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TITO CHAMORRO

  EL SUPREMO KARAI FRANCIA (Obra de TITO CHAMORRO)


EL SUPREMO KARAI FRANCIA (Obra de TITO CHAMORRO)

EL SUPREMO KARAI FRANCIA

Y otras obras...

BARRIOS DE MI PUEBLO, BARRIOS DEL MUNDO

SEXO, EMBARAZO, VENENOS Y MOLOTOV

BUENAS NOCHES MR. APPLEYARD

SAN BERNARDINO ÁRAPE GUARA

LA SUIZA DE AMÉRICA

MUJERES INTENSAS

ANTES DEL TRUENO

NARANJA HÁI

NDERASÓRE

Obras de TITO CHAMORRO

Correo: titochamorro80@gmail.com

Edición al cuidado de HUGO VIGRAY

Edición con apoyo del FONDEC

Asunción, Paraguay

2011 (367 páginas)

 

 

TITO CHAMORRO, DE DIRECTOR A DRAMATURGO

HA LLEGADO UN AUTOR - HUGO VIGRAY

Lo primero que me impresionó de Tito Chamorro, no fue su imponente presencia. Cuando lo conocí, era ya una persona notable. Inmenso y casi siempre serio, a veces nos desconcertaba con un ángel dicharachero y su humor de niño bueno, una apariencia que intentaba esconder tras aquella barba a lo Freud. Cursábamos el primer año de la Escuela Municipal de Arte Escénico Roque Centurión Miranda. Yo, en realidad, era un adolescente: tenía 15 años y Tito estaba en el primer año de la Facultad de Ingeniería y soñaba con ser lo que es hoy, un director completo.

Lo que me dejó sorprendido, incluso preocupado, fue su imaginación rebelde, demasiado progresista en una sociedad -la de entonces- chata por sometida, silenciosa por miedo o por comodidad. A pesar de mi juventud, yo era un poco conservador. Respetaba a los clásicos por clásicos. Punto. No había discusión. De manera que lo que me había dicho Tito en algún recreo en la Escuela de Arte Escénico, me había parecido demasiado revolucionario para mi gusto.

- Mi sueño no es ser actor, me dijo. Yo prefiero dirigir. Y un día voy a montar "Romeo y Julieta", con los personajes vestidos en ropa de cuero y entrando a escena en una Harley Davidson...

Y había más. Me dijo que montaría la obra en el Caracol Club... Era demasiado para mí. Yo lo miré con mi adolescencia perpleja y estaba ya seguro: Ese muchacho estaba loco. Por eso quedé preocupado. Un día iba a venir con el cuento de montar "Aquel 1811" con una legión de hippies, con un doctor Francia borracho y un Pedro Juan Caballero fumando cannabis.

Estábamos en 1979, con el país ebrio de dicha aún por tres logros internacionales a nivel deportivo: La copa América, Víctor Pecci atrapándonos a todos con su raqueta de ñandutíes y Olimpia que, disculpen la modestia, ganaba su primera copa internacional, la Libertadores. El resto era dictadura, edicto número 3 y estado de sitio.

Los años terminaron por darle consistencia a mi tesis sobre las locuras de Tito. Y habrán de coincidir conmigo los que presenciaron sus puestas, innovadoras, llenas de imaginación, donde el conformismo brillaba por su ausencia. Rasgos de una locura que celebramos con euforia. Hoy, que me toca en suerte revisar estas magníficas obras teatrales de su autoría, me doy cuenta que en el fondo ha perdurado el Tito Chamorro que yo conocí, el iconoclasta, el rebelde, pero en una versión aumentada y mejorada, como los buenos libros. Hay en este manojo de obras teatrales, algunas adaptaciones sobre novelas en las que, estoy seguro, sus autores deberán sumergirse y bucear para tratar de encontrar algo de la obra original. Bueno, está bien, estoy exagerando. Pero lo claro es que el espíritu de rebeldía de Tito es innato y superior a su voluntad. Su rebeldía es un gigante que lo invade por dentro y al que no puede dominar. Le corrige las escenas, le cambia el libreto aunque sea de Shakespeare. Le motivan esas cosas: los cambios, las perspectivas nuevas que puedan encontrarse sobre cómo interpretar un texto o instalar una puesta.

Recuerdo un hecho que lo viví con él en Santa Cruz, Bolivia. Habíamos ido con Myrian Sienra Zavala y su elenco, dirigido por Tito, a un festival de teatro. Una noche, un grupo local presentaba la mítica obra de Agustín Cuzzani "El centroforward murió al amanecer",

La puesta era, digamos, pulcra. Los actores demostraban cierto carácter, pero el montaje no pasaba de una medianía considerable. Tito estaba disfrutando con moderación de la función, más que nada por la magnífica historia que cuenta. Hasta que en un momento, en la escena en que el centroforward va a ser ejecutado, alguien de la sala llama al actor principal por su nombre y le dice: "Espera un rato". La platea no entendía lo que pasaba. De inmediato, los actores dejaron abandonados a sus personajes, se soltaron, dejaron de actuar, como si se tratara de un ensayo. El hombre que detuvo la obra en pleno éxtasis teatral, era el director. Subió al escenario y le dijo al público: "Señores, estamos a punto de presenciar una injusticia. El libreto ordena que el personaje sea ejecutado. Aquí todos sabemos que será una injusticia. Por eso, en el elenco, hemos decidido cambiar el final y salvarlo. Al menos en la ficción, ^no permitamos que triunfe la injusticia!".

El público aplaudió de pie la magistral salida. Tito, sacudido al fin por lo que acabábamos de ver, aún de pie, se inclinó hacia mí y me dijo, entre aplausos: "Kantor. Tadeusz Kanto”. Se refería al genial director, dramaturgo, pintor y escenógrafo polaco que promovía la participación de los espectadores en sus puestas. Kantor decía: “No importan las influencias, lo importante son las causas".

En ese haz de luz con el que el ingenio de aquella compañía boliviana iluminó la sala, Tito vio lo que le agrada: la ruptura de las formas, la lucha contra el conformismo, la rebelión justificada, la provocación contra lo estático; el Kantor que anida en el alma de los progresistas.

Me permito pensar que mucho de lo que es, tiene origen en nuestra modesta (por el presupuesto que manejaba por entonces y aún creo que ahora) Escuela Municipal de Arte Escénico. Allá, tuvimos la fortuna de haber aprendido a ser libres pensadores, con la batuta silenciosa pero evocadora de gente como Gardes Gardez. Un director de teatro que nos permitía recrear a nuestros personajes desgranándolos, hallándolos hasta en la línea más oculta del libreto, que nos inculcaba a descubrir al personaje hasta la médula. Gardes, en su afán de pulir el conocimiento del actor sobre la obra y sus personajes, jamás brindó tonos de interpretación a actor alguno: El personaje y sus actitudes, estaban en el actor desde siempre y era él quien tenía que encontrarlos. Tito suele decir que Gardes fue el Grotowski paraguayo. Y tiene mucha razón. Gardes Gardez, una suerte de lobo estepario del teatro de aquellos años, nos inculcaba a la manera de Grotowski, lo vital que era el contacto entre el actor y el público: "La esencia del teatro es el actor, sus acciones y lo que puede lograr". El renombrado director teatral polaco, autor de "Hacia un teatro pobre", sostenía que el teatro puede existir sin luz, sin música, sin escenografía y hasta sin texto. Pero no sin actor. Hacía un culto de la pobreza que era al mismo tiempo pretexto y excusa, arma e ideal: Sus actores renunciaban a todo, menos a su propio cuerpo.

Los actores de Gardes, por aquel tiempo, no teníamos a la pobreza como ideal: éramos pobres en serio. Las puestas eran producto de una sucesión de préstamos para la escenografía, el vestuario, la utilería, una camioneta de taxi carga que siempre aportaba alguien solidario. Y si Grotowski hizo célebres los ejercicios de exploración vocal de sus actores con público incluido, Gardes no se quedó atrás. Cientos de veces ensayábamos en las plazas de Asunción.

Recuerdo de modo particular, que "Los intereses creados", de Jacinto Benavente, la ensayamos enterita entre lustrabotas, lavacoches y carameleros atónitos, en la plaza ubicada frente al antiguo Colegio Militar -hoy sede del Congreso Nacional-, en la escalerilla al pie del viejo tanque de guerra boliviano, capturado por tropas paraguayas durante la guerra del Chaco y exhibido como monumento hasta hace algunos años. Allí, Gardes Gardez nos esperaba con su eterno cigarrillo y su jarra de tereré, los libretos tipiados por él mismo con carbónico incluido, con una antigua remington a la que le saltaban la i y la a por encima de las demás letras, pero por cuyas copias se negaba a recibir las monedas que pretendíamos darle.

Gardes Gardez, un dilecto soldado stanislavskiano, irreverente cuestionador del establishment político, crítico de la dirigencia cultural de entonces y del teatro elitista criollo, fue de lejos uno de los maestros mejor formados que tuvimos. Gardes se llamaba en verdad Juan Gilberto Gómez y se nos fue, como diría Soriano, "triste, solitario y final", dejándonos toda la vida para pagarle lo que hizo por todos nosotros, sus alumnos. Con él hicimos varias puestas que en su mayoría tuvieron el involuntario "mérito" de emparejar la opinión de los críticos. En contra, desde luego. Pero ahí crecimos.

Todo, condimentado con la paciencia de Mercedes Jané, la personalidad de María Elena Sachero, la disciplina que nos inculcaron, entre otros, Roque Sánchez, Roberto De Felice y Victorino Báez Irala y la inacabable sabiduría de Manuel "Tabaco" Argüello, un maestro con todas sus letras, que se nos fue antes de la aparición de este libro que lo tiene como uno de los destinatarios de las dedicatorias del autor.

Si bien Tito desde un principio tenía claro que su destino era la puesta y -ahora lo vemos-, la dramaturgia, tuvo lo suyo como actor. Disciplinado al mango, trabajé con él en puestas que guardo en el rincón más preciado de mis nostalgias: "Tartufo", de Moliere; "Amarillo", de Carlos Somigliana; "El pan de la locura", de Carlos Gorostiza y "Panorama desde el puente", de Arthur Miller, este último justo con Tabaquito Argüello.

En ese ruedo, Tito demostraba ya la descollante disciplina que aprendimos de nuestros maestros, que nos repetían hasta el hartazgo el principio de Constantín Stanislavsky: "El actor, como el soldado, debe someterse a una disciplina de hierro". Estudioso de cada palabra del parlamento, le encantaba -y nos encantaba a todos-, desmenuzar las obras, deglutirlas por completo. Nosotros lo hacíamos para lograr un montaje digno y hacer un papel decoroso como intérpretes. Tito, había sido, andaba desmenuzándolas por un dramaturgo que lo invadía. Ya miraba más allá de todos nosotros, iba acumulando tesoros.

Desde que tengo memoria, el lamento mayor de nuestros grandes directores, era la ausencia de una nueva nutriente de la dramaturgia paraguaya. Por aquel tiempo, nos habíamos quedado con Halley Mora como el mejor y el más prolífico, Alcibíades González Del Valle como el más polémico de nuestro tiempo, junto con algunas apariciones considerables como Ovidio Benítez Pereira, Antonio Escobar Cantero, Moncho Azuaga, Edda de los Ríos y otros que pueden ser víctimas de mi frágil memoria. De los mencionados, nos perduran Alcibíades, Ovidio y Moncho. Por suerte han venido surgiendo nuevos nombres, aunque la carencia de dramaturgos no ha sido salvada. De manera que la aparición en escena de Tito Chamorro como autor, con un volumen que incluye una decena de piezas de diversas exigencias, es un bálsamo para los directores exigentes que, por no hallar las obras en nuestro entorno, siguen echando mano a autores foráneos, con la consiguiente carencia de un teatro que nos refleje tal cual somos los paraguayos.

Y vaya si en estas obras podremos vernos, de alguna manera. Hay, en cada pieza, original o adaptada, un sinnúmero de hechos teatrales que servirán como espejo de lo que somos. Con ironía, a veces ácida y urticante, Tito nos enseña personajes arropados de políticos, que prometen avanzar cincuenta años en cinco, con una receta clásica: Manos limpias. Pero no muestra sólo a los líderes, también nos retrata como pueblo, como cuando hace decir a uno de sus personajes: "En esta isla no vota sino el carisma, la música y los colores y no precisamente los programas". Suena familiar, ¿no?

Tanta lectura, tanto Chéjov, abundancia de Brecht, Bernard Shaw, Ibsen, Ionesco y otros autores universales, hicieron que Tito fuera tomando las herramientas que le parecían más oportunas para desarrollar sus acciones, contarnos las historias. De cada uno fue aprendiendo la carpintería del oficio. A veces es un dramaturgo que toma distancia de los hechos, apenas los presenta y no arroja críticas ni observaciones. Pero en otros momentos, le urge estar ahí, opinar, sentenciar. A veces a manera de ruego, otras, con discursos de barricada. Pero se cuida de dejar al lector-espectador, la sentencia definitiva, sopesando los dictados con otros elementos, a través de las voces de otros personajes.

Tito desarrolló una amistad entrañable con Tabaquito Argüello, uno de los intelectuales más lúcidos de nuestro tiempo. Iba a lo de Tabaco como el tiempo se lo permitiera. Allá, se sumergió en el inmenso mundo de los conocimientos del maestro. Se leyó todo, con la orientación invalorable de Tabaco, que era una luz. Por eso, le preocupa que la generación de nuestro tiempo se permita el atropello de abandonar la lectura. Entonces, en "Buenas noches Mr. Appleyard", a través de un supuesto vendedor de libros derrotado por las frustraciones y el alcohol, dispara sus sentencias sobre la cultura actual y la preocupante pérdida del hábito de la lectura. Ahí aparece el Chamorro que plantea, dicta, exhorta.

Como siempre sucede con los buenos alumnos, de todos sus maestros, sacó algo. Y me aparece ahora otra postal de nuestros tiempos de estudiantes. Postal de una vez que fuimos con otros compañeros a ver una obra de Ernesto Báez, en el Municipal. Ernesto, un pícaro consuetudinario, definió la obra como "cuento escénico". El género nos causó gracia, ya que era obvio que lo que Báez había hecho, era la adaptación teatral de un cuento. Tito celebró con una de sus carcajadas monumentales la picardía de aquella institución del teatro popular como lo fue sin dudas don Ernesto.

Hoy, nuestro autor intenta no quedarse atrás: Definió a su "San Bernardino ára-pe guara", como "Alegoría en clave de escaramuza escénica". Cuando leí esa definición, pensé que al escribirla, Tito habría pensado: "Chupáte esa, Ernesto". En "La Suiza de América", le vuelve el pensador y se permite tocar temas que están muy en boga en nuestros días, en donde la discusión ideológica ocupa enormes centros de debate: "...Era fácil ser revolucionario a los veinte años. Lo que cuesta, es ser revolucionario durante veinte años". Desnuda, además, en esa obra, un drama de nuestros días: La emigración.

Nuestro autor es un profundo conocedor del diálogo como la principal herramienta de una pieza teatral. Maneja a profundidad las posibilidades expresivas de esa arma fundamental en el desarrollo del juego dramático. Y esto puede lograrlo con creces, porque es un dialoguista nato. Es de los que organizan asados o cerveceadas, con la oculta intención de hablar, dialogar. Y los que lo conocemos bien, sabemos que en esas reuniones interviene lo suficiente pero escucha por demás. Eso, no es poca cosa. Además de una memoria prodigiosa, la mejor arma del escritor, es la oreja.

A su destreza con el manejo del diálogo, añade un muy buen manejo del tiempo, para lo cual recurre a los secretos del guión televisivo, pues Tito también novió con la televisión y conoció de sus secretos en el manejo del ritmo, sin que por ello sacrifique la profundidad de una trama o el perfil psicológico de los personajes.

Una conjunción de estos dos oficios del autor, el de dramaturgo y guionista de TV, puede verse con "Mujeres intensas", donde en un supuesto programa de Talk Show, se desarrolla una trama teatral con un hilo histórico coherente y la minuciosa descripción de los personajes. "Mujeres intensas", tiene, en un vertiginoso ritmo televisivo, la esencia teatral.

En "Sexo, embarazo, venenos y molotov", una brillante adaptación de "O abajur lilás", del brasileño Plinio Marcos, ubica en nuestro contexto los azarosos entresijos de un prostíbulo que no es sino una ácida metáfora de la sociedad, como de hecho fue la idea de Plinio, en su Brasil herido por la dictadura, que le censuró su estreno en su tiempo. Pero Tito le condimenta con referencias inmediatas de nuestro entorno, reconocibles con facilidad.

Pero sin dudas que el plato principal es el que le da el título a este libro. "El Supremo Karai Francia" que nos presenta, es como fuera el propio dictador en cuya memoria se profundiza: Supremo. No se priva de nada. Hurga hasta en los rincones más preciados de la mente y el corazón del controversial dictador, cuyo recuerdo aún nos divide a los paraguayos de hoy. Y para salvarlo del mar embravecido de la historia en que navega la figura de Francia, donde chapotea su espíritu déspota, perverso e insensible, Tito le arroja un corazón de salvavidas: Cuenta la historia de amor que, leyenda o no, se le atribuye con Petrona de Zavala.

Es una obviedad decir que en estas obras hay muchísimo trabajo. Pero, sucede, que ese es otro rasgo de nuestro autor. Es un trabajador incansable. A veces se diría trabajólico. Cuando llegábamos a Sucre, en aquella gira boliviana ya mencionada, lo primero que dijo al poner un pie en el aeropuerto fue "vamos a ver la sala". Y ordenó a Albertito Castillo, el iluminador por excelencia de nuestros días, "vos venís con nosotros para ver todo. No quiero sorpresas". La función sería en dos días y bien que se podría esperar hasta el día siguiente. Pero Tito no perdía tiempo. Los actores, por más grandes que fueran, debían obedecer y punto. Y eso que en aquel elenco, los nombres no eran de principiantes: Gustavo Calderini, Jesús Pérez, la propia Myrian Sienra, así como Carolina Rolón, Alicia Guerra y Jorge Báez. A mí y a Albertito no nos alegró mucho la idea porque teníamos intenciones de continuar con la degustación de las cervezas paceñas que, con generosidad y abundancia, nos servimos en el vuelo. Así que en medio del mareo, por la altura de Sucre, entiéndase, fuimos al teatro.

Chamorro no es de los que agarran un proyecto porque sí. Pero si lo toma, de inmediato se apodera del proyecto y no lo suelta hasta que se concrete en una puesta o un programa de TV, con los resultados que vienen con media sanción de congratulaciones. En la puesta o al aire, de seguro el trabajo será aprobado en plenitud. Para la alegría de los elencos, se ha tomado muy en serio la tarea de dramaturgo.

Tanto, que en este volumen no están todas sus obras. Hay una versión suya de La Babosa, de Gabriel Casaccia ("Babosas casaccianas"), de la que en breve tendremos noticias.

Tito Chamorro aprendió demasiado bien de este juego que es el teatro. Sigue aplicando lo que nos inculcaron nuestros maestros, de quienes hoy seguro será el logro más preciado. De ellos supimos que el actor es el único ser capaz de sentir los mil y un latidos del corazón humano. Pero, claro. El actor recrea, el que crea es el autor.

Y si coincidimos con lo que nos dicen sobre nuestro teatro actual, cuando apuntan que la dramaturgia nacional aún carece de fisonomía propia y que eso "en parte se debe a la carencia de dramaturgos que reflejan nuestra realidad y anhelos en escena" (Víctor Bogado, II Congreso de Teatro Universitario, Universidad de Chihuahua, México, año 2000), celebremos la aparición de este documento, en el que un dramaturgo de nuestro tiempo nos brinda los primeros latidos de su corazón de autor. Un corazón que viene para latir por siempre.

 

 

ÍNDICE

TITO CHAMORRO, DE DIRECTORA DRAMATURGO - HA LLEGADOUNAUTOR (Por HUGO VIGRAY)

TITO CHAMORRO: UNCASO DE DRAMATURGO A PALOS. (Por CARLOS DOS SANTOS PEDROSO)

 BREVE SINOPSIS DE LAS OBRAS

 

OBRAS TEATRALES

ANTES DEL TRUENO

BUENAS NOCHES MR. APPLEYARD

NARANJA HÁI

SAN BERNARDINO ÁRA PE GUARA

NDERASÓRE.

LA SUIZA DE AMÉRICA

EL SUPREMO KARAI FRANCIA

BARRIOS DE MI PUEBLO, BARRIOS DEL MUNDO

MUJERES INTENSAS

SEXO, EMBARAZO, VENENOS Y MOLOTOV

 

BREVE SINOPSIS DE LAS OBRAS

El orden en que están impresas las obras de la presente edición, obedece a un criterio estrictamente cronológico en el que se fueron escribiendo. Me referiré a cada una de ellas en forma sucinta y amplia al mismo tiempo, a manera de una fotografía satelital.

Antes del trueno concebí como un homenaje y rescate a los grupos de Kamba Ra'anga de Itagazá; una compañía situada en el límite entre Altos y San Bernardino del Departamento de las Cordilleras. Tal tradición cultural se manifiesta anualmente en ocasión de las diversiones profanas, durante las fiestas patronales de esos lugares. Los Kamba ra'anga no son otra cosa que comparsas para bufonadas, integradas por lugareños disfrazados en su mayoría de mujeres satiriconas y portando unos mascarones hechos de raíz del timbó, realizados por familias de artesanos de la misma zona: La obra originalmente está pensada para teatro de máscaras; por lo tanto, en los personajes como en los diálogos, predominan el carácter y la acción antes que la psicología: todo en clave de sátira y divertimento. La idea de la historia parte de aquella afirmación certera de que el Paraguay es una gran isla sin mar y a su vez un gran cementerio de todas las teorías. Efectivamente, la acción de Antes del Trueno se desarrolla en una ínsula denominada Isla Gamarra, y en donde la clase gobernante, la compone una sola familia: los Gamarra. Aquí un longevo cacique y shamán indígena al frente de su parcialidad, lucha por la subsistencia de su cultura, frente a la indiferencia del poder gobernante, a su vez en fratricida lucha por el poder.

Nderasóre es recreación libre del original del mismo nombre, de la escritora Margot Ayala de Michelagnoli. En la historia, se narra la espera de una madre tradicional que convoca a sus hijos a una cita familiar importante e ineludible. Como es habitual, ninguno llegará con puntualidad. Mientras aguarda impaciente, recuerda su última visita a la casa quinta donde vivieron desde siempre, ahora a punto de ser demolida para construir allí un modernísimo mega shopping. En esa espera, afloran en su memoria en constante ida y vuelta entre presente y pasado, cargas de recuerdos, sueños, sucesos, anécdotas familiares, dejando patente el choque entre un pasado reciente en fuga y un presente de supuesta era "cibernética", propia de una neo cultura globalizante y globalizadora. Todo esto pretende ser un pretexto para establecer una "radiografía", de cómo somos, y, cómo podríamos ir cambiando hacia un devenir incierto. Queda como colofón una interrogante abierta a todos, de si tales cambios serán "evoluciones" o retrocesos para la condición humana. Finalmente, quedará a cargo del testigo presencial del hecho escénico o literario un juicio final de valor o conclusión.

Buenas noches Mr. Appleyard pretende ser un homenaje a poetas y a la poesía paraguaya misma. La historia está ubicada en la emblemática Plaza Uruguaya de Asunción, donde un vendedor ambulante de libros de arte y poesías, luego de tanto andar la jornada y sin venta alguna, exhausto yace en un banco. Mientras trata de paliar su infortunio con aguardiente, cavila su miseria. "¿Por qué la gente ha perdido ese maravilloso hábito a la lectura...? ¿Ni tan siquiera Enciclopedias Británicas ya se compran? ¿Valdrá la pena seguir vendiendo libros o será más fructífero ofrecer chucherías fantasiosas, preservativos musicales o chafalonerías?': En su dilema hamletiano, mientras comienza a desparramar de su valijín, decenas de libros de poesías, comenta: ¿Porqué la gente ya no lee poesías?': ¿Por qué no degustar el néctar, lo más sublime del alma humana: la poesía? Y mientras va leyendo cada poema, como en un acto misterioso y fantástico de transfiguración milagrosa, el vendedor se topará con la corporización y energías latentes de autores y poemas.

Naranja Hái, es .una historia protagonizada por tres arquetipos sociales. Un ex guardaespaldas del último hombre fuerte, "El General Tembelo"; el otro, un ex banquero de los que fueron en quiebra poco tiempo atrás y que dejaron un tendal de ahorristas estafados; estos personajes anti héroes en desgracia, a la manera de ángeles pecadores, caídos en desgracia y desterrados de hecho por la sociedad civil. Estos seres, lucharán denodadamente contra sus realidades, y sobre todo contra la fatalidad que sus destinos les han deparado; así lucharán por reivindicarse ante sí mismos y ante los demás. Sin embargo la ironía del destino les preparará un nudo imprevisto, con la aparición de una mujer, por la que se verán envueltos y arrastrados; presas de la pasión, el encono y la venganza. Todos los personajes de Naranja Hái son perfectamente reconocibles e identificables, dado que ellos son consecuencia de nuestra reciente, y porqué no, presente realidad social. Las situaciones y el conflicto desarrollan un costumbrismo con evocaciones y raptos de realismo mágico.

San Bernardino árape guata, es un ejercicio escénico, a partir de historias y anécdotas sobre San Bernardino - mi otro valle por adopción -. La historia gira sobre un tradicional "Acto cultural" de conmemoración, que imprevistamente se ve interrumpido por peripecias y escaramuzas inesperadas, que van haciendo posible que se rompa la cuarta pared entre actores y público. El imprevisto incidente escénico posibilita que la historia se torne abierta a la participación del público. Este recurso hace posible que afloren situaciones y hechos que forman parte de la historia "no oficial" de un pueblo. Estos sucesos generarán conflictos y diferendos, que harán vigente aquel dicho de "pueblo chico, infierno grande" y que por extensión de razonamiento harán que el mismo sea universal a la condición humana.

La Suiza de América, desarrolla como tema una problemática hoy día global: la migración. La historia se desarrolla en la zona de pasajeros en tránsito del aeropuerto "Charles de Gaulle", de París, donde cuatro paraguayos esperan tomar un avión que al amanecer los traiga de retorno a su tierra natal. Estos compatriotas pertenecen a diferentes niveles y extracciones: un exiliado político y profesor universitario de ciencias políticas, una mujer acaudalada en viaje de placer, y dos exiliados económicos. Esta casual coincidencia hará posible que los protagonistas comiencen a polemizar sobre el país que queremos y soñamos. Como es de suponer, sus diferencias de pensamientos, puntos de vistas y aspiraciones de vida, harán que el conflicto adquiera ribetes sorpresivos. Esta polémica se verá mezclada por un inesperado hecho que se traducirá en un clímax de resolución con tinte dramático, rayando lo trágico.

El Supremo Karai Francia, escoge fragmentos enteros de la novela "Yo, el Supremo", de Augusto Roa Bastos para las escenas de monólogo de Karai Francia pre mortem. Mientras en la novela aludida el autor reflexiona sobre el poder y sus efectos obscenos y devastadores sobre quien lo ejerce, en esta versión se toma como eje principal del conflicto, el ejercicio mismo del poder sin límites y sus secuelas sobre el poderoso. Además, el personaje protagónico, Karai Francia, no es concebido como desdoblado para diferenciar el mero tiempo cronológico--histórico, sino que se lo fragmenta en diversas facetas que reflejan perfiles bien determinados del hombre en cuestión: el Karai Francia I, es el pre mortem, donde el dictador delira su agonía culposa en la madrugada antes de su muerte. El Karai Francia II, representa al hombre público incorruptible y estadista implacable en el ejercicio del poder durante casi treinta años; y por último Karai Francia 111, el joven bohemio, temperamental; idealista, soñador y revolucionario antes de asumir el rol de político. La historia no es retrato ni reconstrucción cronológica de los hechos históricos donde el Dr. Francia fue protagonista, sí es consecuencia y recreación en código de ficción de los mismos. El Paraguay que se refleja por lo tanto no es el real sino el mítico, donde la fábula y la alegoría desfiguran la realidad, convirtiéndola muchas veces en grotesca, donde la acción dramática se desarrolla en cierta atmósfera afantasmada.

Barrios de mi pueblo, Barrios del mundo, está inspirado en uno de los creadores y artistas paraguayos más destacados de todos los tiempos: Agustín Pío Barrios apodado "Agüí" y de nombre artístico "Nitsuga Mangoré". La idea nació a partir de las cartas que el artista enviaba a su gran amigo y benefactor, el uruguayo Martín Borda "Pagolita". Estas epístolas fueron escritas entre los años 1921 y 1929.

La obra comienza cuando un personaje misterioso y enigmático que dice llamarse Arcángelo, aparece en escena y muy afable habla al público. Dice venir de muy lejos, trae un valijín, cuyo contenido son anotaciones, confesiones y partituras originales que él había rescatado de la inexorable quema y destrucción la noche en que Barrios estaba expirando en San Salvador. Este extraño personaje irá desgranando anécdotas, vicisitudes y conflictos de la azarosa sobrevivencia que le tocó afrontar a Barrios. AI final de este paseo por la vida del gran guitarrista, el narrador deja al público el contenido del valijín como un legado invalorable para la cultura y que es merecedor de ser cuidado, preservado, divulgado y termina diciendo: Los genios como Barrios, se proyectan al futuro... se anticipan a su tiempo; y así como se proyectan hacia el futuro, también perduran a través de los tiempos: Mozart... Sófocles... Shakespeare... Cervantes... Van Gogh... Y, ¿porqué no? Mangoré...". Y termina despidiéndose... "Muchos de los genios como Barrios murieron en el ostracismo... en el anonimato... ¿Hasta cuándo seguirá imperando en nosotros la falta de grandeza y la necedad...? ¿Hasta cuándo la eterna conspiración de los necios y mediocres?". Momento en que Arcángelo despliega sus alas de ángel y comienza a levitar subiendo hacia el cielo rodeado de innumerables querubines.

Mujeres intensas, trata la relación de pareja, donde el tema principal sobre el que gira el conflicto es el odio-amor. Bebecha, una líder social y ama de casa, a punto de postularse como candidata a parlamentaria por su organización social, tras ser aconsejada por sus asesores de imagen para su campaña eleccionaria, decide hacerse la cirugía plástica. Sin embargo, su marido se opondrá terminantemente a tal operación. Bebecha, desesperada, luego de tantas discusiones para encontrar consejos y ayuda, decide concurrir a un exitoso programa de televisión de estilo talk show, sobre problemática de mujeres, transmitido en vivo y directo. Allí, se encontrará con un grupo de panelistas que son mujeres emprendedoras y exitosas en sus respectivos ámbitos, y que están dispuestas, a escucharla y aconsejarla desde sus respectivas ópticas y vivencias. La historia se enriquece con el toque de opinión de todas las panelistas invitadas al programa, quienes tratan de ayudarla a Bebecha a tomar una decisión, mientras el marido, Papuchín, intenta explicar y defender su postura. Todo se vuelve más interesante cuando el público asistente es llamado a opinar y votar por salidas bien determinadas que Bebecha deberá adoptar en su lucha por su emancipación como mujer.

"Sexo, embarazo, venenos y molotov". A finales de los años sesenta y en plena dictadura militar, el dramaturgo brasileño Plinio Marcos escribió O ABAJUR LILÁS, una obra protagonizada por tres prostitutas que vivían esclavizadas bajo el yugo y él imperio de un inescrupuloso caficho gay de nombre Giro. La historia original es un canto al deseo de libertad y una metáfora feroz sobre el régimen dictatorial brasileño de entonces; una especie de Bernarda Alba, pero en un contexto de marginalidad y submundo. Por supuesto, la obra fue censurada repetidas veces y recién pudo ser estrenada una vez instaurada la democracia en el Brasil.

"Sexo, embarazo, venenos y molotov" está inspirada en la mencionada historia de Marcos, pero trascurre en nuestros días; sus personajes son prostitutas paraguayas y un rufián en decadencia, regente de un prostíbulo de la zona portuaria de Asunción. Las circunstancias y el contexto son absolutamente diferentes: ya no hay regímenes dictatoriales de gobierno; hoy el mundo globalizado hace que aquello ya sea inviable y, el mercadeo de la profesión más vieja del mundo, la prostitución, se opera abiertamente vía páginas de Internet; el aparato celular permite a cualquier prostituta la posibilidad de ser autónoma. Sumado a todo esto, hoy ya se ha instalado fuertemente la idea de reclamar que ellas sean consideradas trabajadoras del sexo. Pese a todo ello, hay todavía mucho que recorrer para que nuestra sociedad le conceda una integral reivindicación moral al ejercicio de la prostitución.

En esta versión, tres prostitutas sobreviven de cara a los nuevos tiempos que vivimos; ellas como cualquiera de nosotros, sobrellevan los mismos miedos y sueños por un mañana mejor; y muchas de ellas, también como cualquiera de nosotros, seguirán en la cómoda pusilanimidad, de no arriesgar a asumir posturas y desafíos nuevos para el devenir de la condición humana.

TITO CHAMORRO

 

 

SAN BERNARDINO ÁRAPE GUARÁ

(Alegoría en clave de escaramuza escénica)

De Tito Chamorro.

Un pequeño presente a la ciudad que adopté como refugio de mi alma de artista,

sediento de silencio, misterio y magia.

REPARTO:

(Por orden de aparición)

BANDITA DE MÚSICOS:

DIRECTOR DE LA BANDA:

LOCUTOR 1:

LOCUTOR 2:

LOCUTOR 3:

LOCUTOR 4:

TATÁCHO: (Hombre de pueblo, muy dado a las bebidas espirituosas)

HOMBRE DE LA BICICLETA.

YULA: (Una señora muy paqueta y presumida).

LUNCHI: (Joven de modales extremadamente refinados, casi afeminado).

POMPOSA: (Octogenaria, muy simpática y acogedora; ex reina del club Alemán año '48).

PERSONAJES HOMBRES Y MUJERES DE 1948: (Asistente a una fiesta de la época).

COMISIONADO DE LA CAPITAL.

MOZOS Y MOZAS PARA SERVIR ÁGAPE FINAL.

ENCARGADOS DE JUEGOS DE PIROTECNIA.

CORO DE ASISTENTE PARA HURRAS Y APLAUSOS ubicados a los costados del escenario.

Encargado de micrófonos, equipo de sonido y luces.

 

SAN BERNARDINO ARA PE GUARA

(Alegoría en clave de escaramuza escénica)

De Tito Chamorro.

Toda la acción se realiza en la plaza o un lugar público en el supuesto día de conmemoración de una fiesta importante de la ciudad.

ESCENA 1

La performance se inicia cuando la banda de músicos de la escuela sube al escenario tocando como obertura alguna emotiva marcha que asocie a la colectividad alemana. (Repertorio a elección del director de la banda).

ESCENA 2

Tras el tema musical, cuatro actores que oficiarán de maestros de ceremonia, se ubican frente a sus micrófonos respectivos y comienzan leyendo la presentación.

LOCUTOR 1. - Damas y caballeros...

LOCUTOR 2. - Señoras y señores...

LOCUTOR 3. - Queridos compueblanos, sanbernardinenses... Invitados en general.

LOCUTOR 4. -Antes que nada, ¡felicidades a todos! ¡Hoy estamos de fiesta!

LOCUTOR 1. - ¡Hoy estamos de fiesta todos los Sambernardinenses...

LOCUTOR 2. - (Instándole al público). Estamos de fiesta, y por eso gritemos todos, con un fuerte aplauso... ¡Viva San Bernardino...

LOCUTORES 2, 3 Y 4. - (Al unísono aplauden y gritan con el Coro). ¡Viva...!!!

ESCENA 3

Tras terminar los aplausos del público imprevistamente hace su irrupción TATÁCHO, con visibles signos de estar "apintonado" o dicho de una manera más elegante, bajo los efectos etílicos de alguna bebida espirituosa. Este personaje es un borracho consuetudinario, simpático y bonachón.

TATACHO. - (Apoderándose sin permiso de un micrófono). Permiso juventu... Diculpe uté... Estamos en democracia, verdad. (Los locutores, músicos y todos lo que están en el escenario se miran sorprendidos como no entendiendo lo que pasa).

TATACHO. - (Ahora dirigiéndose al público). Yo, como un auténtico hijo de este pueblo y en mi carácter de socio vitalicio y, jefe de la hinchada de mi querido club, el glorioso Nacional de San Bernardino; quiero hacer una hurra en homenaje a nuestro pueblo. (Instándole al público). No tengamos vergüenza lo mitá... Ñambo hurra hatáke jahecha... ¡Tres hurras por San Bernardino! (Locutores y músicos no tienen otra alternativa que acompañar al unísono). Piripiripipi... Ha... ha... ha. Piripiripipi... Ha... Ha... Ha. Piripiripipi... Ha... Ha... Ha. (Antes de retirarse del escenario). Disculpe la molestia y ¡mucha gracia! (Todos aplauden al espontáneo participante, mientras los locutores vuelven a ocupar sus lugares en los micrófonos para continuar con el acto).

ESCENA 4

LOCUTOR 1. - (Retomando el clima serio, propio de un acto cultural). Luego de esta participación espontánea del compueblano amigo; queremos entrar en la parte seria, rindiendo nuestro pequeño pero gran homenaje a nuestra ciudad San Bernardino.

LOCUTOR 2. - Por ello nos hacemos presentes en este acto cultural conmemorativo a la fundación de nuestro pueblo...

LOCUTOR 3. - Sumaremos como una ofrenda respetuosa, una pequeña pero significativa alegoría escénica, recordando a los pioneros y manes que fundaron, proyectaron e hicieron posible que San Bernardino sea lo que actualmente es: la más concurrida y famosa ciudad turística de nuestro país... (La orquesta empieza a tocar unos compases de la melodía Recuerdos de Ypacaraí de tal manera a acompañar la lectura épica de los locutores. Ahora el estilo de la lectura debe ser muy poético).

LOCUTOR 4. - San Bernardino, ciudad romántica, ubicada en este paradisíaco entorno de cordilleras; y al lado de este majestuoso y romántico lago azul de Ypacaraí...

LOCUTOR 1. - Corría el mes de agosto de 1881, cuando un pequeño grupo de varones alemanes, tras asistir a las fiestas patronales del pueblo de altos, regresaba a la capital...

LOCUTOR 2. - Fue entonces que al llegar aquí, quedaron cautivados por la belleza natural de estos parajes tan exóticos y cautivantes que, finalmente optaron por quedarse a vivir aquí para siempre.

LOCUTOR 3. - Fue así que cinco familias berlinesas, encabezadas por Luis Siedow (zapatero), Julio Wache (tejedor), Othon Degenhard (albañil) Eduardo Stanzel (albañil) y Federico Schonfeld (agricultor) fueron los primeros en instalarse y colonizar lo que hoy es nuestro pueblo...

LOCUTOR 4. -A partir de entonces, y hasta 1883, llegaron a San Bernardino para radicarse, más de doscientas familias, en su mayoría alemanas, pero también un gran número de familias suizas, holandesas, rusas, austriacas, belgas, suecas y danesas; en lo que podría llamarse un verdadero crisol de razas y nacionalidades...

LOCUTOR 1. - La presencia de tan importante migración europea se debía originalmente a una iniciativa del Presidente de la República, Don Cándido Bareiro, en el año 1878; y luego culminada bajo los auspicios del Gral. Bernardino Caballero, por entonces primer magistrado del país.

LOCUTOR 2. - Los colonos pioneros, el 24 de agosto de 1881, decidieron en forma unánime y merecida, bautizar a la nueva colonia bajo la denominación de "Nueva Bavaria" primero y después "General Bernardino Caballero", en homenaje al Centauro de Ybycuí; hombre fuerte y político importante en aquel entonces...

LOCUTOR 3. - Hay que destacar la ayuda que con posterioridad continuó dando el Gral. Caballero a los nuevos inmigrantes, de tal manera, a que estos pudieran adaptarse sin el menor contratiempo posible en esta bendita tierra guaraní.

LOCUTOR 4. - (Tras una pausa de transición). Aprovechando esta feliz conmemoración, quisiéramos hoy recordar a aquellos precursores y adelantados de nuestra comunidad, que supieron dejarnos como legado sus obras, trabajos, ejemplos de vida; y también, por qué no decirlo, sus anécdotas y peripecias enriquecedoras en la lucha por salir adelante, en este agreste paraíso tropical...

 LOCUTOR 1. - Consideramos justo recordar a hombres como Don Santiago Schaerer, primer administrador de la colonia; también a Don Wilhelm Weiler que con el sueño de convertir este lugar en una pequeña Suiza de América, construyó los tradicionales hoteles del lago y Santa Rita...

LOCUTOR 2. - Continuando con esta recordación quisiéramos destacar a los precursores de una Sociedad Escolar que en 1892, gerencia la construcción, al pie del cerro, de nuestra querida escuelita alemana; su primer profesor fue el señor Giersch que impartía clases en alemán y castellano.

LOCUTOR 3. - Antes de ubicarse definitivamente en el lugar donde se encuentra actualmente, en 1924 la escuelita se trasladó a la casa del Sr. Steiner, ubicada frente a la carpintería de los Buttner... (El LOCUTOR 2 en este instante pasa de la página que está leyendo a la siguiente; pero grande es la sorpresa para todos porque se queda callado y sin continuar la lectura).

ESCENA 5

Ante el "bache" del LOCUTOR 2 en su lectura, los demás compañeros demuestran inmediatamente preocupación e inquietud.

LOCUTOR 2. - (Continúa repitiendo el último texto leído mientras afanosamente trata de encontrar el texto faltante). Ubicada frente a la carpintería de los Buttner... ubicada frente a la carpintería de los Buttner... ubicada frente a la carpintería de los Buttner...

LOCUTOR 3. - (Por lo bajo en tono de susurro, preocupado y como reprimenda). Nde, disco rayado... Terminó pues de leer tu parte para que yo pueda continuar... (LOCUTOR 2 ahora ha quedado mudo por el susto).

LOCUTOR 1. - (Acercándose preocupado). ¡Qué lo que te pasa, boludo! Continuó, pues, leyendo tu parte...

LOCUTOR 4. - (Más escandalizado aún). ¡Qué papelón... ! Con todas las autoridades en frente... con el Intendente, el Comisario... y la Directora de la escuela...

LOCUTOR 3. - Che, boludo... ¿Te cagaste todo, piko? Tu pendeja y tu suegro se estarán cagando de la risa de vos, boludo... ¿Qué lo que te pasa que no leés tu parte?

LOCUTOR 2. - (Que por fin se anima a hablar y mostrando el papel en blanco). Y como querés que continúe leyendo, si la compu había sido no imprimió mi parte...

LOCUTOR 1. - ¡Nderasóreeeel El mío tampoco está impreso...

LOCUTOR 3. - Tampoco mi hoja... Y ahora, ¿qué hacemos?

 LOCUTOR 4. - (Tratando de arreglar la situación primero se dirige al LOCUTOR 2). Vos, andá a imprimir rápido... (A LOCUTOR 1 y 3). Mientras nosotros entretenemos al público con algún numerito "extra"...

LOCUTOR 2. - (El LOCUTOR 2 ahora apurado se dirige al público). Alguien de la concurrencia piko no tiene una bicicleta para prestarme un ratito... (En ese momento de entre el público se acerca un HOMBRE CON BICICLETA para alzarle al LOCUTOR 2 y Transportarlo raudamente rumbo a la escuela). LOCUTOR 1. - Señoras, señores... Damas y caballeros. Como ustedes sabrán comprender, todos tenemos imprevistos o percances en la vida... (Se queda sin ideas y le mira al LOCUTOR 3, para que le salve).

LOCUTOR 3. - (Tratando de salir al paso). Verdad... ¿Quién alguna vez paseando tranquilamente en una bici no se le pinchó la rueda?

LOCUTOR 4. - (Tratando de complementar sin estar muy convencido de lo que dice). 0... en un día de frío... en pleno invierno... cuando uno está bajo la ducha y de repente pum..: se corta la electricidad... ¿Eh?

LOCUTOR 1. - (Tratando de tranquilizar con una falsa sonrisa). Pedimos tolerancia, comprensión y disculpas a las autoridades presentes y al público en general, de tal forma a aguardar los minutitos que lleven imprimir en la computadora la parte que falta, y así poder culminar con nuestro homenaje a San Bernardino...

LOCUTOR 3. - Y por aquello de que "lo bueno se hace esperar", mientras, le invitamos a escuchar un tema musical a cargo del la bandita de nuestra institución... (Le hacen un gesto desesperado al director de la banda; este improvisa rápidamente un tema del repertorio).

ESCENA 6

La bandita ejecuta algún tema conmemorativo.

ESCENA 7

Al terminar la ejecución de la banda entran de nuevo los locutores. LOCUTOR 1. - Pedimos un fuerte aplauso a la bandita de la escuela Alemana...

ESCENA 8

En este momento irrumpe desde la platea una señora muy paqueta cuya caracterización refleja un exagerado y recargado maquillaje.

YOLA. - Disculpen, jóvenes... Yo como una preocupada ciudadana de este pueblo, quisiera dirigirme un rato a la concurrencia...

LOCUTOR 1. - Esto es un acto oficial, señora.

YULA. - ¡Señorita! No sea mal educado e impertinente... ¡Yo soy aún una señorita!

LOCUTOR 1. - Perdón, señorita... pero usted no está en el programa...

YULA. - Y a mí qué me importa el programa; si el intendente es mi amigo; y la Directora, la señora Olga es mi contempo: Debutamos el mismo año juntas en la fiesta social del palacete municipal... ¡E'a!

LOCUTOR 1. - Pero esto es un acto cultural serio y formal, señora... (Rectificándose rápido). Esteeee... Digo, ¡señorita!

YULA. - ¿"Acto cultural serio"? Pero si ni el discurso tenían ustedes preparado, y en cuanto a lo "formal", permítanme decirles que están totalmente fuera de "onda"; hoy en día, en los tiempos nuevos niko la gente prefiere lo espontáneo e informal: no ven por ejemplo en la radio ahora, como pa Humberto, Mina, Muñequita... hacen su programa con micrófono abierto; así pues nosotras las del pueblo podemos entrar y decir libremente lo que sentimos...

LOCUTOR 1. - Pero esto no es un lugar ni momento de quejas señora... (Volviendo a rectificarse). Esteee... digo, ¡"señorita"!

YULA. - ¿Y quién le dijo a usted, que yo venía a quejarme? Yo estoy aquí para exaltar a una personalidad relevante de San Bernardino.... Se trata de la familia Buttner... Según me contó La señora Gerlinde Buttner Fresen, que es mi madrina de bautismo, y nieta de Don Ricardo Buttner... ¿Usted sabe quién es Don Ricardo Buttner, jovencito?

LOCUTOR 1. - (Tratando de disimular su ignorancia). Y debe de ser de los Buttner de la carpintería... ¿Verdad?

YULA. - Para su información, jovencito, le diré que Don Ricardo Buttner, fue el que trajo el primer automóvil allá por los años 20. Él mismo vino manejado un Ford T desde el pueblo de Tacuaral, hoy Ypacaraí; la travesía hasta llegar a Sanber duró varios días... Y es más... En 1926, el mismo Don Ricardo habilitó el primer autobús de traspone de pasajero a la capital. Entonces... lo que yo siempre me pregunto es... ¿Por qué en homenaje a este pionero, la ruta de acceso que une el desvió a Caacupé hasta nuestra ciudad no se llama "Avenida Don Ricardo Buttner", y no Higinio Morínigo? Morínigo, un generalote tildado de dictador y que aprovechó durante la Segunda Guerra Mundial para perseguir a cuantos alemanes se cruzaban por su camino... (Los locutores que están atrás, los músicos y el coro de alumnos asistentes, aplauden fuertemente la ponencia de la señora YULA). Gracias... Y para terminar... que ese resto del primer automóvil que llegó a Sanber y que hoy día se encuentra abandonado en el patio de la municipalidad, sea declarado como patrimonio cultural de la ciudad y sea restaurado y puesto como una escultura en la entrada de nuestra ciudad... ¡He dicho! (Más aplausos).

ESCENA 9

En ese momento irrumpe una anciana con bastón (DOÑA POMPOSA). Ella a pesar de ser una octogenaria, todavía conserva la vitalidad de una mujer afable, simpática y locuaz; tomándole del brazo le acompaña un joven muy fino (LUNCHI), que viene puesto con ajustado ciclista y musculosa que dejan ver su apolínea figura; los colores de su vestuario son un tanto "informales y atrevidos" para lo que se considera propiamente masculino; su andar y sus modales reflejan un extremado refinamiento; en síntesis: un afeminado con clase y distinción.

LUNCHI. - Perdón... Nosotros también queremos hablar... (YULA al notar el estilo raro e informal del intruso, le inquiere).

YULA. - ¿A usted, joven, le parece que ese atuendo que lleva puesto es lo más adecuado para un acto de conmemoración como este?

LUNCHI. - (Con ironía). Cada uno se viste y anda como quiere... ¡por algo se inventó el libre albedrío "señora"!

YULA. - ¡Señorita! ¡Usted está hablando con una señorita! Le diré que sus modales y apariencia ya son escandalosamente informales para un lugar y momento como este...

LUNCHI. - (Muy picado). Así que usted continúa siendo "señorita"... (Con desdén). Por algo será...

YULA. - (Amenazante). No se atreva a ofenderme usted, que si yo comienzo a largar mi lengua, y digo lo que pienso de usted; de muñeca quebrada, lo puedo convertir en carne picada...

LUNCHI. - Muñeca quebrada será tu ma'éra...

YULA. - (Antes de salir indignada pero sin perder la personalidad y distinción que la caracteriza). Mi condición no me permite seguir discutiendo con personajes de su catadura...

LUNCHI. - (Que la ve salir). Rehóguiente... (Ahora se dirige al público). Bueno... Me llamo Lunchi Godofredo y todos los fines de semanas vengo a Sanber para pintar paisajes con lapachitos en flor... Soy un incipiente artista plástico... Y como miembro de la colectividad cultural quiero destacar a un pionero de las artes en Sanber: Se trata de José Fresen, un fotógrafo que captaba unos paisajes de San Bernardino que son bellísimos... maravillosos... increíbles... ¿Y saben lo que después hacía con sus fotos...? Las retocaba pintándolas con una sensibilidad que quedaban hechas verdaderas obras de arte... Pero quedaban como verdaderos paisaje al óleo... impresionantemente beyos, beyos, beyos... ¿Y saben ustedes lo que hacía Don Guillermo Weiler con esas obras de arte? Las enviaba a Europa, para promocionar y atraer turistas de todo el mundo. (Ahora lo dice muy convencido y apasionadamente). Quiero revalorizar a este verdadero artista compueblano... A mi me parece que debería por ejemplo instituirse algún premio que lleve el nombre de "José Fressen" de tal manera a incentivar la creatividad y la sensibilidad de nuestros jóvenes; para que estos se interesen por las artes y el enriquecimiento espiritual y comprendan de una vez por todas que la vida es algo más, que pensar en lo meramente material y pasarse el día escuchando y bailando cachaca... (El coro de alumnos y el público aplauden la ponencia. En ese instante se acerca al micrófono la abuelita POMPOSA).

POMPOSA. - Yo quiero contarle que fui electa en 1948 como la última reina del club Alemán... Cuando eso yo contaba con tan solo 17 años. (Saca de la cartera una corona de reina, le muestra al público). La corona me impuso la famosa Anselmita Heyn y el vals de ocasión comencé bailando con Luis Pezzini elegido ese año como el rey de los feos... (La abuelita, ayudada por LUNCHI, se va poniendo en la cabeza su corona).

ESCENA 10

FLASHBACK: FIESTA SOCIAL 1948. (Rememorando la fiesta del Club Alemán) Mientras la abuela se pone la corona, la banda toca algún tema apropiado para la ocasión.

Por un costado entra un caballero muy obeso con la corona del rey de los feos y la invita a bailar a la abuela - ya en pose de jovencita - transformada en reina.

En verdad ella de su pose de viejita encorvada con la música se ha ido transformando en una bella y lozana mujer.

Con el vals han entrado numerosos personajes vestidos con traje de época que también participan de la danza de época.

Tras un instante de trascurrida la danza, entra un recio caballero vestido a la usanza de los años 40: Es un COMISIONADO de Asunción.

COMISIONADO. - ¡Alto...! ¡Pare la música! (La banda interrumpe su actuación abruptamente). La fiesta queda suspendida por orden superior del gobierno de Asunción... ¡Soy el comisionado del Presidente de la República! (Saca un papel cuyo contenido comienza a leer con voz Irme y autoritaria). Asunción, 19 de agosto de 1948. Visto y considerando que el Paraguay se ha plegado a las fuerzas aliadas encabezadas por Inglaterra, Francia y Estados Unidos de Norteamérica, declarando la guerra al eje Berlín- Roma, compuesto por la Alemania nazi, la Italia fascista y Japón. El gobierno paraguayo resuelve intervenir y confiscar todos los bienes e intereses alemanes en el Paraguay; incluyendo las pertenecientes a agrupaciones y nucleaciones alemanas constituidas en el país, y que estén bajo sospecha de apoyar al gobierno Nazi. Comuníquese, publíquese, ejecútese y archívese. Firmado Gral. Higinio Morínigo. Presidente en ejercicio de la República del Paraguay. (El COMISIONADO inmediatamente da media vuelta y sale. Los personajes asistentes al baile también se van retirando muy lentamente. La banda inmediatamente comienza a tocar un tema muy triste... Algo parecido a la marcha fúnebre).

ESCENA 11

La abuelita se ha quedado frente a un micrófono y lentamente mientras se va quitando su corona de reina ha ido recobrando su encorvada vejez; transformándose de nuevo en viejita.

Tras un momento de reflexión, con la música de fondo, la abuelita sigue narrando al público.

POMPOSA. - Fue así que el gobierno confiscó nuestro Club Alemán, y cuando estaban a punto de apoderarse de nuestra escuelita alemana, tuvimos que ponerle el nombre de: "Escuela Gral. Bernardino Caballero"... (Las lágrimas y la emoción la invaden). Era la única forma de impedir que se alzaran con nuestra querida escuelita... Antes... Ya en Asunción, el Gobierno había asaltado y rapiñado la propia Embajada Alemana... y confiscado el colegio Alemán, hoy Goethe Schule. (Muy resignada y apenada, al público). ¡Qué otra cosa podíamos hacer! La barbarie y el autoritarismo no solo se apoderaban de Europa sino también de nuestro país... ya en aquel entonces... (La abuelita sale muy triste, acompañada de LUNCHI. Mientras la música de la banda sube de tono).

ESCENA 12

Es el momento en que (lega de nuevo en la bicicleta el LOCUTOR 2, cort la copia que faltaba. Los cuatro locutores de nuevo suben y frente a los micrófonos proceden a cerrar el acto.

LOCUTOR 1. - Señoras y señores, por fin ha llegado la hoja que faltaba para continuar el acto de conmemoración...

LOCUTOR 2. - Pero, tras escuchar todos los testimonios espontáneos, nos parece redundante seguir hablando sobre el tema...

LOCUTOR 3. - ¿Qué mejor que lo espontáneo e improvisado, cuando se dice desde lo profundo del corazón, verdad?

LOCUTOR 4. - Por aquello de que "Lo bueno si es breve, dos veces mejor"...

LOCUTOR 1. - Solo nos resta agradecerles a todos los presentes por su paciencia y atención... Le podemos asegurar que de nuestra parte, todo fue pensado y diseñado con respeto, cariño y amor hacia nuestra querida ciudad...

 LOCUTOR  2. - Y sobre todo, con la intención sana de rendir un homenaje espontáneo, tratando de dejar de lado la exagerada seriedad y formalidad... Porque creemos, que muchas veces, la vida se hace más llevadera si la tomamos con un poco de humor y distensión...

LOCUTOR 3. - Y cerramos nuestra participación con la alegre música de nuestra bandita...felicidades a todos... ¡Música, Maestro!

ESCENA 13

La bandita ejecuta un alegre y tradicional vals alemán.

Todos los actores comienzan a bailar invitando al público y a las autoridades a que hagan lo mismo.

Otro grupo de actores van sirviendo a los asistentes vasitos con bebidas espirituosas y algunos bocaditos tradicionales.

ESCENA 14

En algún momento vuelve a subir al escenario el personaje de TATACHO para intervenir.

TATACHO. - (Frente a un micrófono). Arto... Arto... ¡Arto...! (El director de la banda para la música).

TATACHO. - ¡Todo está muy bien...! Igusto la vals... pero como dice el ñe'énga popular: "Polka ha locro mante niko ñande rupytypa! ¡Así que embopu ñandéve la polka kyre'y, Maestro! (La bandita irrumpe tocando alegre los sones de una alegre polka paraguaya. Los asistentes festejan gritando mientras continúan bailando).

 

FIN.

TITO CHAMORRO

Ypacaraí, agosto del 2005

 





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