ENFRENTAMIENTOS INDÍGENAS

Por JOSÉ ZANARDINI

El enfrentamiento violento ocurrido entre las comunidades mbya guaraní de Tava’i y de Aba’i en el departamento de Caazapá con un saldo de un fallecido y varios heridos y torturados, nos impone un análisis de los sucesos desde un enfoque antropológico-cultural en búsqueda de posibles causas remotas y próximas.

Sin entrar en detalles de la crónica y aún sin conocer todos los detalles de las investigaciones policiales, es pertinente hacer algunas consideraciones con base en los datos y conocimientos que tenemos de las respectivas comunidades.

Ante los hechos, la ciudadanía ha reaccionado de diferentes formas; la mayoría de las personas reconfirmó sus prejuicios sobre los pueblos indígenas, expresados en algunas frases que oímos en dicha ocasión: “Los indígenas son salvajes”, “Todavía no ha llegado a ellos la civilización”, “Son violentos y peligrosos”, “No hay nada que hacer con ellos”, “No saben respetarse”, etc.

Lamentablemente estos clichés permanecen firmes en gran parte de la población paraguaya no indígena y los sucesos de Caazapá confirman los estereotipos mentales que se transmiten de generación en generación desde el tiempo de la colonia.

Otras personas piensan que el conflicto se relaciona con la escasez de alimentos y con la drástica reducción del bosque atlántico por la deforestación. Esto crearía confrontación entre comunidades, ya que no todos disponen de la misma cantidad de recursos. Vinculado a este tema y conexo con la triada indígena-naturaleza-cultura se debe añadir que las instituciones que realizan proyectos con comunidades indígenas poseen frecuentemente diferentes y opuestas filosofías de trabajo.

Ante la crisis territorial y laboral, algunas comunidades con el apoyo de instituciones públicas o privadas, apuntan a una salida basada sobre la producción de los propios alimentos básicos y a la capacitación profesional para ejercer algún tipo de trabajo retribuido; y por ende conseguir dinero indispensable en la nueva economía ya no basada sobre el antiguo trueque.

Mientras que otras Instituciones u ONG inducen a comunidades indígenas a resistir al “cambio” cultural, fortaleciendo o buscando los caminos para revivir el estilo de vida tradicional. En las dos comunidades en conflicto aparecen síntomas de opciones opuestas.

Y los mismos sujetos-protagonistas, o sea, los Pueblos Indígenas, ¿qué opinan?
La situación varía mucho de comunidad a comunidad, aún dentro de la misma etnia. Y en el caso de los Mbya existe un destacado sentido de responsabilidad sobre todos los territorios mbya, aún sobre aquellos donde viven otras comunidades muy distantes entre sí.

En el pensamiento mbya, una “herida” a la Madre Tierra (puede ser extracción de madera, o alquiler de los terrenos a los brasileños para cultivos, o corrupción de algún cacique en el manejo de los recursos naturales etc.), puede generar fuertes conflictos y tensiones entre los miembros de una misma comunidad o entre comunidades de la misma etnia o pueblo.

Esto sucede porque los mbya consideran sus territorios como un “continuum”, un solo cuerpo aunque las partes estén separadas geográficamente.

El futuro es incierto porque, así como está la situación, se infiere que se podrían producir otros incidentes. Los líderes de las comunidades y sus mismos integrantes están en una situación de alta vulnerabilidad a causa de necesidades básicas insatisfechas. Por lo tanto, algunos grupos o caciques, pueden fácilmente ceder a las presiones de operadores externos sean políticos o negociantes, entregar recursos u otorgar derechos sin el consenso de todos los miembros de la comunidad.

Esto genera asimetría e inequidad que son el caldo de cultivo para la violencia intra e intercomunitaria.

Fuente: Suplemento Cultural de ABC Color

Domingo, 4 de Noviembre de 2012

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