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LELIS OLMEDO CANO

  NOTICIAS FROM PARAGUAY JAREKÓVA (UN PAÍS DE MARAVILLAS) - Por LELIS OLMEDO - Año 2006


NOTICIAS FROM PARAGUAY JAREKÓVA (UN PAÍS DE MARAVILLAS) - Por LELIS OLMEDO - Año 2006

NOTICIAS FROM PARAGUAY JAREKÓVA

(“UN PAÍS DE MARAVILLAS”)

 

Por LELIS OLMEDO

 

Editorial Servilibro,

Asunción-Paraguay

2006 (340 páginas)

 Dirección Editorial: Vidalia Sánchez

 Prólogo: HELIO VERA

 

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PRÓLOGO:

"País de maravillas" es una expresión que define, con dolorosa claridad, la realidad de nuestro país. Es decir, un escenario de prodigios resplandecientes, de acontecimientos regidos por la magia, de episodios que sólo pueden ser explicados a la luz de la fantasía. El autor retoma esta frase, cuyo acuñador fue Sotero Ledesma, desde su poltrona de Secretario General de Trabajadores (CPT), en la época en que "éramos felices y no lo sabíamos", según reza un slogan callejero.

El título de la obra nos sugiere su contenido: una visión desenfadada y crítica del Paraguay, a través de la confrontación sistemática entre el pasado y el presente. Para Lelis Olmedo, quien insiste en ser llamado Lelis Rubén Olmedo Cano, el resultado del análisis es el "PARAGUAY JAREKÓVA". Es decir, el auténtico, el real, el que tenemos; el que habitamos y que, de alguna extraña manera, también nos habita. Es el Paraguay teeté (genuino), que se yergue por encima de los mitos, de las leyendas y del alud de cuentos tártaros que han oscurecido la visión de su realidad.

Tal vez la mejor manera de recuperar esa perspectiva sea la que utiliza a la imaginación como su mejor instrumento; la que discurre con el método de la ironía, y la que distribuye mazazos a diestra y siniestra. La que prefiere el humor para decir cosas que otros prefieren enunciar vistiéndolas con el ropaje de la solemnidad. Pero a veces, admitámoslo, el sarcasmo es más eficiente como ariete para demoler los muros del prejuicio.

Como ocurre con todas los intentos de explicar lo que es el Paraguay; no hay ninguna obligación de compartir los puntos de vista del autor. Bastará con aceptarlos como una provocación, como un desafío. Cada uno, si consigue mantener el buen criterio, madurará sus propias ideas para forjar su propia representación del país que queremos (jaipotáva), el reverso luminoso del que tenemos hoy (jarekóva).

Lelis Olmedo, para no ser menos, aporta su grano de arena para alimentar la fantasía, para lo cual describe el origen del recurrente mito del tesoro del mariscal López (plata yvyguy), que hasta buscan insomnes investigadores en todo el país. Ataque tal vez debamos concluir que el único "entierro" que espera ser devuelto a la superficie es la luz de la razón, el resplandor de la verdad, la aventura del conocimiento. Tal vez sea el mensaje críptico que se esconde en las páginas de este libro, que el autor entrega a la curiosidad de los lectores.

HELIO VERA

 

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ÍNDICE

Prólogo,  Introducción

CAPÍTULO I: Rescate del libro

CAPÍTULO II: Examen de los documentos

CAPÍTULO III: Impartiendo órdenes

CAPÍTULO IV: Globalización

CAPÍTULO V: La caída

CAPÍTULO VI: La conquista

CAPÍTULO VII: Las corporaciones

CAPÍTULO VIII: Objetivo: La República del Paraguay

CAPÍTULO IX: Cerrando el círculo

CAPÍTULO X: Dormir con el enemigo

CAPÍTULO XI: Optimizando el genocidio

CAPÍTULO XII: Operación Limpieza

CAPÍTULO XIII: La nueva era

CAPÍTULO XIV: La repartija

CAPÍTULO XV: Tratando de consolidar la nueva era

CAPÍTULO XVI: Continúa el karu guasu

CAPÍTULO XVII: Continúa la joda

CAPÍTULO XVII (SECUNDA PARTE): La Guerra del Chaco

CAPÍTULO XVIII: Una más de los muchachos

CAPÍTULO XIX: ¡Paf! y progreso

CAPÍTULO XX: La joda en $erio

CAPÍTULO XXI: De Europa a Asunción

CAPÍTULO XXII: De Buenos Aires a Asunción

CAPÍTULO XXIII: Una extranjera en Asunción

CAPÍTULO XXIV: Se materializa la amenaza

CAPÍTULO XXV: Tomando posiciones

CAPÍTULO XXVI: Elaborando planes

CAPÍTULO XXVII: El entierro

CAPÍTULO XXVIII: Sobreviviendo

CAPÍTULO XXIX: El retorno de Elisa a Europa

CAPÍTULO XXX: Final del capítulo que abre otro

Texto Internet monografía de sociales: Guerra de la Triple Alianza (Esteban Rodrigo Federico/ Acevedo Brambilla Luccini)

EPÍLOGO

 

 

INTRODUCCIÓN

 

NOTICIAS FROM PARAGUAY JAREKÓVA (UN PAÍS DE MARAVILLAS) ha sido elegido como título de estos apuntes con el sólo propósito de que algún idiota del gobierno me rinda tributos, pero que no gaste ni un guaraní del erario público.

Es notable que todas las noticias referentes a nuestro país, de lo que sucedió, sucede y sucederá, nos vengan from afuera... La República del Paraguay, para quienes no la conocen, se encuentra situada más o menos en el centro de América del Sur. Poblada por colonos brasileros, empresarios, ciudadanos y secuestradores argentinos, directores técnicos y jugadores uruguayos, aventajados asiáticos y europeos, católicos, protestantes, mennonitas, cerristas, olimpistas, colorados, liberales, oviedistas, argañistas, nicanoristas, ladrones, funcionarios públicos, senadores, peajeros, diputados, caballos locos, jueces, polibandis, muchos sinvergüenzas, periodistas, mentirosos y algunos... paraguayos. Las Naciones Unidas deberían otorgar un programa para protegerlos de la extinción. Es decir, un Estado inexistente, mucho gobierno y escasa ciudadanía.

Esto porque la Administración del Estado ocupa a 250.000 personas y en dependencia indirecta del tesoro público como 1.500.000 individuos. Éstos deciden nuestro destino, porque participan en las elecciones en detrimento de la ciudadanía.

Existen dos grupos que pelean por el poder, los que están como funcionarios públicos y aquellos que quieren serlo. La población... bien, gracias.

En cuanto a que es un país de maravillas, no existen dudas. Los mennonitas se hicieron del poder, sin participar en la política y conforme lo podremos ir viendo en el curso de este trabajo.

En este contexto -los pocos paraguayos que quedan en esta República, ya que el resto se ha suicidado o ido a España o asesinado por vehículos de transporte público o muerto buscando trabajo o tratando de pagar alguna deuda a usureros locales o internacionales- nos fueron contando nuestra propia historia, conforme al interés o visión que tienen o tenían de nosotros.

Por esta razón, he tomado la decisión de describir escribiendo la historia de nuestra patria -que actualmente pertenece al BID, FMI y otros grandes acreedores- con la compasiva aprobación de mis parientes, amigos y favorecedores. Todos ellos llegaron a la misma conclusión: de que este libro, si es que puede llamárselo así, sería un fracaso. El talento evidentemente no es reconocido en nuestro país. A pesar de ello y la fuerte resistencia de mi entorno, lo daré a publicidad.

Todas las introducciones concuerdan en agradecer a quienes colaboraron con los apuntes que se presentan. Agradezco a mi hija Pame, por servir de dactilógrafa, a Linda por traerme algunos libros de su Facultad, a mi madre por entregarme su colección sobre la guerra del 70, y a Frank, quien es el verdadero irresponsable de todo este trabajo.

Al tiempo de la terminación de este libro, fallecía Juan Pablo II y elegido Ratzinger como Benedictus XVI. Habemus papam, gritaron los católicos tras el anuncio del abúlico y aburrido cardenal chileno. Habemus figlium..., bramaron los nicanoristas al nacer Facundo Nicanor, y Habemus SASA... rugieron los cerristas.. También fallecía don Augusto Roa Bastos. Su muerte produjo uno de los acontecimientos más llamativos de nuestra época respecto al fallecimiento de un civil y escritor además... Le ofrecieron pompas y boatos durante sus exequias. Aparecieron lloronas y llorones, quienes en su lamento describían las virtudes y bondades del escritor  "Qué rompebolas -habrá pensado-. Estos atorrantes me miden hoy tributo como si entendieran algo de lo que hice o dije. Estos lamentadores virtuales o radiofónicos describen mis miserias y la soledad en que vivía, no sabiendo o sabiendo, que ésta fue mi elección... Pobre Pepa... Pobre Humberto... Pobres palestinos fungiendo ser judíos. Esto ni su madre les cree. Nuestra historia seguirá siendo contada por esta mirríada de pelafustanes, para delicia de quienes quieren la destrucción de la Patria. ¿Por qué tan duro? ¿Qué me pasa?, cuanto más intelectual me vuelvo, menos paraguayo quiero ser... parece. En fin, cumplieron algo de mis deseos. Me incineran y me llevan al cementerio. Afortunadamente no logré divisar a ningún cura que no cura, chupa cirios, ni mercader salvador de almas en mi sepelio. No sé si tirarán mis cenizas al Paraná. Ojalá lo hagan (letra ininteligible, folio quemado)...

En cuanto a este autor, que por este medio aprovecho la oportunidad-he'í locutor campaña-para dejar por escrito mi deseo, de que cuando muera, se disponga mi incineración y me tiren al raudal. .. No soy tan pretencioso como Roa, quien creyó que el Paraná todavía nos pertenece. S i usted está apurado, si no tiene tiempo, puede empezar a leer estos apuntes desde cualquier capítulo que se le antoje, igual llegará a la misma conclusión.

El contenido de este libro tomará como base estos elementos: la visión de un paraguayo sobre su propia historia, contada por los demás. Aclaro que no tiene ninguna relación con el libro premiado de la gringa Lily Tuck. Si usted cree que encontrará algunas escenas picarescas, como la de la citada, está equivocado, por lo que recomiendo lo venda o regale rápidamente..., si puede. También abarcaremos un breve recorrido sobre los acontecimientos sucedidos en esta parte del continente. Se dará una especial atención a los sucesos     referentes a los protagonistas de la Guerra Grande, en especial a los mitos: historia de tesoros enterrados en gran parte de este continente y en especial en nuestro país. La intención final es que los paraguayos se informen sobre su propia historia, investigando, escudriñando para descubrir ¿por qué somos lo que somos? y ¿por qué tenemos el país que tenemos?

Los pasquines escritos por propios y extraños nos han convertido en cualquier cosa, menos en paraguayos, y como ejemplo pego un trabajo práctico inserto en Internet y que sirve como fuente de consulta a nuestros estudiantes. La basura se exhibe... (leer pág….).

 

 

CAPÍTULO I

RESCATE DEL LIBRO

 

París 1886, 27 de julio

Dos semanas antes, un movimiento inusitado se había producido en uno de los modestos barrios de la capital francesa. Un ir y venir de personajes que parecieran tener un poderoso interés en ingresar a uno de los departamentos habitados por una mujer sola y enferma.

La vigilancia cuasi policial se acentuaba tras el informe de su sirvienta (Marie), que la misma se encontraba muy grave: "Creo que está agonizando", dijo. El caballero que recibió el recado se retiró raudamente, dirigiéndose a la Legación inglesa.

El informe de tal noticia recibido en el Almirantazgo inglés produjo inmediatamente una respuesta. "No permitan que nadie ingrese al departamento", "incauten todo lo que haya dentro. Encuentren el libro, no dejen rastro". Esta orden movilizó a todos los agentes pertenecientes al Servicio Secreto de su Majestad. Se comunicaron inmediatamente con los otros ocupantes contiguos a la habitación vigilada.

Por otra parte, paralelo a este movimiento, también cumplían igual misión unos hombres que tenían sumo interés en hacerse del objetivo buscado por los primeros. La distancia no permitía distinguirlos. Eran aproximadamente entre seis o siete personas que se comunicaban en idioma diferente al francés. Estos al parecer no tenían la misma información que los otros y sus movimientos delataban mucha torpeza y premura.

Marie bajó deprisa dirigiéndose hacia la calle, no sin antes murmurar, casi susurrando, a un hombre apostado al frente de la casa: "Perdió el conocimiento, ingresen, volveré en media hora, voy a buscar al médico".

El hombre, con claros rasgos de cansancio y vejez en el rostro -sin embargo, no se diría que sobrepasaba los 45 años-, realizó unas señas a quienes al parecer eran sus compañeros. Éstos a los que estaban dentro del edificio, movilizándose presurosamente hasta la habitación, previa orden de cercar el perímetro, quedando un guardia a la puerta del complejo. Dirigiéronse como un comando al cuarto que fuera dejado sin cerrojo.

La habitación estaba a oscuras, iluminada muy a medias por los rayos del sol que se filtraban por las entrecerradas cortinas. Las paredes estaban adornadas por exquisitos cuadros, un gran mapa y una bandera parecida a la francesa. Los muebles, ya muy usados eran sin embargo muy distinguidos con detalles en tallados de madera, y por doquiera se veían pequeños cántaros y piezas de tejidos hechos a mano cual concienzudas telarañas, que la acompañaban siempre.

En la cama, una mujer que, a pesar de su estado vulnerable, poseía una presencia que imponía respeto. En sus finas manos, muy apretadas, un delicado pañuelo conteniendo unos mechones de cabello, que alguna vez fueron de su hijo y del padre de éste.

Los hombres iniciaron una frenética empero racional y científica búsqueda, tratando de no mover nada de su lugar innecesariamente. Cerraron las cortinas e iluminaron completamente la habitación, examinándola con miradas escudriñadoras propias de profesionales de inteligencia.

Abajo, en la puerta, "el otro equipo" intentó ingresar también al edificio, con lo cual se descubrieron en cantidad y calidad. Uno de ellos fue detenido por el que montaba guardia. El refuerzo que se encontraba en el carruaje se acercó al grupo fuertemente armado. Cada uno contaba con una carabina ya cargada. Sólidamente armado con su respectiva bayoneta y, por si acaso, un cuchillo de campaña, utilizado más frecuentemente para realizar tareas de caza. Inmediatamente inmovilizaron a los intrusos, quienes fueron ingresados a no menos de treinta o cincuenta metros en un zaguán, donde fueron preparados para ser ultimados profesionalmente, de manera a no llamar la atención.

Otro, quien poseía probablemente conocimientos en lucha cuerpo a cuerpo, aprovechó un momento de descuido de uno de los tres hombres encargados de la tarea para golpear el taco de su pesa da bota en el medio de su nariz. Logró apropiarse de su cuchillo, lo degolló sin contemplaciones mientras era atravesado por la bayoneta del segundo, estoque que, sin embargo, no atravesó órganos vita-les como para producirle inmediata muerte.

Aprovechando la situación, el desafortunado lanzó con una habilidad casi invisible el cuchillo atravesando el pecho del agresor, cayendo éste fulminado por el golpe. El sangrado ya era considerable. Logró zafarse escapando muy mal herido, no sin antes liquidar al primer hombre, cuyo rostro había desfigurado, a fin de intentar un escape.

Como los hombres tardaban en su labor, se despachó un segundo grupo para verificar la acción, encontrando el macabro espectáculo. Tres desconocidos y tres hombres de su grupo tendidos en el suelo ensangrentado y un gran problema... había un sobreviviente.

En menos de diez minutos, los cadáveres fueron depositados en un vehículo que esperaba como preparado para este tipo de situaciones. Algunos vecinos miraban asombrados desde sus ventanas y otros, más prudentes, las cerraban y continuaban con su almuerzo. La situación era extrañísima desde esa mañana, ya que la calle había sido despejada por estas personas y algunos agentes de la comuna local.

"¡Busquen aprisa, que tenemos poco tiempo...", ordenó el que parecía ser el jefe. "¿Qué llevaremos?, ¿qué tipo de papeles?", preguntó uno de ellos. "Todo lo que sea escrito", respondió. Desde ese momento, empezaron a amontonar y a sacar rápidamente todos los documentos existentes en la habitación. Finalmente, y casi por accidente, uno de los ayudantes tropezó con una silla que estaba frente al escritorio, haciendo ésta un ruido extraño, como de varios maderos en caída. Fue entonces cuando revisaron la base de la misma y, moviéndola suavemente a un costado mientras otro la apoyaba firmemente al suelo.

La base dejó al descubierto un doble fondo que, al abrirse por completo, dejó al desnudo un bulto cubierto por un fino material, parecido al papel, suave como un lienzo de seda, y que despedía un olor muy particular. Al levantarlo y descubrirlo, uno de ellos exclamó: "¿No es éste?" y el jefe con los ojos encendidos respondió: "Sí, lo es, good boy!, yo lo llevaré, pongan todo en orden y vámonos, nuestro trabajo ha terminado". Esta operación no habrá durado más de quince minutos. Los hombres abandonaron la habitación, dejándola exactamente como la habían encontrado.

En contados minutos, el "equipo" se dirigió a la Legación inglesa desde donde se comunicó al Almirantazgo del éxito de la operación. Omitieron el detalle del sobreviviente malherido. Ellos sabían que ese pequeño detalle lograría que para el final del día fuesen trasladados a cumplir funciones en la frontera de la India con Pakistán.

El hombre que escapara minutos antes con una herida profunda en el costado derecho, perdiendo mucha sangre, logró llegar a una esquina donde se encontraba un vendedor de periódicos con un puesto fijo, diciéndole en perfecto francés: "No pudimos recuperarlo, hemos fracasado, comunica esto inmediatamente", con lo cual siguió de largo para desplomarse a unos cien metros. Unos policías, avisados por transeúntes, lo inspeccionaron y notaron que estaba en shock profundo, lo subieron a una ambulancia en la que fue transportado a un hospital cercano constatándose su deceso.

Al tratar de identificarlo no encontraron ningún documento que los pudiera ayudar, salvo un papel con unas letras que parecían una poesía y escrito en un idioma desconocido para ellos y que versaba: "Che ko ajúnte rohechamívo, aikuaaségui ko nde renda, ha aguahema nde jahoívo, heta che pope laurel raká... ", no dándole mayor importancia y ordenándose su depósito en la morgue municipal.

El edificio había quedado, en cuanto a movimiento se refiere, como si no hubiera pasado nada. Marie, tal como había prometido llegaba con el galeno para auxiliar a la dama. Éstos, al ingresar a la habitación, no notaron nada raro, salvo Marie que vio algunos cuadros fuera de lugar y las cortinas cerradas. El médico inspeccionó a la enferma mirando a la sirvienta a quien con un gesto negativo dio a entender que la misma estaba en muy mala condición. En ese instante, la moribunda abre dificultosamente los ojos y manifiesta suavemente a quien era depositaria de su confianza: "Marie... Vinieron y se llevaron todo..., avisa a Rosita y a Isidora que les envié una copia... Que la publiquen... Diles también... que lo mío para con lo de Pancho no fue mentira... quiero que se sepa..., es lo único que me importa...", después de estas palabras le entrega el pañuelo que tenía en sus manos diciéndole muy quedamente: "Guárdalo.. . " y expiró... se notó... cómo lentamente exhalaba un suspiro suave..., y al mismo tiempo decidido..., como diciendo: "ya está... hasta aquí me es posible cabalgar... ya todo está en manos de Dios ".

El médico palpó su delicado cuello, su fina muñeca y acercó sus oídos a la altura de su pecho y luego de un momento expresó: "Se acabó... Que Dios la tenga en su gloria...".

 

La comitiva de funcionarios municipales no encontró ningún documento que acreditara su identidad ni otro instrumento que pudiera servir para individualizar a la dama. En el acta de defunción no fue sino descrita por las referencias de su ama de llaves. De padres desconocidos, nombre Elisa Alicia Lynch viuda de Solano López, firmando el actuante con los testigos de rigor. Toda esta formalidad se la realizó con una celeridad inusitada, trasladándose su cuerpo -en un ataúd proveído por la alcaldía- al cementerio municipal. Sus pertenencias fueron tomadas como pago de la renta de su habitación. No quedaron rastro alguno de ellas.

Su cuerpo fue rápidamente sepultado en el cementerio de indigentes de la ciudad, trasladado posteriormente en el viejo cementerio "Père Lachaise", de la ciudad de París.

La Alcaldía posteriormente, como un trámite formal, expidió el Acta de Defunción que era lo único que quedaba de ella: "Prefectura del Departamento del Sena, Registro de Defunciones del 17°Distrito de París. Año 1886.

En el año de mil ochocientos ochenta y seis, en día 27 de julio, a las nueve y media de la mañana.

Acta de fallecimiento de Elisa Alicia Lynch, de cincuenta y cinco años, nacida en Corck, Irlanda, fallecida en su domicilio, Boulevard Pereire número 55, el 25 de julio del corriente año, a las cuatro de la tarde, hija de padres cuyos nombres no son conocidos, viuda de Francisco Solano López, labrada por nos, Antonio León Fontoynot, Alcalde del séptimo distrito, en virtud de la declaración de Víctor Sapín, de 24 años, empleado, y de Luis Chapón de 58 años, empleado, que firman con nos.

Es copia conforme. París, Octubre 15 de 1886".

En 1961, a pedido del gobierno, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Asunción de la República del Paraguay, en el campo-santo conocido como "La Recoleta".

Enfrente, año 2005, los automóviles se detenían ante la luz roja del semáforo. Algunos niños acosaban a los automovilistas tratando de venderles algunas baratijas, limpiarles sus parabrisas o realizando alguna torpe pirueta, y respondida por algunos con algunas monedas, con gestos de indiferencia y otros maldiciéndolos... La luz verde autoriza el paso, siendo aprovechada por los transportistas para emprender una rauda carrera, ocasionando un despavorido despeje de estos cuasi mendigos de la calle...

 

 

CAPÍTULO II

EXAMEN DE LOS DOCUMENTOS

 

Londres, 1 de agosto de 1886

 

Reunida la plana mayor de la Central de Inteligencia londinense, recibió a William, el encargado de la operación "Eternal Silence", como así la habían bautizado a partir del 1 de marzo de 1870 (Convención Constituyente de 1870). Éste tomó asiento a indicación de unos de los asistentes del Almirante. Sin mediar palabras, William expuso sobre la mesa los documentos requisados en París. Los mismos estaban enumerados en distintas carpetas que en total serían unas diez.

-¿Qué tenemos?... -preguntó el Almirante.

-Casi todo... -respondió William.

-¿Casi todo? ¿Acaso falta algo? -inquirió con voz firme el Almirante.

-Sir, hubo un problema... -refirió William.

-Expóngalo lo más detallado posible -ya con voz enojada, que contagiaba a los demás asistentes, replicó el Almirante.

El pobre William se sintió hundido en el asiento bajo la amenazadora mirada de la plana mayor de inteligencia de su majestad. Esta era una operación encargádale hace 16 años y en la cual se habían desplegado una gran cantidad de recursos económicos y humanos. Ahora en la etapa final, no había cumplido a cabalidad su cometido. El resultado no podría ser otra que su destitución y la desaparición de su departamento cuanto menos. Le habían encomendado una vigilancia estrecha sobre aquella mujer que en 1875, tras su visita a la ciudad de Asunción, República del Paraguay, había anunciado la publicación de un libro referente a una de las más sangrientas guerras sudamericanas más conocida como la de la Triple Alianza, que involucrara al imperio del Brasil, la República Argentina y Uruguay contra el Paraguay.

En su exposición y protesta publicada en la ciudad de Buenos Aires, la Lynch amenazó: "Necesito anticiparme en algunos hechos, tomados del libro que publicaré más tarde sobre mi vida, y los acontecimientos a que ha sido ligada, porque aquellos van á quitar un refugio a los que han abusado de mi ausencia y la ignorancia que se tiene de mi individualidad" ("Exposición y protesta" por Elisa A. Lynch, Buenos Aires, noviembre 16 de 1875).

William era continuador de otro proyecto cuyo titular también tuvo a su cargo por veinte años el seguimiento de la naturaleza política y económica del mencionado país, heredando el compro miso de que las grandes decisiones nacidas en el seno del imperio, se desarrollarían conforme el plan establecido por éste.

El control de la economía del mencionado país había escapado de sus manos, lo cual era totalmente inadmisible. Las maquinaciones que desencadenaron aquella guerra con la destrucción del gobierno y de casi todo su pueblo así como la domesticación de los futuros gobiernos y el control de ese Estado resultaron hechas casi a la perfección. Los planes económicos, la conducta de no sólo los habitantes del aniquilado país sino los de la región entera, hoy estaban en peligro. La recuperación incompleta de los documentos hacía vulnerable el plan, y lo hacían a él un objetivo descartable...

-Sir, una de nuestras agentes francesas (Marie) nos comunicó que existe otra copia... y que fuera remitida al Paraguay, a Isidora Díaz y una tal Rosita Carreras, además de solicitarle expresamente en su lecho de muerte que publiquen el material.. . -contestó William, quedándose casi sin aire.

-Supongo que ésta es la buena noticia ... ahora la mala... amenazó el Almirante.

-Sir, los mapas que contienen los lugares en que fueron enterrados los tesoros no han podido ser descifrados... Los hemos enviado a criptografía, pero aún no lo lograron...

-¿Qué más? -preguntó el Almirante.

-Hubo un sobreviviente en la operación cleaning luego de alertar a otro de sus elementos, lograron enterarse de la existencia de otra copia que ya fuera enviada al destino señalado -refunfuñó.

-Debemos, Sir, realizar una mayor vigilancia sobre nuestros cuadros, porque la filtración de nuestras informaciones son una constante -reclamó William a modo de excusa.

Lo que William no se había enterado, pero sí el Almirante, era de que el moribundo, al comunicar al vendedor de periódicos el fracaso de la operación, había dado paso a otra célula de su equipo. Este comando, al enterarse de la muerte de la mujer y ante el fracaso de la operación, averiguó quiénes estuvieron con ella en los últimos instantes de su vida: Marie y el médico. Marie era totalmente impenetrable e inclusive peligrosa para contactar. El médico, quien en sus horas libres y muchas veces en las que no eran..., acostumbraba visitar a una mademoiselle de vida alegre con quien pasaba mucho de su tiempo de ocio... Una vez contactado, la pregunta que le formularon sobre las últimas palabras de la moribunda fue contestada en su totalidad a su interrogador... para después ser arrojado al Sena totalmente ensangrentado.

-¿Es todo? -indagó el Almirante. Éste, con un ademán, llamó a su ayudante, quien se acercó solícitamente murmurándole algo al oído, y se retiró silenciosamente regresando después con dos imponentes hombres que se pusieron detrás de William.

-That is all, Sir -se atragantó William sabiendo lo que le esperaba.

-Very well, dismissed -ordenó el Almirante.

William se levantó de su asiento dirigiéndose a la puerta, fuertemente custodiado por los dos hombres.

El Almirante dispuso que inmediatamente se designara un nuevo jefe a la operación de rescate de la mencionada copia, bautizándola con el nombre de "quick return", siendo su objetivo principal la recuperación de dicha copia, la ubicación exacta de los tesoros enterrados en el Paraguay y su incautación y el despacho de todo el que tenga conocimiento de la misma..., incluyendo a William.

 

Noviembre 1886

Tres meses después, en Asunción, cerca de la iglesia de San Roque, en la Plaza San Francisco, en la Estación de Trenes, se habían apostado unos hombres que simulaban realizar algunas actividades de distinta naturaleza. Cuidaban evidentemente el movimiento de la señorita Isidora Díaz: por sobre todo, la presencia de algún extranjero o compatriota que la visitara, portador del encargo de la Lynch. ..

Rosita había desaparecido una semana antes, justo cuando llegaba en el puerto un buque inglés...

El general Bernardino Caballero, Presidente de la República en ese entonces (quien al año siguiente sería uno de los fundadores de la Asociación Nacional Republicana, Partido Republicano o Colorado), pasaba acompañado de su guardia, después de abandonar el Palacio de Gobierno siendo vitoreado por sus adherentes, a quienes gritó: "Ajépa iporã ko ñande retã”, perdiéndose esta última frase en la distancia..., así como su mandato. Le sucedería en días más el general Patricio Escobar.

Algunos transeúntes se intercambiaban saludos, otros se aprontaban para dirigirse al puerto, y otros a la estación de trenes. Los vendedores ambulantes ofrecían sus mercaderías y otros corrían tras algunos ladronzuelos.

Hoy, 2005, el bar San Roque se llena de comensales y algunos escritores. Es su lugar literario que, a decir verdad, dedican la mayor parte de su tiempo a la libación de bebidas espirituosas y abundando en ácidas críticas a quienes intentan ingresar en su dorado círculo.

Afuera, unos campesinos sin tierra reclaman propiedades que ya le fueran otorgadas y vendidas por ellos a colonos brasiguayos, gritando en coro: "¡Presidente nde japú!, ¡Presidente nde japú!. .. ". A unos cincuenta metros se difunden los sones de la polka "Colorado", en el local de la Asociación Nacional Republicana, poluyendo el ambiente (reproducida probablemente en un disco compacto con la inscripción "Palermo" o "Pikeitor", hecha sonar por unos bafles de fabricación casera y parlantes traídos de contrabando).

Un joven de quince a veinte años pasa raudamente -más veloz que el pensamiento-, perseguido por una dama gritando: "¡Mi celular... ! ¡Mi celular. . . !". El grito desesperado es apagado por un discurso, que suspendió momentáneamente la polka y que empezó diciendo: "Este es un país de maravillas...".

Tal como en noviembre de 1886.

 

 

CAPÍTULO III

IMPARTIENDO ÓRDENES

 

Últimos días de diciembre 1886

Luego de ejercer la presidencia desde el 25 de noviembre de 1882 al 25 de noviembre de 1886, el general Bernardino Caballero, héroe de la guerra, caudillo de mucho prestigio y garante de los intereses brasileros en el país, se reunió en su residencia con el representante titular de la legación lusitana, desarrollándose, luego de los formales saludos y ya sentados en la sala del General, lo siguiente:

-General, es preciso garantizar la recuperación de las copias del libro, remitidas a Isidora Díaz y Rosita Carreras por la Lynch, pues, como usted sabe, de llegar a publicarse, comprometerá seriamente nuestras posiciones y las de los futuros gobiernos que vendrán -explicó el señor Moräes.

-Claro, estoy de acuerdo. Tengo entendido que una de ellas la recuperaron los ingleses. Desde la última información que he recibido, he ordenado una estrecha vigilancia sobre las mismas, me informaron además que Rosita había desaparecido -respondió el General.

-Es cierto, la tienen los ingleses. Afortunadamente ni ella ni Isidora recibieron ni saben aún nada. Estamos investigando todos los viajes realizados por quienes llegaron a Asunción de Europa y aún no tenemos noticias ciertas ni quién sería el portador de la mismo -dijo el señor Moräes.

-Bien... -culminó el General-. Deje a mi cargo lo que ocurra en este territorio, de algún modo rescataré ese documento -para luego levantarse y despedir a su invitado.

El General se quedó pensativo. Las imágenes acudían a su mente como una sucesión de horrendos recuerdos imborrables. Sin poder contener las lágrimas, veía a sus hombres, a las mujeres y a los niños lanceados. Otros destrozados por la metralla de los cañones. Sobrevivientes mutilados, con movimientos inconexos buscando enemigos, para ser ultimados al fin por éstos.

-¡Qué patriotas aquellos! -sentenció.

Nunca pudo sobreponerse a la influencia que López tenía sobre él, así como la fascinación que aquella mujer ejercía sobre su alma. Reflexionaba, buscando argumentos que justificaran su rendición en el último momento, y que para salvar su vida, diera información de dónde se encontraba Solano López. No tenía otra alternativa que la rendición. López estaba decididamente loco, llevando consigo a todo el pueblo a la muerte.

El Mariscal era un hombre que había jurado morir con su patria, ya que desde antes del inicio del conflicto estaba convencido de que se podía ganar la guerra.

"Si duramos cinco años, podremos hacerlo otros tantos o más", decía. No existía posibilidad alguna de razonar con él sobre eso... No era un hombre de este mundo... Supongo que el Mariscal ingresaría en la galería de los dioses, con todas sus consecuencias... pero yo no podía seguir con eso -sentenció-. Todos lo habían traicionado... salvo algunos -¡pobre el vicepresidente Sánchez!-... Desde Estigarribia en Uruguayana... hasta su propia madre en el último bastión...

-Señor -le interrumpió una voz-, ¿le sirvo la cena?

-Sí, gracias -contestó-. Voy en un momento...

Suspiró hondamente, y se dirigió a higienizarse antes de consumir la última comida del día, y pensó: "Lo hecho, hecho está”.

 

LEGACIÓN ARGENTINA

UNOS DÍAS ANTES...

 

El responsable de los intereses argentinos en el Paraguay -un político poderoso e influyente, don Antonio Taboada- se entrevistó con el embajador argentino. Ya en la oficina del diplomático, intercambiaron lo siguiente:

-Don Antonio, como usted ya lo sabe, tendrá que por su parte y conforme a sus posibilidades, recuperar la copia del libro escrito por la mujerzuela esa, cuyos detalles lo tiene en este memorando que le hago entrega... Es una orden de mi gobierno -dijo el embajador.

-¡Maldición! -replicó Don Antonio, para luego seguir- tengo entendido que la puta esa se había callado y que estaba enferma, ¡parece que no escarmentará nunca!, ya habíamos urdido su expulsión del país en el 75, y obligándola a regresar a Europa. Si bien es verdad que es depositaria de grandes secretos, hemos realizado un buen trabajo de desprestigio y supongo que nadie dará crédito alguno a lo que afirme respecto a lo ocurrido durante la guerra-minimizó.

-Don Antonio -respondió el Embajador-, o solo durante... sino antes... Y después de la guerra.. . Ella ahora está muerta.

El diplomático, frunciendo el ceño y poniéndose en una posición de suma seriedad, regañó al político.

-Todos ustedes sabían perfectamente la importancia de esa mujer. Gill, en vez de apaciguarla, la defraudó, enfureciéndola; los brasileros apostaron por Caballero, quien no es digno de nuestra confianza, y nosotros en ustedes, que nos acompañaron con sus supuestas legiones que al final no fueron más que una punta de cobardes... Mientras ustedes acá no solucionen su problema interno, no podremos dormir tranquilos; es preciso que agoten todas las instancias, cualquiera sea su naturaleza, para recuperar las malditas copias. Como usted sabe, en ellas se encuentra la intención de nuestros gobiernos para el futuro de ustedes, tanto el de Inglaterra y el del Brasil, ésta es la parte más importante; en cuanto a los tesoros enterrados en su país, pueden quedarse con ellos siempre y cuando nos paguen los gastos de la guerra y culminemos con la cuestión de límites... -con lo cual dio por terminada la entrevista.

-Estos infelices parece que se quieren quedar con todo, ya que algunas cosas las hemos arreglado y muy a favor de ellos -pensó Taboada.

Saliendo Don Antonio del lugar de reunión, así como a Caballero, le sucedieron espectros fantasmales que debían ser destruidos y olvidados. El proyecto de Francia y de los López no era posible. Respetar la libertad individual, la injerencia del Estado en las actividades privadas, siempre en función de la nación, convertían a aquellos en seres de otra dimensión..., tenían que ser destruidos. No era posible construir una sociedad sin la tutela de los imperios, ni su supervisión, en fin... Se hizo lo posible para que, por todos los medios, se odiara y olvidara a aquellos malditos personajes; sin embargo, como una plaga indestructible, se cernían de nuevo sobre ellos... Escupió para decir casi gritando: "¡¡Puta carajo!!".

Una semana después, en el Buque Inglés se reunían los representantes de Brasil y Argentina, para presentar sus informes. Rosita había sido liberada por no saber absolutamente nada. Le preguntaron sobre su querida amiga Elisa, sobre documentos y mapas que ella desconocía. Si bien en algún momento dado ella le había confiado que el mundo sabría la verdad de lo ocurrido en el Paraguay, secreto éste que no fue comunicado a sus interrogadores. Isidora, por su parte, seguía siendo vigilada.

Mientras tanto, en una zona de Paraguarí llegaba un viajero, para dirigirse a una casa que tenía en las laderas de un cerro, escalar el mismo e introducirse en una gruta que sirviera de refugio secreto durante la Guerra Grande... En el fondo de la misma- la oscuridad entorpecía sus movimientos-, se adelantó para encontrarse con una vieja mesa y algunas sillas. Iluminó el lugar, encendiendo una antorcha.

Abrió el bulto que tenía como equipaje. El mismo contenía varios documentos, y un libro manuscrito de aproximadamente mil páginas, e ilustradas con concienzudos planos y mapas, que al parecer indicaban locaciones y lugares específicos en los que se encontraría algo importante. Mirando la última página se notaba una suerte de escudo, y abajo una firma casi ilegible que terminaba con la palabra Lynch de López 1885.

En las calles Mariscal López y Kubistchek en un complejo parecido a un búnker, hoy en el 2005, algunos renombrados políticos ingresaban para pedir consejos, recibir instrucciones y suplicar por futuras candidaturas, ofreciendo a cambio los destinos de la patria.

Afuera, el mismo espectáculo de siempre, vendedores ambulantes, limpiavidrios y aprendices de malabaristas que ofrecen su arte. Policías del orden público y municipal se distribuyen las "contribuciones" de sus protegidos.

Más arriba, en una especie de parque, donde resalta una iglesia, jóvenes y viejos caminan. Contiguamente, en el mismo predio, finaliza un partido de fútbol. Algunos heridos... otros pidiendo cerveza..., escuchando cachaca y cumbia villera.

Luego de terminada esta sana expansión, regresan a sus hogares para ver su telenovela favorita.

 

 

CAPÍTULO IV

GLOBALIZACIÓN

 

Quienes desde los albores de la humanidad se apoderaron del "poder", por una u otra razón habían entendido perfectamente que esto no podía ser compartido con todos los seres humanos. Por eso se organizaron a través de la historia en distintos grupos para ejercer su supremacía.

Los brujos, chamanes y sacerdotes se transmitieron los conocimientos, mágicos en un principio y religiosos posteriormente, agrupándose en organizaciones eclesiásticas.

Unos, en organizaciones guerreras, creando ejércitos; otros, en comerciar y especular con la producción de quienes se encontraban en estos niveles. Algunos, en el ejercicio del intelecto, aglutinándose entre los filósofos, intelectuales, artistas y científicos, que estaban siempre a cargo, conscientes o inconscientes, de los detentadores del poder, con algunas excepciones. Estos utilizaban a todos aquellos, y en especial a quienes que por la naturaleza de las organizaciones sociales, no podían ver más allá de sus narices, y que, aunque lo hicieran, sería en vano, salvo que... despertaran.

Esta concepción había sido transmitida hasta nuestros tiempos, a todos los imperios, y ellos determinaron y aún hoy deciden nuestros destinos. La adaptación de las distintas concepciones del mundo y nuestra presencia en éste, ha sido aggiornada conforme a sus necesidades. Así lo hicieron quienes tuvieron preponderancia en la historia humana. Los atlantes, los faraones, los aztecas, los mayas, los rosacruces, los masones, el Vaticano, los brahmanes, los templarios, los druidas y otros que, si los incluyéramos, entraríamos en una interminable lista.

Lo real y concreto es que estos grupos tenían y tienen un denominador común, que está metido en todo su ser, "el Poder es fuerza, dominación, y riqueza... Ahora y en el presente", y respecto a ello, no existe otra interpretación, y el que disienta es eliminado. Sin embargo, como en todas las cosas humanas, aparecieron también otros detentadores del poder, cuyo convencimiento era de que el mismo estaba en el conocimiento y el mejoramiento del hombre. Esta posición les ha valido actuar en la clandestinidad y en forma secreta, disfrazándose a veces en cofradías y otras figuras más o menos parecidas. A la fecha no han tenido éxito, por su proyección en el futuro, esperando que el ser humano tenga un mejor desempeño. Como si tuviera un destino o un objetivo en esta tierra. Por esta razón, son despreciados y perseguidos por los primeros, porque el aquí y ahora les ha resultado muy beneficioso, a ellos y a sus herederos, y donde esta civilización elevó a la categoría de deidad, la fuerza y la posesión.

 

AMÉRICA

La conquista de América no tuvo otro objetivo que la de beneficiar a sus autores. Tal es así que la mayor parte de las riquezas sustraídas en el Nuevo Mundo fueron trasladadas a las metrópolis, que en momentos se repartieron el mundo conocido. Por otro lado, los románticos, como denominaremos a los convencidos de que el conocimiento cambiará al mundo, también realizaron algunas actividades prácticas. El saqueo inmisericorde por las metrópolis, en especial las de América del Sur, la dejaron exhausta, particularmente a su población indígena, que fue casi exterminada, y en otras a los propios naturales del Imperio, como también a los criollos. Las rutas para el transporte de los tesoros hacia la metrópoli tuvieron sus filtraciones y desvíos, ya por la codicia de sus transportistas o por la utilización de los románticos.

El mejor lugar para acumular el producto de estas "desviaciones", no podía ser otro que el ubicado en el centro de ese territorio que se encontraba lejos de los lugares de producción minera. La Provincia Gigante de las Indias sería un lugar excelente, y así lo hicieron. De esta manera, lo que hoy conocemos como el Paraguay y parte del Brasil, de inmensas riquezas, lo cual constituiría su potencial secreto y maldición al mismo tiempo. El mito de "El Dorado", cuya persecución por parte de los conquistadores hasta la fecha y que en su tiempo sirviera de divertimiento a sus creadores, era una realidad, sólo que nunca sospecharon que los lugares tantas veces transitados por ellos serían depositarios de él.

A la fecha, esa parte del territorio ha sido declarada como patrimonio de la humanidad, por sus portentosos bosques que sirven de pulmón al planeta, y más abajo, un probable lugar de futuros conflictos internacionales en la lucha por el líquido más importante del planeta. El agua. El acuífero Guaraní.

 

ENERO 1887

En Asunción se había desatado un gran tumulto y conmoción terrible en los círculos del poder. Los oficialistas y opositores del nuevo Estado, cuyo gobierno se disputaban, se habían enterado de las órdenes impartidas por los invasores. La Lynch había escrito el libro y estaba con destino a Asunción.

La publicación de este material pondría al descubierto la traición de todos ellos al mariscal López, ante el mundo. El descubrimiento de la conspiración desde antes de 1811 a la fecha, desacreditarían al presente y a los futuros gobiernos, así como la intención de sus patrocinadores de mantener al pueblo paraguayo en la más absoluta sumisión, y sin capacidad de respuesta. Se pusieron en alerta máxima, buscando al portador del mismo, estrechando la vigilancia sobre Isidora Díaz y Rosita Carreras, así como el aumento de publicaciones desprestigiando a su autora.

-Don Antonio -dijo Juan Francisco Decoud-, debemos ordenar a todos los medios, y pedir a nuestros amigos de Río de Janeiro y Buenos Aires que le den con todo a esa prostituta.

-Ya lo hice -respondió Antonio Taboada.

Por su parte, el general Bernardino Caballero ordenó a sus partidarios cazar a cualquier extraño que bajara a Asunción sin mayores explicaciones que la de "Madame escribió su libro. Jajepillapáta lo mitã".

 

FEBRERO DE 1887

En un cerro en las cercanías de Yaguarón, aquel hombre que había llegado con el tan preciado documento, ya en el fondo de la gruta y con una tenue luz, proveído por una antorcha ocultada para dicho propósito, pensó en silencio -sentado y cabizbajo- sobre la imposibilidad material de entregar a Isidora o a Rosita los documentos encomendádoles por Elisa. Ambas estaban totalmente vigiladas, y si cumplía con el mandato sería absolutamente inútil, ya que caería en manos de quienes no querían que su contenido fuera revelado. Quedose pensativo.

El hombre era de estatura mediana, de un físico delgado, de rostro delicado pero firme, tendría aproximadamente unos 35 a 40 años. Su tez era de aquellas que lo ayudaban a pasar como un euro peo, o un criollo en ocasiones. Si se exponía al sol, podría tomárselo como un nativo. En lugares recónditos, como Argelia, Egipto o la propia Jerusalén, pasaba perfectamente como un lugareño o un súbdito de su majestad. En esos lugares había "conocido" a Elisa Alicia Lynch, con quien entabló una sincera amistad. Aquella le contaba su historia, con casi todos los detalles, sin sospechar que él ya la conocía.

-Yo conocí personalmente a Nostradamus -le decía a Elisa quien, sin inmutarse, sonreía incrédula. Nunca le dijo nada en son de reproche, algunas de las cosas que le contaba no tenían sentido, los tiempos y lugares no concordaban.

Por esa época, proveyó de muchos conocimientos a la misma. El aprendizaje de la interpretación de los jeroglíficos egipcios, la lectura del arameo antiguo y la lengua árabe, ya que ella tenía una rara habilidad para aprender idiomas y tanto es así que hablaba perfectamente el inglés, el francés, el español y el guaraní. Respecto a este último idioma, cuando lo hablaba o lo escuchaba no podía contener el llanto ni dominar sus emociones, en fin, trataba de ponerse al día de todo lo que ocurría en el mundo, tanto en política como en los descubrimientos científicos.

Así también le enseñó muchas fórmulas descubiertas por alquimistas, entre ellas y probablemente la más difícil de todas era la producción de tintas y papeles para escritura, cuya duración dependía directamente de la aplicación de un preparado químico a que debían ser sometidos a fin de preservarlos.

-Tengo la esperanza -pensó- que Elisa haya utilizado estos conocimientos respecto a los documentos incautados por los ingleses. Pensó que debía permanecer en el Paraguay, hasta que las condiciones propicias para cumplir con la voluntad de su mandante, para que fueran difundidas las verdades ocurridas en este país..., la intención de los conquistadores manejados por los imperios... y el descifrado de sus mapas por el pueblo para que de esta manera se logre la recuperación de la economía de un país aniquilado con el propósito claro de no permitir jamás su resurgimiento.

La misión encomendádale era realmente descabellada. -¡Pobre Elisa! -reflexionó-. Era una romántica -sentenció. Al fin y al cabo, él era heredero de una comunidad que creía en la redención del hombre, a través del conocimiento, y que la misma no era sino también una protagonista de este antiquísimo mandato.

Ella por lo menos fue protagonista en la historia, y que sin perder la fe en los hombres de este continente, dejaba algo como herencia. "Yo, sin embargo -pensó-, siempre seré un mensajero, como todos mis antepasados", ya que, conforme la jerarquía de su comunidad, ese era el papel que le correspondía, llevar el mensaje y difundirlo.

Suavemente fue cerrando los ojos, claramente agotado por el viaje que había realizado y quien sabe qué cosas tuvo que sortear para haber llegado tan lejos y con tanta vigilancia en el ambiente, entró en un sueño profundo, mientras la antorcha fue consumiéndose lentamente.

 

LONDRES, MARZO DE 1887

En el Almirantazgo se había producido un escalofriante acontecimiento que debía ser comunicado a su Majestad Imperial.

El jefe de criptografía se encontraba sudando copiosamente cuando fue llamado a la Sala de Audiencias del Almirante. -Pase dijo el guardia.

Levington se dirigió casi tambaleante junto al Almirante, quien le preguntó:

-¿Qué pasa?, debe ser importante para interrumpir mi juego de ajedrez con el príncipe...?.

Sin poder responder, Levington, tartamudeando, dijo:

-Sir, los documentos incautados en París... cuyo descifrado teníamos... se vaporizaron... están en blanco, no sabemos qué ocurrió.

-What did you say you bloody..? -fue lo único que pudo entenderse del alarido de palabras inentendibles del Almirante, que retumbaron en las afueras del edificio, ocasionando el revuelo de las palomas que se apostaban en los aleros y el ladrido de un perro en disparada.

Levington, al salir estrepitosamente del despacho, tropezando con cuanto había a su paso, sintió que su espalda era impactada por un pesado pisapapeles.

 

 

CAPÍTULO V

LA CAÍDA

 

La muerte del Karaí Guasú en Cerro Corá, en las riveras de Aquidabán Nigüi, el 1° de marzo de 1870, en manos de los ejércitos de Don Pedro II, cerraba un capítulo en la historia de la República del Paraguay. Se terminaba un mundo y comenzaba otro. Se consumaba el fin del estado de gracia y de inocencia en que vivían los habitantes de esta parte de la geografía sudamericana.

Se abrían las compuertas a una nueva dimensión de cuyas exclusas emergían los vencidos; aquellos quienes se mantuvieron fieles hasta el final, cual sonámbulos, ignorantes de las reglas de este nuevo modo de vida. Por la otra, surgían aquellos quienes como en un estado de vigilia, sin entender lo que pasaba, trataban de adecuarse a las nuevas circunstancias y para lo cual debían denostar su pasado, olvidar sus ancestros y vitorear a los nuevos amos con la más absoluta sumisión. Por la última esclusa avanzaban los traidores quienes colaboraron con su cinismo y falsedad la imposición del nuevo modo de vida, para disputarse con los legionarios el gobierno del nuevo Estado diseñado por los vencedores, para que en forma permanente y perpetua subyugue al pueblo, no permitiéndole sobrepasar los límites de la enfermedad, ignorancia y pobreza.

Las herramientas utilizadas por los vencedores han sido y siguen siendo de la más variada naturaleza. La religión, los partidos políticos, los clubes, así como los medios de comunicación que embrutecen a sus consumidores. Se ha atacado no solamente el espíritu sino el cuerpo del pueblo. Se lo ha asumido en el embrutecimiento intelectual y sometídole a los más abyectos vicios.

Todos los pueblos pasaron y pasan por lo que el Paraguay transitó, todos tuvieron su edad de oro y su caída así como Francia y los López, no ya probablemente en el nivel criminal que sometieron a la República del Paraguay sino con otros métodos mucho más humanos y científicos, dejando morir a nuestros niños, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, de enfermedades que no costaría más que un puñado de soja solucionar.

Los pueblos del mundo tendrán su revancha. En algún momento las voces que hoy son acalladas surgirán y se impondrán. La conducta de la mayor parte del pueblo paraguayo es el resultado de lo que los gobernantes impuestos por los vencedores han determinado. La mentira, la falsedad, el robo, el latrocinio y el cinismo como modo de vida. Se levantan, sin embargo, voces por la solidaridad, el respeto, el amor y la vida sana. Muy pronto tendrán vigencia.

Cito como ejemplo lo que una escritora señalaba en sus apuntes llevados a un libro: María Concepción L. De Chaves: "Madame Lynch y Solano López": "Esa noche del 1º de marzo, la madre y las hermanas del mariscal López olvidaron que habían sido la esposa y las hijas del supremo Don Carlos.

"Doña Juana se despojó de su altanería, de sus dengues de presidente. Dejó de lado la arrogancia, la gravedad con que trazaba la señal de la cruz sobre la frente de un mariscal arrodillado. Parodiando a San Pedro, renegó de la víctima y se humilló a los victimarios. Sus hijas, Inocencia y Rafaela, fueron más lejos. "Viudas inconsolables hasta ayer, las dos hermanas desataron la cabellera y se entregaron al juego de la tempestad. Refugiadas en las tiendas de campaña de los jefes victoriosos, se disgregaron del grupo sufriente, escupieron sarcasmos contra el tirano, exageraron sus penas y privaciones, enterraron sus afectos y se lanzaron con ímpetu hacia nuevas pasiones.

"Después de hartarse de bizcochos cariocas y de vinos de Portugal, doña Juana fue a dormir en su hamaca, Inocencia y Rafaela quedaron a ensayar posturas de olvidadas seducciones. Con los labios helados besaron a los atrapadores, sin recordar a los hombres cuyos apellidos decoraban su orfandad.

"Inventaron historias de crueldades y martirios a fin de justificar ante sus aprisionadores el rencor y el derecho a la cobarde: el envilecimiento de sus reservas de café, azúcar y chocolate. Se resarció de sus privaciones pasadas deleitándose con la bien provista despensa del general Cámara. Afanosamente se procuró devolverían los bienes. Las tres mujeres sonreían al porvenir. Ya hasta el último peldaño. En cierto modo se mantenían fieles a sus principios: obtenían lo mejor a cualquier precio.

De la tienda de campaña del general Cámara, Inocencia no salió sola. Rafaela anunció ruborizada su casamiento con el cobazas que levantaron llamando la atención en la crónica escandalosa del Río de la Plata. El tratado tripartito contenía cláusulas no escritas, pero no menos imperativas: aventar las cenizas después del incendio.: Borrar todo rastro del crimen para evitar el juicio y la condenación de 'los victoriosos'.

En el carnaval que siguió a la tragedia de Cerro Corá, se continuaba la cacería. Las piezas perseguidas eran las mismas; debía ser también aniquilada. Las dos juntas pisoteaban y enlodaban la vida magnífica de Elisa Lynch. Los asertos que envenenaron su pasado resurgían y la marcaban al aguafuerte. Ella se defenderá sola. Tomará las decisiones más graves para salvarse a sí misma y salvar a sus hijos.

"La Catedral de Asunción se llenaba de quepis y de sables de capotes militares y palabras extranjeras en labios desdeñosos. Los muros devolvían las voces en un tono bajo de misterio. Nada parecía bueno ni leal.

"Un sacerdote hablaba con severidad, pero sin convicción, se hubiera dicho que por segunda vez en la historia se trataba de inculcar al pueblo una religión nueva. Los corazones permanecían herméticos. Las mentes se llenaban de recuerdos tristes, que ninguna voluntad podía aventar. Sombras misteriosas oscurecían la razón y aprisionaban los sentimientos. Los que estaban fuera del mundo, los que se hallaban apartados de ese mundo de sobrevivientes y que tal vez regresarían, pesaban demasiado sobre las conciencias. Los muertos no se dejaban encerrar ni olvidar. Se introducían entre los vivos con calor quemante; se hallaban presentes más que nunca y tomaban las formas de Abel para estigmatizar a los Caínes que habían levantado el arma contra ellos.

"Las campanas repicaban alborozadas. Multitudes enmudecidas colmaban las naves. Al asombro de la primera hora sucedía una inmensa confusión. El sacerdote oraba en los altares del culto. Las mujeres miraban las hornacinas vacías, contaban cuan-tas imágenes, candelabros y frontales de oro y plata habían pasado las fronteras. El sagrado revivía el sacrificio de la sangre de Cristo por la salvación del mundo; fuera tronaban los cañones. Los fieles sentían que sus venas se abrían en el martirio de la humillación y del servilismo. López había muerto y se daba gracias a Dios por esa muerte.

"Había desaparecido el 'tirano', se terminaba la guerra, pero el incienso nublaba los ojos y desorientaba las almas.

La puerta del templo permanecía abierta. Nadie se atrevía a salir. En las calles los soldados reían, los oficiales discutían, las fanfarrias ensordecían. El pueblo se mezclaba a la alegría de los victoriosos libre ya del temor a la policía y a los poderes que castigaban la traición. Sin embargo, muchos se preguntaban: ¿Qué será de nosotros? Buscaban la contestación en lo íntimo de la con-ciencia y hallaban sombras. Aquello que fue, ya no era más que un recuerdo, pero hacía sufrir hondamente. Se trataba de barrer hasta los últimos vestigios de los aconteceres. Se quemaban los retratos de López. Se ocultaban sus muebles y enseres en Cerro Corá, dibujantes y escritores, ávidamente, habían aprisionado con el lápiz o con la pluma, las espirales que se perdieron en el tiempo. Pero después del entierro en el Aquidabán se borró todo vestigio. De uno a otro confín del Paraguay se destruyeron cuantos retratos habían adornado salones y oficinas públicas. Inspiraban irrisión las caricaturas grotescas que los sustituían. Los que habían librado al país de sus gobernantes, de sus ferrocarriles y de sus altos hornos de fundición, lo libraban también de sus imágenes y de su tradición, de su caballería, de su infantería y de sus fortalezas, de sus archivos y' de sus altares. No quedaba en pie nada que evocara o solitario sobre la ruta de su tragedia. En lo sucesivo se buscaría en los países aliados la historia del Paraguay, hasta las ropas y retratos de sus gobernantes. En el Paraguay no quedó más que el aliento soberano del Mariscal.

"Durante muchos años el pueblo paraguayo había concentrado sus aspiraciones, sus amores y sus odios en un hombre. Muerto ese hombre, el pueblo quedó desorientado, urgido a la búsqueda de un nuevo objetivo.

"En el último año de la guerra, gran parte de ese pueblo caminó al azar. Ignorante de lo que ocurría más allá de los campamentos. Tenía conocimiento de que las tropas aliadas ocupaban la capital y sus aledaños, pero no estaba al corriente de cómo procedían. Se imaginaba que los excombatientes no se reincorporaban a las filas porque habían recuperado sus lugares de la preguerra. Se los creía en posesión, otra vez y para siempre, de sus afectos y de sus alegrías.

Ninguno suponía que hasta los excombatientes se hubiesen vuelto embusteros, que adoptaban el tono marcado por el vencedor. Vomitaban dicterios y calumnias en pago de un asiento en francmasonería pronunciaba palabras misteriosas y les imponía silencio o un solo modo de pensar, de sentir y de hablar.

Terminada la guerra, comenzó esta otra clase de traición más inicua, la obligatoriedad de mentir. Mentir sobre asuntos de estado, sobre el honor, la conducta, las intimidades reservadas a Dios y a la conciencia. Mentir sobre el número de muertos, sobre la calidad de las torturas, sobre la cantidad de ajusticiados, sobre los que murieron de hambre o flagelados.

Hombres y mujeres, allegados o súbditos de López, alucinados por la paz, debilitados por cinco años de miseria, poseídos, enfermos, afirmaban que eran verdad las fábulas más absurdas, las exageraciones más brutales, los sucesos más inauditos. Con tal de halagar a sus jueces adoptaban un cinismo consciente, que provocaba el desprecio de los mismos que les enseñaban a jugar su papel.

Jueces improvisados y falaces, formulaban preguntas innobles. Con capciosa habilidad arrancaban el comentario extravagante y adecuado para probar la "crueldad y avaricia de la inglesa", la "vesania del tirano", el "lanceamiento de las mujeres".

Prisioneros de mente nublada aún por el hambre, por el olor a pólvora, por el temor a las armas relampagueantes; hombres afiebrados, vacíos de pensamientos, vacíos de porvenir, miraban desolados a sus interrogadores, ansiosos de satisfacerles con sus respuestas. Comprendían que los triunfadores exigían de ellos la mentira y mentían para continuar existiendo. No abundaban los Wisner de Morgestern que enunciaban la verdad con valentía, ni un Benigno Cabral que se negaba a mentir para salvar la vida. Aún los menos lúcidos reconocían que era odioso renegar del pasado, enlodar lo que se enaltecía ayer, colocar el desprecio donde reinó la adoración, pero comprendían que había que poner la proa en acción, hasta en el barro, a fin de no ir a pique definitivamente.

Los invasores, convertidos en jueces y opresores, necesitaban de esas mentiras para confundir a las conciencias del presente y del porvenir. Las necesitaban y las compraban a vil precio. Luego de tenerlas, se burlaban de los que se habían esforzado en complacerles.

Los legionarios no desmovilizados, los otros que se les habían sumado a última hora, continuaban disparando sus dardos contra el muerto y contra los vivos. Durante el combate hicieron de quitacolumnistas. Después se complacían en torturar a los que habían optado por la defensa de la patria y que ya no poseían otro anhelo que el de existir. A trueque de esa existencia abdicaban de sus bienes espirituales y, a ejemplo de sus jueces, apartábanse del honor y del deber. Injurias y palabras nada valían para ellos, comparadas con el caos del cual habían salido, con la hoguera que habían dejado atrás.        

En el desquiciamiento que los aturdía, lo importante era vivir, comer, sentarse a la sombra del árbol o del alero de la casa recuperada, tranquilamente, y ver pasar... pasar... ".

El pueblo paraguayo, latinoamericano y, por ende, el del mundo entero deben recuperar su alma, recomponer su espíritu y velar su cuerpo. Ya ha pasado mucho tiempo -por lo menos para nosotros los paraguayos- para seguir dormidos. Es hora de levantarnos, de despertarnos y hacernos cargo de nosotros mismos. Estos apuntes están destinados al ciudadano común no a los gobernantes ni a quienes de alguna manera medran con el erario público. En especial para el paraguayo y sus descendientes, quien en forma traumática sufrió como herencia en carne propia el genocidio más feroz planificado y ejecutado por los imperios que hoy manejan nuestras vidas.

En los próximos capítulos nos referiremos a la figura preferida de estos apuntes: Elisa Alicia Lynch. También abordaremos a Francisco Solano López con la guerra y las distintas intrigas y traiciones de que fuera objeto, los objetivos de los aliados, el exterminio de un pueblo, el saqueo de sus riquezas y tesoros así como la destrucción física y espiritual del pueblo paraguayo.

Hoy, enero 2005, el Gobierno discute con Taiwán algunos términos de la donación recibida para paliar la pobreza... En las calles de Asunción, los niños en su inocencia corren pidiendo limosna y "molestando" a los transportistas... El MERCOSUR nos relega en los últimos niveles... Por ser propietarios de las mayores hidroeléctricas del mundo, Itaipú y Yacyretá y, dadas sus ganancias, el Gobierno agasaja a sus funcionarios... En la capital y en el interior los empleados de la Administración Nacional de Electricidad retiran los medidores por falta de pago... Los canales de televisión promocionan en horas de protección al menor, bebidas alcohólicas y cigarrillos, presentadas por atractivos caballeros y hermosas damiselas de escasa vestimenta... Las noticias anuncian el latrocinio de los funcionarios de los tres poderes... Algunos sabios locutores y energúmenos ñembo analistas pontifican a favor y otros en contra... El grito desaforado a través de una emisora radial nos anuncia el golazo de la selección chilena, dejándonos fuera del mundial sub 20... siendo disipado por un vecino, quien -para olvidar sus penas- pasa a todo volumen música caribeña, poluyendo el ambiente y liquidando de un sorbo el espumoso liquido que había sobrado la noche anterior en una botella de cerveza... Y pensar que había festejado una buena ganancia en metálico, producto de un robo de automóvil perteneciente al autor.

En Irak se realizaban elecciones... Un coche-bomba cegaba la vida a más de cien personas, unos días antes un tsunami mataba a doscientas mil en las cercanías del océano Índico y cuyo epicentro se había detectado cinco horas antes... callándose esto para los afectados... George Bush anunciaba "Urbi et Orbi" que no habría tregua para nadie... Osama amenazaba...

 

 

CAPÍTULO VI

LA CONQUISTA

 

A modo de no cansar al lector, partiremos desde el descubrimiento de América en 1492 por el genovés Cristóbal Colón, nacido, hacia el año 1436, hijo de un modesto cardador de lana.

Dentro de las circunstancias fundamentales que dieron punto de partida a un cambio primordial en la historia humana, puede tomarse como referencia la caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos en 1453. Las consecuencias de este hecho son por todos conocidas, que obligaron a buscar otras rutas para el comercio de los imperios reinantes en esa época.

Portugal, mediante su excelente situación geográfica, quedó lateralizado de los problemas de los demás reinos y se dedicó a la navegación para sus propios intereses. Los reyes portugueses tuvieron muy clara su posición frente al resto de Europa y explotaron la condición marítima de su reino, destacándose Enrique, hijo de Juan I, quien fundó una escuela de náutica y cartografía. En 1415, Portugal ocupa Ceuta en África, expandiéndose a través de Bartolomé Díaz quien, en 1487, doblando el Cabo de Buena Esperanza, encontró el camino hacia las Indias Orientales.

El reinado de Castilla mientras tanto se afincaba ya en América, firmándose el 17 de abril de 1492 el convenio por el que se nombraba a Colón almirante de todas las islas y tierra firme que descubriese, título que sería heredado por sus hijos y un diezmo de todos los beneficios que la corona obtuviese de la empresa.

El día 12 de octubre, el vigía Rodrigo de Triana lanzó el grito de ¡tierra!, con lo cual se anunciaba la llegada del conquistador a nuestras tierras. Realizó hasta cuatro viajes, aproximadamente no logrando beneficios significativos, salvo la presencia del Reino de Castilla en América para sacar de ella sus riquezas e imponer su religión, idioma, y modo de vida sin que para ellos absolutamente nada signifiquen para ellos los nativos de acá.

Cristóbal Colón muere en la ciudad de Valladolid, para finalmente descansar en Cuba, luego de que España cediera Haití a Francia. Tras una larga travesía, como su propia vida, sus restos óseos volvieron a España, a la Catedral de Sevilla, donde al parecer se encuentran en la actualidad, ya que esos huesos podrían pertenecer a cualquiera, menos a este aventajado pero desventurado marino...

En esta pequeña cita histórica es preciso establecer claramente que la conquista de nuevas tierras por los conquistadores, era eso. Conquista (y no te hagas el ñembotavy), esta palabra significa apoderarse, apropiarse de los lugares que caían bajo su imperio, su poder, su fuerza. En ocasiones, para que el sometimiento fuera disfrazado con algún matiz de civilización, se utilizaban la religión, la política y otros versos que rápidamente dividían a los conquistados para ganarse la simpatía de los conquistadores.

La religión judeo-cristiana resultó extraña y un tanto divertida a los subyugados, por cuanto que les parecía sumamente humorístico que un marginal se auto proclamara Rey y que no lograra su objetivo, que además fuera crucificado vilmente para resucitar luego teniendo como testigo solamente a sus familiares y partidarios. Esta visión sarcástica de los nativos respecto al Dios de los conquistadores les valió casi su total exterminio. Hoy por hoy, afortunadamente para ellos -los conquistadores-, se ha impuesto esta deidad, promocionada hasta el hartazgo por sacerdotes, monjas, pastores y otros pillos de menor cuantía, de la bondad de su reino. Su aceptación significa que dejaremos de sufrir. ¡Pare de sufrir!, ordena un pastor brasilero. Por supuesto que el sufrimiento sigue tan campante, que la única paz y felicidad que tenemos es cuando se callan o desaparecen.

En cuanto a la política, crearon sectores que pugnan por instalarse en el gobierno con el único afán de disfrutar las riquezas escamoteadas al pueblo mediante la imposición de impuestos, tasas y contribuciones y cuentos tales como la libertad, la seguridad, la salud y otras menudencias que atontan su conciencia.

El resto ustedes ya lo saben, la conquista significó y sigue significando lo mismo de siempre el sometimiento, la explotación y el exterminio del pueblo a través del trabajo cuasi gratuito, ya que la esclavitud ha dejado de ser rentable. La conquista, en fin, es eso. Conquista. ¿Entendea?

La fuerte entrada de Inglaterra en la disputa por la explotación de las nuevas tierras, se impone luego de la destrucción de la famosa "Armada Invencible", en 1582, perteneciente al Reino de España. El autor considera que desde esa época la selección de fútbol de España no puede frente a su vecino.

Luego del descubrimiento de América y para organizar mejor la gran comilona, se crea el Consejo de Indias. En 1518, Carlos V designa a Fonseca presidente del mismo y en 1519 comienza a figurar en los documentos oficiales con el nombre de Consejo de Indias. A la muerte de éste se crea, el l ° de agosto de 1524, el Consejo Real y Supremo de las Indias nombrando como presidente a García de Loaysa.

El organismo tenía facultades legislativas y administrativas, se dispusieron normas legales que organizaban los procedimientos jurisdiccionales. Este fue el instrumento de "sometimiento civilizado" que inventaron los españoles para su herramienta de explotación. Se señala también que hubo una guerra entre Francia y España que pugnaban por la posesión de los Estados Italianos de Nápoles y Milán, allá por los 1525.

Carlos I, de acuerdo con el Consejo de Indias, decidió encomendar a los adelantados la tarea de colonizar el Río de La Plata. Habíase firmado el tratado de Tordesillas ya que España sostenía que las 370 leguas en el interior de las nuevas tierras de América del Sur, le pertenecían.

Luego de la incursión de unos cuantos truhanes en el interior de América, en la que Ayolas fuera eliminado por los Payagua, Juan de Salazar y Espinosa funda el Fuerte Nuestra Señora de la Asunción en una breve, sencilla pero emotiva ceremonia, en 1537, el 15 de agosto, parece.

Juan de Salazar y Espinosa se marcha a Buenos Aires dejando en Asunción al Capitán Don Gonzalo de Mendoza con 30 hombres, para ser reemplazado por Domingo Martínez de Irala.

Posteriormente, el 11 de marzo de 1542, llega a Asunción como segundo adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca; esto fue como un preludio de lo que, sería el Paraguay a partir de 1870. Destituido de su cargo, remitido a España donde murió, Domingo Martínez de Irala vuelve a la carga y se hace del gobierno-sus contemporáneos sostienen que era un Capitán muy popular y habilidísimo político- para fallecer el 13 de octubre de 1556. Desde esa fecha a 1618, Hernando Arias de Saavedra fue Gobernador designado por la Corona.

Los primeros jesuitas llegaron al Paraguay en 1585, siendo fundador de la orden San Ignacio de Loyola. De entre las distintas congregaciones llegadas al Paraguay, se crea nuestro propio mártir y santo, no hace poco, al padre Roque González de Santa Cruz (que sirviera de una sabrosa parrillada para los indios, quedando su corazón como reliquia para los fieles). Su imagen es muy apreciada, buscada y usada por los paraguayos... para sus transacciones comerciales (su efigie está inserta en un billete de cien mil guaraníes). Profesó en la orden jesuítica el 9 de marzo de ese mismo año, crearon las distintas reducciones que tanta polémica han ocasionado y lo siguen haciendo.

Por Cédula Real del mes de marzo de 1777, Carlos III -a imitación de los Reyes de Portugal y Francia- ordenó la expulsión de los jesuitas de España y América, creando juntas temporales para la administración de estas reducciones. Algunos se opusieron, otros aceptaron, pero al final tuvieron que irse.

Por otro lado, el 22 de febrero de 1732 nacía George Washington. El 4 de julio de 1776, el Congreso Continental declara la Independencia de las Colonias. En 1787 se elige a Washington en la Convención Constitucional creando su propia Constitución, la cual fue firmada el 7 de setiembre de 1777.

En Paraguay, las misiones quedaron reducidas a 9.057 habitantes, mientras que la población hispanoamericana ascendía a 300 personas.

El 14 de abril de 1806 salió del Cabo de Buena Esperanza la expedición conformada por seis navíos de guerra, a las órdenes de Comodoro Popham y cinco transportes con tropas de desembarco bajo las órdenes del brigadier Beresford, quien asumiría el cargo del Río de la Plata. El 24 de junio, las naves inglesas fueron rechazadas por Santiago de Liniers.

El virrey Rafael de Sobremonte, quien gobernó desde 1804 a 1807, puso pies en polvorosa, retirándose con su familia y algunos jefes militares a Monte Castro, actual floresta, y de ahí se trasladó a Luján, para dirigirse a Córdoba con los caudales. A las tres de la tarde del día 27 de junio, los ingleses tomaron Buenos Aires. El coronel De la Quintana ordenó por mandato de Sobremonte que las autoridades se trasladaran a Fortaleza para firmar la capitulación.

Posteriormente se organiza una resistencia y los ingleses son expulsados. Liniers organiza el ejército.

Esta inestabilidad por la caída de la monarquía española en manos de Bonaparte genera revoluciones Independentistas, llegando esta noticia a Buenos Aires el 14 de mayo de 1810. Buenos Aires, proclama su independencia de la Metrópolis el 25 de mayo. Asimismo, se emancipan las demás naciones americanas: Bogotá, Uruguay, Venezuela, México, Centroamérica, Chile y otros.

Brasil se instaló como monarquía, ya que la Corte portuguesa se trasladó a América llegando a Brasil en 1808, siendo su lugar de residencia Río de Janeiro. El 7 de setiembre de 1822 se autoproclamará emperador de las posesiones portuguesas Don Pedro II, hijo de Don Juan VI, quien regresará a Portugal en 1821. En cuanto a nuestro país, ya lo conocemos, declarándose la independencia el 14 de mayo de 1811 para desembocar con la dictadura del Dr. Francia hasta 1840. Luego de su muerte, gobiernan el país Don Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López hasta el 1° de marzo de 1870.

En 1835, en el Condado de Cork, Irlanda, nace una niña. De padres integrantes del Gobierno de Su Majestad, se dedican éstos a su educación. Resalta por su singular inteligencia.

A muy temprana edad se destaca por su afición al juego de ajedrez y su gran capacidad para aprender la ejecución de instrumentos musicales, siendo una eximia ejecutante del piano; aprende el francés, rudimentos del español y se convierte en una excelente amazona.

Los pequeños concursos de equitación son, generalmente, por ella ganados. Su gran capacidad de ajedrecista enerva a sus competidores masculinos, de quienes se supone era exclusividad este tipo de divertimento.

Su tío, el comodoro Cork, comunica al Almirantazgo esta asombrosa cualidad. Inglaterra sostenía una disputa con Francia sobre ciertas cuestiones de límites y conocimientos de inteligencia. La espigada dama, de 15 años aproximadamente, fue presentada a un médico francés quien prestaba servicios en el ejército. El comodoro William Boyle Cork. Recibió la orden del Servicio de Inteligencia Británico, la siguiente orden: "Cumpla con lo establecido y arregle las nupcias...".

Un año después, Alicia Elisa Lynch de Quatrefages rompía su matrimonio con el galeno.

En el almirantazgo se contaba con casi todas las informaciones referentes a la logística médica y armamentista que poseía el ejército francés.

El comodoro Cork, en tanto, recibía otra orden: "Prepare el camino... el Río de la Plata debe mejorar con sus informes... la República del Paraguay debe ser controlado. Diríjase a París..."

Alicia Elisa Lynch nunca pudo comprender este extraño matrimonio.

 

 

 

TEXTO INTERNET MONOGRAFÍA DE SOCIALES

(FRAGMENTO)

GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

ESTEBAN RODRIGO FEDERICO

ACEVEDO BRAMBILLA LUCCINI

 

ANTECEDENTES DE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA. EL PARAGUAY Y SUS VECINOS

Según el testimonio del ministro americano acreditado en Asunción, el Señor Charles Ames Washburn en su libro: "Historia del Paraguay con Notas de Observaciones Personales y Reminiscencias de la Diplomacia en Dificultades", se describe a Francisco Solano López como desafiando a muerte a Brasil, Argentina y Uruguay, que se unieron en legítima defensa contra el demente que, a semejanza del viejo de la montaña, el primer "asesino", aterrorizó a su propio pueblo para reducirlo a la sumisión abyecta, y luego lo explotó en una expedición depredadora contra sus vecinos.

El hecho patente de que la figura de Francisco Solano López se destaque heroicamente a través de las fugaces llamaradas de la incomparable resistencia opuesta por el Paraguay a las fuerzas abrumadoras de la Triple Alianza, ha prestado color a esta manera de ver la gran lucha. Apenas se necesita decir que, como todas las mterpretaciones puramente personales de la historia, ésta no puede resistirse a la prueba de un examen cuidadoso.

Los orígenes de la guerra del Paraguay arrancan del crecimiento y constitución de la Argentina y el Brasil, dos Estados que van ahora en rápida ascensión hacia el nivel de las grandes potencias. Puede considerarse dicha guerra como un episodio de la constitución de la nacionalidad argentina, o puede considerársela como una fase del desenvolvimiento económico del Brasil, lo cierto es que se trata de un suceso inmensamente significativo para la historia de las tierras situadas al este de los Andes y al sur del Amazonas.

 

LA DOCTRINA DEL EQUILIBRIO

Solano López introdujo innovaciones fundamentales en la política exterior. Hasta entonces, el Paraguay se había cuidado de participar en los asuntos del Río de la Plata, fiel a la doctrina de la no intervención. En el concepto del nuevo gobernante, había llegado el momento de abandonar esa táctica en cuanto los conflictos afectaran los intereses fundamentales del Paraguay, sobre todo la conservación de su independencia. Ésta dependía en gran parte al equilibrio de fuerzas entre los dos poderosos vecinos, el Imperio del Brasil y la República Argentina. Si ese equilibrio se rompía en favor de uno de esos países o si los dos se ponían de acuerdo, la independencia paraguaya estaría en mortal peligro. En consecuencia, el gobierno del Paraguay proclamó como norte de su política exterior el mantenimiento del equilibrio en el Río de la Plata y su propósito de impedir cualquier atentado contra el mismo. La ocasión de hacer valer la nueva doctrina se presentó cuando, con motivo de un movimiento armado iniciado en el Uruguay en 1863, intervinieron primero los argentinos y luego los brasileños en apoyo de los revolucionarios y el gobierno de Montevideo les atribuyó propósitos contrarios a la independencia uruguaya. López invocó como base de su protesta el mantenimiento de dicho equilibrio político del Río de la Plata, por lo que fue vivamente ridiculizado por los "aliados" (históricamente no se había hablado de ninguna alianza) llamándolo "equilibrista". Ninguno que estudie desapasionadamente los acontecimientos políticos que más de una vez han agitado a las Repúblicas del Plata, podrá negar que allí existe una cuestión de equilibrio político. El gobierno de Asunción, por la voz del ministro de Relaciones Exteriores, José Berges, declaró que de ninguna manera consistiría el avasallamiento de la autonomía uruguaya, pues consideraría violatorio del equilibrio del Río de la Plata y amenazante para la independencia del Paraguay.

 

CUESTIÓN DE LÍMITES CON LOS PAÍSES VECINOS

En el año 1862 vencían los plazos de 6 años fijados por los tratados Berges-Paranhos con el Brasil y Vásquez-Guido con la Argentina. No se había podido llegar a un acuerdo definitivo sobre la cuestión de los límites con ambos países y el entredicho se agrava mediante el transcurrir del tiempo. Algunos hablaban desembozadamente de una guerra como el único medio e salir del punto muerto en que se encontraban las negociaciones.

Los brasileños fundaron las colonias de Dorados y Miranda en la margen derecha del río Apa. Esta zona estaba neutralizada por el tratado de 1856.

En el Río de la Plata los acontecimientos se precipitaban rápida y peligrosamente para el Paraguay, obedeciendo a combinaciones de intereses políticos en pugna en ambas orillas.

Los paraguayos exiliados residentes en Bs. As. alentaban las pretensiones porteñistas como un medio de apoderarse del poder en su patria, aún a costa de los grandes sacrificios que ineludiblemente acarrea una guerra.

 

LA OPINIÓN PÚBLICA

El deterioro de la situación del Río de la Plata, en coincidencia con el fenecimiento de los plazos para la solución de las graves cuestiones de límites con el Brasil y la Argentina, llevó a una crisis grave en la que la República jugaba su destino. El país no fue informado de la situación sino ya al borde de la guerra. No hubo ocasión de debatir los problemas, pues no existía prensa, tribuna, ni parlamento donde la discusión fuera posible. El pueblo debía atenerse a la palabra oficial. Dentro del régimen estatal todo pendía del juicio y la decisión del presidente. No cabía controvertir opiniones, ni escuchar consejos, ni analizar los motivos sobre los cuales estaba actuando el gobierno. A nadie le estaba permitido el menor reparo. Tampoco había el modo de investigar si el Paraguay se hallaba en condiciones de afrontar un conflicto bélico. Era evidente que, pese a la cuantía bélica del ejército, sus armas eran anacrónicas, la marina de guerra prácticamente no existía, se carecían de jefes y oficiales en número suficiente y no estaban organizados los grandes servicios de estado mayor y de administración militar. Pero nadie podía señalar las deficiencias ni los errores que se pudieran cometer en la conducción diplomática. No obstante el pueblo en masa acompañó a López en su política. Intuía que estaba en juego su suerte y que nuevamente era llamado a los cuarteles para defender la sagrada causa de la independencia nacional. Se confiaba plenamente en el patriotismo y la clarividencia del gobernante.

Aparte de las razones patrióticas, motivos psicológicos poderosos guiaron los pasos del Mariscal López al rectificar los rumbos de la tradicional diplomacia paraguaya. Tenía en alto grado el concepto de decoro y de la dignidad nacional. Era como un personaje de Calderón, que ponía al honor por encima de todos los valores. A su juicio, el honor nacional iba a ser menoscabado si se seguía aceptando la prescindencia del Paraguay en los asuntos del Río de la Plata, que podría afectar más o menos directamente, sus más caros derechos. En su discurso al pueblo el 16 de setiembre de 1864 dijo: "Será ciertamente doloroso interrumpir la larga paz con que el Paraguay ha conseguido enriquecerse y progresar; pero cuando esa paz, en lugar de proporcionarnos las ventajas que hasta ahora, se convierte en un silencio culpable, y en una prescindencia degradante".

 

GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA ALGUNOS DATOS SOBRE EL EJÉRCITO

¿De donde viene el mito de los ochenta mil hombres, atribuidos al ejército paraguayo en el momento de comenzar las hostilidades?. De considerar como parte de ese efectivo a los urbanos, que carecían de preparación militar adecuada, y a los jefes y oficiales en situación de retiro, en su mayor parte ancianos que sirvieron bajo la dictadura de Francia y en los primeros tiempos de la presidencia de Carlos A. López. El documento siguiente mal interpretado es el origen de dicha fábula: "Resumen del estado que manifiesta la milicia efectiva de las villas y partidos de todo el territorio de la República, en el mes de enero de 1863.

- Servicio activo: Jefes, 22; Oficiales, 373; Tropa, 12.945.

- Retirados: Jefes, 3; Oficiales, 255; Tropa, 16.482.

- Urbanos: Oficiales, 109; Tropa, 43.846.

- Total: Jefes, 25; Oficiales, 737; Tropa, 73.273.

¿Y con qué armas contaba el Paraguay al iniciarse la contienda?

Con muy pocas y casi todas anticuadas. La resistencia paraguaya pudo prolongarse, pese al bloqueo, gracias a estos factores:

• La rígida y eficacísima organización del país, que se debe al genio fértil y voluntarioso del Mcal. López.

• La obra inmensa cumplida por los arsenales y las fundiciones de hierro con los que contaba la nación.

• A algunas partidas de armas modernas que fueron introducidas al comienzo de las hostilidades.

• Los botines tomados al enemigo, que nutrieron muchas veces los parques paraguayos.

 

ASPECTOS ECONÓMICOS

La Guerra de la Triple Alianza fue una de esas empresas en la que todos los socios terminan en la ruina arrastrando consigo a la competencia. Ostensiblemente, sin embargo sólo el Paraguay ter minó derrotado en ella. Y eso es incuestionable; es el episodio más traumático de toda su historia, fuente inagotable de mitología, hagiografía y propaganda populista de izquierda, derecha y centro. Los presuntos victoriosos de la contienda, Argentina y Brasil -el Uruguay fue siempre un socio menor que se limitó a enterrar sus muertos luego de las batallas, sin recibir siquiera parte de los dudosos "premios"- hicieron descomunal sacrificio en la búsqueda de un objetivo elusivo que se dibujaba progresivamente y que al final resultó nimio, pues de la guerra no lograron algo inasequible por medios racionales. Para apropiarse de los territorios disputados por el Imperio no hubo necesidad alguna de embarcarse en una aventura bélica para la que nadie estaba preparado, pues el arte de la guerra de conquistas es un bien desconocido en la América Latina. Además, el valor real de los territorios así conquistados por las armas imperiales era muy inferior al "costo" total de la deuda externa, desequilibrio social, muertos y continuo subdesarrollo. Se quedaron los brasileños dueños de las inmensidades amazónicas, con miles de hectáreas de bosque virgen, omitiendo apropiarse de lo único que quizás hubiese justificado el esfuerzo -aunque anacrónicamente- los Saltos del Guairá. Todo el drama actual de la deuda impaga e impagable de los brasileños a la banca internacional nació con la Guerra Grande, condenándose así el país a ser un gigante, en potencia muy rico, pero realmente mendigo. La Guerra, iniciada por el exceso de romanticismo ensoñativo de Francisco Solano López, pero continuada por la tozudez irracional del Emperador Pedro II, terminó devorando a éste y a toda la estructura política cuyo eje era su propia persona. Terminadas las batallas, el Paraguay seguía siendo bravoso al Brasil, pues su ejército de ocupación hacía sangría de recursos, recibiendo a cambio el Imperio el dudoso honor de ser árbitro final de la siempre despelotada política paraguaya. Y aún con ese ejército, en el momento de tener que recibir sanción parlamentaria paraguaya el tratado Loizaga-Cotegipe, que concluía la guerra y afirmaba la paz, los brasileños tuvieron que desembolsar oro a fin de obtener la aquiescencia guaraní. El Paraguay era en el siglo XIX un barril sin fondo para las finanzas brasileñas, le costó dinero al Brasil hacer la guerra, le costó dinero lograr la paz y le costó dinero mantener las ambiciones argentinas a buen recaudo. A cambio de eso, el Imperio se contentó con unos kilómetros cuadrados de selva virgen. Obviamente, la reputación de habilidad y astucia con que muchos se empeñaban en revestir a la diplomacia luso-brasileña no fue ganada en el Paraguay el siglo pasado. El Paraguay fue un dolor de cabeza para el Brasil durante López; y después de López todo siguió igual.

La Argentina ni siquiera logró la extensión de territorio que codiciaba, por obra y gracia de su "aliado", el Brasil; y su economía, floreciente mientras la guerra devoraba productos, cae en una profunda depresión al finalizar ella, y no se recupera hasta el influjo masivo de inmigración europea que la convierte en potencia económica mundial. Esa era la Argentina proyectada por Bartolomé Mitre, el estadista más claro y exitoso de toda la historia rioplatense. De todos los contendientes, Mitre fue el único que tenía una meta clara, la unión y el fortalecimiento del Estado argentino bajo el liderazgo económico e intelectual del puerto de Buenos Aires. Por medio siglo, a partir de 1870, la Argentina "mitrista" obtiene un grado de desarrollo económico similar al de los más avanzados países europeos y es capaz de competir ventajosamente con los propios Estados Unidos de América en la captación de inmigrantes europeos productivos. Desde la década del 30 del presente siglo se hicieron cargo de la conducción política argentina unos militares "nacionalistas" que en medio siglo lograron borrar el desarrollo económico y convirtieron al país en uno de los líderes mundiales del endeuda-miento externo. Así, Mitre, acusado de "vender el país a los ingleses", realmente lo había convertido en aventajada potencia económica mundial y, muy irónicamente los nacionalistas con el ejército a la cabeza, que decían buscar independizar el país económicamente, lo convierten en deudores dependientes de la voluntad de los acreedores. La historia de Latinoamérica está plagada de estas contradicciones.

 

POST-GUERRA

ESTADO DEL PARAGUAY

 

En la guerra de la Triple Alianza poco faltó para que el Paraguay quedara exterminado totalmente. La población, que superaba los 1.300.000 habitantes antes de la conflagración, quedó reducida a apenas 200.000 habitantes, de los cuales aproximadamente el 10% eran hombres, en su mayoría niños, ancianos y extranjeros.

La industria y el comercio sufrieron un rudo golpe. Los templos y casas particulares fueron saqueados cargándose el fruto de la rapiña en los barcos brasileños y argentinos surtos en el puerto de Asunción.

En estas condiciones las mujeres debieron empuñar el arado para arrancar a la tierra el sustento para sus hijos.

Los primeros hombres que se reintegraron a la patria de la post-guerra, fueron los excombatientes que escaparon con vida de la contienda bélica, los que durante el conflicto permanecieron en el extranjero o vinieron con los aliados perteneciendo a la Legión Paraguaya y los que estaban estudiando becados en Europa al iniciarse la guerra y no pudieron entrar al país por esta causa.

La guerra devastó el Paraguay en una medida desconocida en los tiempos modernos. De la nación floreciente de la época de los López sólo restaron ruinas y escasos sobrevivientes. Destruida la riqueza pública y privada, desaparecidos los organismos jurídicos y culturales, reducida la población a su mínima expresión, todo había que hacer nacer de nuevo. La inmensa desgracia paraguaya despertó la compasión mundial, pero ésta no se tradujo en ningún socorro al infortunio. El pueblo paraguayo quedó entregado a sus propias y decaídas fuerzas, y para peor los vencedores le abrumaron con una fabulosa deuda de guerra superior a la que Alemania impuso a Francia después de la guerra de 1870. La parte más dura de la gigantesca empresa de resucitar a la patria recayó sobre las mujeres; se hicieron agricultoras, comerciantes, industriales, y crearon un género de sociedad poligámica, revivencia forzada de las costumbres del siglo XVI, que permitió al Paraguay reponer rápidamente sus pérdidas demográficas. En esta nueva etapa, la ocupación principal de los hombres fue la política, que absorbió gran parte de sus actividades, aunque también dedicaron energías a la reconstrucción económica y a la reorganización cultural, con no escasos frutos.

 

CONSECUENCIAS DEMOGRÁFICAS SOCIALES DE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

Las consecuencias demográficas y sociales de la Guerra de la Triple Alianza, basadas en un estudio realizado por la historiadora norteamericana Bárbara Ganson de Rivas, en su libro nos dice que la Guerra de la Triple Alianza fue costosa y sangrienta para todos los combatientes, especialmente para el Paraguay, que perdió más de la mitad de la población. Para 1870, el Paraguay fue una tierra de mujeres, niños e inválidos; un país sin hogar y en desesperación.

Durante mucho tiempo ha predominado un desconocimiento respecto de las consecuencias demográficas y sociales de la Guerra de la Triple Alianza en el Paraguay. Muchos historiadores han hecho suposiciones, presentando cifras muy elevadas, provenientes de las estimaciones hechas por los viajeros extranjeros que publicaron sus memorias de la guerra y que es muy dudable puedan tener mucha exactitud; por lo tanto, para medir los efectos demográficos y sociales de la guerra, la única fuente histórica que tenemos es el censo de 1886, el primero de post-guerra, concluido durante la presidencia del Gral. Patricio Escobar bajo la dirección de la Oficina General de Estadísticas. Por otra parte, hay un censo de 1846 hecho durante la época de Don Carlos que es muy interesante y sirve para comparar con este primero de post-guerra.

El censo de 1846 es el único hecho después de la independencia. De acuerdo con éste, había 238.862 habitantes en el Paraguay. Es probable que los difíciles accesos a los puntos más distantes del país haya hecho que estas estadísticas no reflejen con exactitud la cantidad total de habitantes del Paraguay. Surge evidente en el censo de 1886 que habían tres paraguayas mayores de 30 años por cada varón, más no la proporción de diez a uno, como han afirmado algunos historiadores. Ese desequilibrio entre los sexos de todos modos, constituye un hecho sin precedente en la historia latinoamericana, y debe haber reforzado el rol central de la mujer en la familia paraguaya, creándose así, de hecho, una sociedad de tipo marcadamente matriarcal, que hasta hoy es distintivo en el Paraguay.

Los pocos extranjeros que llegaron en el Paraguay, en las décadas de post-guerra, casi todos se casaron con paraguayas. La gran mayoría de los inmigrantes eran hombres de 20 a 40 años de edad. Debido a la guerra y a los pocos casamientos, el número de hijos naturales creció en relación a la población total.

A pesar de los cambios demográficos producidos por la guerra y los grandes sacrificios de la mujer paraguaya, durante la misma hubo pocos cambios en su posición o status en la vida paraguaya de la post-guerra. Las campesinas conservaron su rol predominante en la agricultura.

No se alteran las costumbre de antes, a pesar de la Guerra de la Triple Alianza. Las costumbres en el Paraguay eran comunes y extendidas a todos los estamentos sociales y había actuado como un nivelador nacional; a lo que se unía la gran solidaridad que las vicisitudes históricas habían creado. Las familias que llegaron a diferenciarse sin conformar un sistema aristocrático, reconocían razones para ello, en las tradiciones de los apellidos, en una mejor educación o cultivo de la inteligencia y sólo accesoriamente en causa de recursos económicos.

Así se fue constituyendo un grupo social que a través de la educación o de la moda, se apartaron de las viejas costumbres populares.

 

 

CONCLUSIÓN

 

Es suficiente una ojeada al terreno que hemos atravesado en esta investigación de los orígenes de la Guerra del Paraguay, para demostrar la inmensa complejidad de las fuerzas en juego. Lo que surge más claramente es el hecho que la guerra germinó en la inestabilidad política y económica de los estados del Río de la Plata en este período de la historia sudamericana. Los factores inciertos y cambiantes fueron la Argentina, el Uruguay y en menor grado, el Brasil. En un país de trayectoria tan accidentada como el nuestro, menester es admitir a Francisco Solano López como expresión acabada de una visión histórica anacrónica, pero no por eso extraña. Inaceptable también nos resulta la pintura paradigmática de su actuación realizada con exclusivos fines de acercarse o alejar a otros del poder político. López es un patrimonio a ser heredado sin reproches ni ditirambos. Incluso, ya para la contradictoria Latinoamérica resulta un abuso semántico tener villanos identificados por decreto ejecutivo o héroes impuestos por coacción política. López vive en el recuerdo y no debe su memoria migrar al campo de la vida cotidiana. SU ROL COMO SÍMBOLO ES IMPERECEDERO, SU ACTUACIÓN HISTÓRICA NO LO FUE.

 

 

HIPÓTESIS

 

El Mariscal Francisco Solano López no estaba en condiciones de intentar llevar adelante una guerra ofensiva contra los tres países de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay).

Finalmente, advierto que si este libro tiene el éxito que no espero, seguiré en mis treces, torturándolos con otros títulos de igual, y parecido tenor...

Últimamente, Bolivia eligió a un indígena como presidente, Argentina pagó su cuenta, para felicidad del Fondo Monetario Internacional, con dinero prestado de Chávez. Lula se opuso al tratado de libre comercio en la Argentina, firmando un acuerdo con Bush en Brasil.

 

 

EPÍLOGO

 

Ingresar en el mundo literario, más con la osadía de publicar un libro, siempre conlleva responsabilidades y riesgos. En nuestro país, uno de los temas tabúes es el del tratamiento de nuestro pasado. Los pasquines, folletos, líbelos y defensas de las conductas de nuestros antepasados han anulado la posibilidad crítica de los paraguayos. LAS NOTICIAS FROM PARAGUAY se han instalado desde adentro o desde afuera. Tal es así que es un deporte nacional denostar contra los protagonistas de nuestro pasado. Los pocos paraguayos que quedamos reclamamos una investigación seria para llegar a la verdad respecto a nuestra historia. Estoy totalmente convencido de que el Paraguay que tenemos o jarekóva y de cómo es el paraguayo no es una casualidad. Los aliados siguen aplicándonos el Tratado Secreto de la Triple Alianza. Los brasileros en especial se han declarados hermanos mayores nuestros, para felicidad y contento de nuestra canciller, por ejemplo. Dicen que abrieron sus archivos, pero nos acogotan con sus historietas respecto a nuestras vidas. Tal es, por ejemplo, el libro de Doratioto con su "Maldita Guerra".

He recurrido y transcripto todos aquellos apuntes que encontrarán en este trabajo, que hablan a favor o en contra de nuestros prohombres. En ellos encontrarán lo necesario para formarse una idea de cómo nos ven. Ojalá que esta labor motive a propios y extraños a rescribir la historia, porque nuestra patria tuvo y tiene un futuro y un destino que cumplir, y que solamente nosotros podemos materializar.

Los imperios han mutilado territorialmente a nuestro país, robado nuestras almas y envenenado nuestro espíritu. El inglés especialmente, y lo señalo porque todos ustedes lo podrán comprobar fácilmente, instalaron en nuestras mentes el misterio más grande que nuestra pobre inteligencia no ha podido descifrar. Lo hemos intentado de todas las formas. Con propios y extraños, y cada día nos parece más enigmático. Una maldición que no podemos superar. Lo practicamos y no lo entendemos. El pueblo estresado se debate en la angustia. Creo que solamente seremos libres cuando lo desentrañemos. Ha producido animales. Matones. Criminales. Estafadores y otras alimañas de conducta incivilizada. Me refiero al fútbol... Una pestilente herencia...

Finalmente, como decía, y con la oposición de una gran mayoría, se publica este trabajo, si es que así puede llamarse, y calificado como "mierda" por algunos malintencionados. Yo, como paraguayo de pura cepa y de ley.. .,¿vistee?, les contesto que el éxito está asegurado. América Latina es un gran consumidor de basuras. Telenovelas, talk shows, enlatados y demás. ¿Por qué no ésta... ? Si cualquier idiota escribe, ¿por qué yo no? En fin.

A los efectos de una colaboración a nuestros investigadores e intelectuales formulo este recordatorio dejado por nuestro querido Rafael Barrett.

Dice Barrett, en los "Sucesos", 29 de noviembre de 1906, "El Dolor Paraguayo":

 

"Doctores

Varios jóvenes de nuestra sociedad han sido armados caballeros; el título uniforme de doctor no le incorpora a la aristocracia del país. Este grado de nobleza democrática significa en quien la lleva, la facultad de enseñar y el mérito de saber, cosas más de acuerdo con el siglo que el poder militar, el dominio sobre la tierra y la confianza del príncipe, orígenes respectivos del duque, del marqués y del conde.

No basta ser hijo o reputarse hijo de doctor para ser doctor. He aquí una gran conquista de los tiempos. Es necesario que la alcurnia se refresque y abrillante sin descanso, que cada generación renueve sus hazañas. Hemos roto una de las cadenas de la herencia; hemos libertado un poco más a los individuos, desligándoles del pasado. Es humillante la corona adquirida por el hecho de haber nacido, al lograr el honor en virtud del propio esfuerzo, introducimos en nuestra existencia la lógica, la unidad indispensable a los bellos destinos. Conviene deber lo menos posible, aunque sea a los padres. Heredar es repetir y lo fuerte es lo nuevo. Dichoso el día en que ni la fortuna ni la miseria se hereden.

Los flamantes doctores notarán que disponen de mayor crédito en plaza.

Medirán enseguida su avance social con la paciencia de sus acreedores, si los tienen, o con la facilidad de adquirirlos. La energía económica añadida a sus personas les servirá para pesar exactamente la importancia práctica de su profesión. Observarán también que se han vuelto más hermosos desde que firmaron su tesis. Se verán lánguidamente contemplados por ojos femeninos.

Les llegarán declaraciones veladas. Sentirán una mano mórbida temblar entre las suyas con más frecuencia que un año antes. Y es el amor verdadero, y no el fingido, el que encontrarán a su paso, porque las mujeres son románticas y se enamoran de los diplomas lo mismo que la casta Desdémona se enamoró de las aventuras de Otelo.

Pero hay que cumplir las promesas; hay que vivir lo escrito; hay que prolongar y justificar el interés despertado. Detrás del doctor hay que construir el hombre. Hay, por de pronto, que ponerse a estudiar...". 

 

 

 

 

 

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