus hijos?

¿Quién mira incansablemente la vida para nutrirse de historias? ¿Quién es sensible, solidaria, soñadora y compasiva? Todas esas virtudes deben acompañar el viaje vital de una escritora. Al mismo tiempo, debe ocuparse de la educación de los hijos, del menú semanal (saludable off course), de las camisas del marido y de que el jardinero no le escamotee las últimas orquídeas que compró. Las escritoras de hoy suelen ser hogareñas y mansas, no me imagino a ninguna de las ganadoras actuales pasando las noches con poetas, bebiendo ajenjo y llamando un Uber para volver a su casa.

Pero ya es tiempo de hablar de ellas y como hace años que estoy en este planeta, a algunas las conozco muy bien.

Maribel Barreto escribió “Hijo de la revolución”, con esa novela obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2019. Ella tiene justificada fama de ser una estudiosa de la literatura; además de impartir esa cátedra en colegios, estudió para llegar a la cima en lo que a literatura se refiere y con mucha generosidad hace obra crítica de los libros de sus colegas, sabiendo cuanto se necesita en Paraguay lo que se denomina corpus literario. Todo eso sin dejar de crear y su “Hijo de la revolución” es una prueba más de su talento creativo.

Ahora deseo hablar de otra escritora y creo que es doctora en química, me refiero a María Irma Betzel, quien ha ganado el premio establecido por la Academia Paraguaya de la Lengua Española con su novela “Los claros labios del monte”, que habla de un tema que nos desvela y ante el cual nos sentimos impotentes: la deforestación.

Ya aclaré que soy bastante mayor y conocí a Ma. Irma trabajando en el diario Noticias, yo estaba en la redacción y ella en la parte de publicidad. Su padre también es escritor y ella había participado en el concurso de novela del Club Centenario y había ganado el segundo premio. Leí la novela y le hice un comentario que no le gustó.

Años después volvimos a encontrarnos en una antología dirigida por Nila López, en la que la obra de María Irma llamó la atención por su estructura y sus valores. Y, últimamente, nos volvimos a ver y a leer en la antología que EPA (Escritoras Paraguayas Asociadas) publica cada año. Betzel participó con un cuento en el que utilizó las técnicas de Hemingway –la del iceberg– y fue tan impresionante la reacción de nosotras, sus colegas, que ella comprobó que por fin había llegado al podio de los triunfadores. Bienvenida María Irma (soy del comité de recepción).

Bueno, me ocuparé de las menciones porque no me gustan que las desmerezcan. Si hay muchos participantes es difícil pasar el filtro de las condiciones del jurado.

La novela “Malva en flor”, de Milia Gayoso, periodista y escritora, muy experimentada y creativa, ganó una mención del jurado del Premio Nacional, lo considero muy justo. Es cierto, quizás no soy muy objetiva, soy amiga de ella y hemos compartido viajes y confidencias, por eso puedo decir que es todo ternura y su obra la representa.

Creo que ella escribe sobre personas buenas, en sus cuentos no hay vueltas macabras y secretos mortales, hay amor, mucho amor que se brinda sin vergüenza, amor que lava al mundo de pecados. Milia no ha experimentado todos los recursos de los nuevos estilos en boga, pero sus cuentos se entienden sin dificultad y dejan un gusto dulce en la boca.

Y, por último pero no menos importante, hubo menciones también para Susana Gertopán, Mabel Pedrozo, Víctor Casartelli y Alfredo Boccia.

En mi opinión, que vale tanto como la de cualquiera, este año se han repartido muy bien los premios.

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