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BEATRIZ RODRÍGUEZ ALCALÁ DE GONZÁLEZ ODDONE (+)

  TESTIMONIOS VETERANOS (GUERRA DEL CHACO), 1977 - Por BEATRÍZ R.A. DE GONZÁLEZ ODDONE


TESTIMONIOS VETERANOS (GUERRA DEL CHACO), 1977 - Por BEATRÍZ R.A. DE GONZÁLEZ ODDONE

TESTIMONIOS VETERANOS

Por BEATRÍZ R.A. DE GONZÁLEZ ODDONE

EVOCANDO LA GUERRA DEL CHACO

Asunción-Paraguay 1977

 

 

 

ARCO DE TRIUNFO

 

No es nuestra intención escribir la historia de la guerra del Chaco. De ello se percatará de inmediato el lector más distraído con sólo leer unas páginas de este trabajo, al que denominamos TESTIMONIOS, por ser exactamente eso. Nada más ni nada menos: afirmaciones de un pequeño grupo de protagonistas de esa gesta que colmó de laureles el pendón nacional.

Al decir "nada más", queremos significar que dada nuestra condición de profana en materia castrense, jamás nos atreveríamos a incursionar en profundidad en tema que sólo incumbe a los especialistas. Por muy conocedoras que fuéramos de las distintas fases de la guerra del Chaco y de las cambiantes contingencias vividas por nuestro Ejército en Campaña, siempre se nos escurriría algún incidente, pequeño en apariencia, pero factible de tener gran implicancia militar, y altamente connotativo para el experto.

Cuando decimos "nada menos", lo hacemos con la convicción profunda y lógica de que nadie es más apto para memorar sucesos que sus protagonistas.

Hemos tenido el privilegio de conversar extensamente, con un puñado de jefes cuyas hazañas asombran. Estos paraguayos ilustres han respondido a nuestras preguntas con una benevolencia que rivaliza con el heroísmo que derrocharon en el Chaco. Y lo que más sorprende es detectar en estos hombres fieros, indomeñables, que no supieron de imposibles, un espíritu delicado, una sensibilidad a flor de piel, lo que habrá hecho aún más ardua y dolorosa, la triste exigencia de matar.

En nuestro deseo de que los jóvenes de hoy y de mañana conozcan a algunos de los hombres a quienes debemos el vivir hoy en una patria libre, progresista, y no queden sólo en los hechos que fueron factor determinante de este presen-te promisorio, nos empeñamos en este trabajo de compilación. Es el único medio a nuestro alcance de expresar la devoción que, como paraguayas, nos inspiran, el Mariscal Victorioso y sus invencibles legiones. Que esta introducción sea como el Arco Triunfal que humildemente ofrecemos para que desfilen los Héroes.

Con el triunfo del Chaco quedó nuestro país definitivamente exorcizado de infortunios y oprobiosos cercenamientos. América y el mundo se volvieron sorprendidos hacia el pequeño pueblo que solo, sin recursos, fue capaz de expulsar a un invasor poderoso, recuperando ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados de territorio usurpado, en una cruenta guerra que le fue impuesta sin haberla buscado ni deseado jamás.

Y cuando más tarde, el Conductor del victorioso Ejército del Chaco, cumpliendo el ineluctable destino de los próceres, deambule por América su forzoso exilio, las multitudes enardecidas le testimoniarán la admiración y el respeto que despierta su luminosa trayectoria...

Modesto, ecuánime, paciente, respetuoso de sus subordinados por humildes que fuesen, Estigarribia jamás ejerció el mando con arbitrariedad, ni apeló al terror para hacer valer su autoridad. A lo largo de tres años de guerra, no firmó una sola orden de fusilamiento y, cuando pretendieron que lo hiciera, se negó rotundamente diciendo: "¡Pobres muchachos; pasan tantas penurias y privaciones que, posiblemente, yo a su edad y en sus circunstancias, también hubiese sido desertor...!"

Patriota hasta la médula, no buscó ventajas materiales en el ejercicio de sus altos cargos. Cuando la muerte lo sor-prendió -¡él, que al frente de su ejército había devuelto al país la cuarta parte de su territorio!- no poseía un solo palmo de tierra propia; los pocos bienes de su familia pertenecían a su esposa.

Excelsas virtudes éstas, que sumadas a sus singulares dotes de conductor de tropas, hacen del Mariscal del Chaco el arquetipo del héroe, tal como lo entendieron los griegos y lo sintetizan España, en su Cid Campeador, y Francia, en Carlomagno: valiente, magnánimo, noble, desprendido. Así define al héroe el diccionario (Roque Barcia, SINONIMOS CASTELLANOS, pág. 256.) cuando afirma: "heroísmo viene de héroe y es ánimo, es siempre noble, mientras heroicidad viene de heroico y es con frecuencia salvaje"; y para concluir, exhorta: "no seamos heroicos, cuando el serlo, nos impida ser héroes".

A las virtudes de tal Jefe, cuya talla se agiganta más y más a medida que adquiere perspectiva, súmense el coraje de los jefes subalternos y sus tropas; la gestión solidaria del Gobierno y del pueblo, constituidos en una sola, firme voluntad: vencer, y se tendrá al Paraguay que en 1932 enfrentó a Bolivia.

Estas singulares condiciones por si solas lograron neutralizar la potencia del invasor, muy superior en número y elementos. Y se operó el milagro de que un pueblo aniquilado seis décadas atrás por una guerra de exterminio y constantemente enfrentado en luchas intestinas, formase un único, inexpugnable bloque contra el que se estrelló la soberbia osadía del agresor.

De tornadiza memoria, Bolivia subestimó a nuestra raza, como si no hubiese bastado la epopeya del 70 para demostrar al mundo que al Paraguay no se lo sojuzga fácilmente. Envalentonada por su poderío militar, fue infiltrándose cada vez más agresivamente en nuestro Chaco. De una franja sobre el río Paraguay, su primitiva ambición, pasó a pretender todo el Chaco, y fue asentando puestos militares, llamados fortines, cada vez más próximos al río Paraguay, mientras  arteramente trataba de distraer nuestra atención con gestiones diplomáticas.

El Paraguay, por su precariedad de medios y efectivos, distaba mucho de hallarse en condiciones de enfrentar tal enemigo; trataba, ingenuamente, de llegar a soluciones pacíficas, hasta que el 15 de junio de 1932 Bolivia se apoderó de Pitiantuta.

Llegados a este punto, los hechos resultaban ya francamente inadmisibles, y el Capitán Abdón Palacios, al mando de un destacamento, cumple la orden de recuperar el fortín. Poco después Bolivia, en represalia, se apodera de Boquerón, Toledo y Corrales. Es el desafío abierto, la tan temida guerra, y nuestro país, realizando esfuerzos supremos, se dispone a enfrentarla, decidido a vencer, pero sin la certeza de lograrlo.

No obstante la irrefutable evidencia de los hechos, la Liga de las Naciones declarará al Paraguay "país agresor".

Posteriormente, cuando los Estados Unidos de América se declaren neutrales, se alzará en el Senado norteamericano, justiciera y viril, la voz del Senador Long, denunciando la hipócrita actitud de su Gobierno. En extenso y vehemente alegato, entre otras muchas cosas, dirá este gran tribuno: "Señor Presidente: es esta la especie beatífica de política de gobierno que hemos adoptado el otro día, y nuestros periódicos, y la gente, en general, fueron sorprendidos por la propuesta que nos declara neutrales, pensando que somos un país maravilloso, amante de la paz, mientras la Standard Oil Co. financia en aquel país (Bolivia) a un ejército extranjero que importa soldados, dándole municiones, y tratando a la vez de privar al Paraguay de su territorio, porque el GOBIERNO PARAGUAYO NO PUEDE SER CORROMPIDO POR LA STANDARD OIL Co. y la STANDARD OIL TIENE AL GOBIERNO BOLIVIANO BAJO SUS BOTAS".

Una vez más los intereses creados, en este caso específicamente el petróleo explotado por la Standard Oil, con accionistas en el Pentágono, inclinará la balanza a su favor infligiendo un duro golpe a la justicia.

La proporción de las fuerzas al comienzo de la guerra eran: Bolivia, seis divisiones de infantería -12.000 hombres-; 2.000 jefes y oficiales de armas, entre los que se contaban 19 generales en servicio activo; 1000 jefes y oficiales de los servicios; una abundante reserva de jefes y oficiales de todos los grados; una reserva instruida de 10.000 clases y 300.000 soldados. El Paraguay tenía una división de infantería en formación; cuatro regimientos de infantería; un regimiento de caballería; un grupo de artillería y una compañía de ingenieros; 355 jefes y oficiales de armas entre ellos tres generales, 146 jefes y oficiales de los servicios; 200 cadetes; 690 clases; 2.635 soldados de las cinco armas, lo que hacía un total de 3.325 hombres de tropa. No poseía reserva instruida propiamente dicha. En cuanto a armamento, Bolivia tenía 300 cañones modernos de varios modelos; 1500 ametralladoras; 150.000 fusiles "Mauser"; 80.000 lanzas; 60 aviones de guerra; equipos y elementos diversos para 150.000 hombres, gran cantidad de cartuchos para fusiles y ametralladoras. Además seguía adquiriendo armamento, municiones y equipos para 60.000 hombres. Entre tanto el Paraguay sólo disponía de 16 cañones de 105 y 16 de 75; 24 morteros "Stokes-Brandt"; 32 ametralladoras pesadas y 100 livianas; 12.000 fusiles, entre ellos sólo 5.000 en buenas condiciones; ocho aviones de guerra; 1.000 tiros de artillería, y 400.000 de cartuchos de infantería y ametralladoras (Memorias del Mariscal Estigarribia, pág 33).

En resumen: una nación de un millón de habitantes, desprevenida y sin preparación militar, se veía empujada a la lucha contra tres millones de bolivianos poseedores de un ejército perfectamente armado y equipado. A la fuerza del invasor el Paraguay opondría el genio de un estratega y la abnegación sin límites de su pueblo, y, con ellos, escribiría las más gloriosas páginas de su historia.

A Pitiantuta seguiría el gran triunfo de Boquerón. Tras él, el Presidente Ayala ascenderá a Estigarribia a Coronel, por Mérito de Guerra.

Esa cruenta batalla de veinte días, la más costosa en vidas para nosotros, fue una auténtica escuela de guerra. De ella saldrán nuestros bisoños combatientes transformados en auténticos guerreros, seguros de sí y del desenlace final.

Si en lo moral Boquerón fue decisivo, no lo fue menos en lo material, ya que gracias al armamento tomado al enemigo, pudo equiparse convenientemente a nuestras tropas.

Inmediatamente después de Boquerón, las fuerzas paraguayas se apoderarán de Toledo y Corrales. Aturdida Bolivia ante sus primeros fracasos, no atina a otra cosa que a cambiar sucesivamente sus Comandos. Al General Quintanilla lo relevará en el Primer Cuerpo el Coronel Peña, quien ejercerá el mando hasta la caída de Arce, en que a su vez será reemplazado por el General Guillén.

A lo largo del mes de octubre de 1932, caerán en nuestro poder los fortines Ramírez, Lara, Castillo, Arce, Falcón, Alihuatá, Fernández. En noviembre nuestros efectivos se apoderarán de Bolívar, Loa y Yayucubas.

El Presidente Salamanca, cuya campaña política se había basado principalmente en la conquista de todo el Chaco, "infligiendo una terrible derrota al Paraguay, único país al que Bolivia puede vencer", reniega de los jefes nativos y llama apresuradamente al General alemán Hans Kundt, héroe de la guerra de 1914-18, antiguo organizador y Jefe del Estado Mayor General del Ejército de Bolivia, maestro indiscutido de su cuadro de jefes y oficiales.

Ansioso de cosechar laureles en la hosca región americana, el General Kundt llega a Bolivia a principios de diciembre y es recibido con clamorosas manifestaciones de júbilo. Su sola presencia bastará para que el pueblo recupere el optimismo perdido en los duros reveses de los meses anteriores y reafirme su esperanza de aniquilar al Paraguay.

El mes de diciembre no es bueno para nuestro ejército que sufre algunos percances. Entretanto se intensifica apresuradamente la movilización y, a falta de oficiales de escuela, se capacita a universitarios en la Escuela de Aspirantes a Oficiales de Reserva. A lo largo de la campaña chaqueña, éstos habrán de demostrar cuán justificada era la confianza depositada en ellos por la Nación, cubriéndose de gloria en múltiples acciones donde su actuación fue decisiva.

Se organiza el Segundo Cuerpo, bajo el comando del entonces Tte. Cnel. Juan B. Ayala. Hacerlo impone ingentes sacrificios por la escasez de armamento y equipos.

Absolutamente seguro de sí, con profundo desprecio del adversario, el General Kundt planea la ofensiva. Su intención es apoderarse de Nanawa y seguir hasta Concepción para, de un solo golpe, aislar al ejército paraguayo. Para lograrlo, a mediados de enero de 1933 concentra 5.000 hombres sobre Nanawa, y el 20 ordena un ataque general sobre nuestras principales posiciones.

En su ímpetu, los bolivianos llegan hasta los parapetos paraguayos, pero en terrible lucha a la bayoneta, son aniquilados. No obstante, Kundt ordena nuevos ataques frontales hasta el 31, en que sus tropas se ven forzadas a replegarse, tras sufrir una horrible masacre.

Disimulando su fracaso, Kundt envía un cable a La Paz afirmando que Nanawa está cercada, y en ese engaño, Bolivia vivió feliz y confiada varios meses.

No bien vuelve la tranquilidad a Nanawa, se organiza el Tercer Cuerpo, sumando las nuevas tropas que Estigarribia había enviado en refuerzo a las del inexpugnable reducto. Es designado Comandante del Nuevo Cuerpo el Tte. Cnel. Irrazábal, artífice de la defensa.

Para febrero, nuestro frente defensivo se estabiliza desde Toledo por el norte, hasta Nanawa por el sur. Repelido en Nanawa, Kundt ordena furiosas ofensivas sobre Toledo, Herrera, Arce, Gondra, pero ellas son sistemáticamente rechazadas por los paraguayos. Prueban entonces los bolivianos atacar por las noches, porque la tropa se niega a enfrentar de día a sus contendores; los resultados son los mismos.

A Estigarribia le impacienta mantenerse a la defensiva, si es válida la expresión para un hombre que jamás perdió la calma. Pide autorización al Presidente Ayala para iniciar la ofensiva, mas éste continúa reticente, sosteniendo que nuestro país, carente de elementos y sin fondos para adquirirlos, debe actuar prudentemente. No obstante, Estigarribia se sostiene firme en su opinión de que sólo la ofensiva conduce a la victoria; ya en la pre-guerra fue también el único en sostener la tesis de que se debía batir a los bolivianos lejos del río y no en su ribera, como lo pretendían los altos mandos.

En julio, Kundt ordena nuevos ataques a Nanawa y presiona fuertemente en Gondra. El 4, quince mil bolivianos atacan desesperadamente Nanawa con tanques y lanzallamas y pese a ser violentamente rechazados, reinciden en los siguientes días, hasta el 6 en que ya no pueden resistir el contra-ataque paraguayo y se retiran, dejando el campo de batalla lleno de cadáveres. Al respecto dirá en sus Memorias el Mariscal: "quise recorrer personalmente el campo de batalla de Nanawa y fui testigo en esa ocasión del espectáculo más macabro que recuerdo en mi vida". Trozos de piernas y brazos de bolivianos, arrancados por la artillería, pendían de los árboles. Paraguayos y bolivianos destrozados, se estrechaban en abrazos de muerte, tras la lucha cuerpo a cuerpo. Y continúa el Mariscal: "Como el campo estaba lleno de cadáveres enemigos, se había dispuesto su incineración. En vez de poner leña entre ellos, para conservar el fuego hasta su total consunción, se los había apilado y rociado con kerosén, prendiendo fuego al conjunto. Cuando se agotó el combustible quedó un horrendo montón de carne humana chamuscada, que llenaba de insoportable olor el campo. Durante meses me persiguió aquella atroz impresión".

Para setiembre, Estigarribia tiene preparada una fuerte  ofensiva en Pozo Favorito y Pampa Grande y el 12 y el 15 la culmina con dos importantes victorias, capturando gran cantidad de prisioneros y armamento. Las victorias de Pozo Favorito y Pampa Grande le valen al Conductor el ascenso a General de Brigada, y aproximan peligrosamente nuestras fuerzas al enemigo concentrado en Alihuata y Gondra.

Ya en plena ofensiva nuestro General sigue elaborando sus geniales concepciones tácticas y en ambicioso plan, prepara la gran batalla Zenteno-Gondra (Campo Vía). Para ello reúne sus efectivos principales en los sectores de Arce y Gondra, y luego, certeramente, elige el lugar donde dará el golpe magistral. Es el momento en que, con perfecta calma y absoluto control de las circunstancias, dirá su ya antológica frase, al Miembro de la Liga de las Naciones, General Freydenberg: "la destrucción del ejército boliviano es una operación matemática".

El día 10 de diciembre, lanza un parte radiofónico en el que afirma tener encerradas en triple cerco a las divisiones bolivianas Cuarta y Novena. Kundt, desconcertado desde el día 5, no da directivas a los comandos comprometidos, librándolos a la propia iniciativa, pero al escuchar el parte de Estigarribia, reacciona y  les hace un llamado desesperado, instándolos a salvar la situación. Demasiado tarde. El 11 se rinden las dos poderosas unidades enemigas: un total de ocho mil hombres, con todos sus elementos, consumándose la destrucción del Primer Ejército boliviano.

Al concluir la batalla de Campo Vía, el noventa por ciento de nuestro ejército se hallaba concentrado en la zona, pero la escasez de medios de transporte -constante, angustioso déficit de nuestra logística- impide a Estigarribia emprender la persecución enérgica y lejana del enemigo, como correspondía. No obstante, ordena a sus tropas apoderarse, lo antes posible, de Muñoz, "la capital boliviana del Chaco", para arrebatar así al enemigo, esa importante base, y dominar desde ahí el camino estratégico que se dirige al norte.

Desde Arce, el Presidente Ayala lanza al pueblo una fervorosa proclama diciendo: "El éxito alcanzado no es el fruto del azar, sino el resultado lógico de un plan concebido con inteligencia y ejecutado con alto espíritu de abnegación y firme voluntad de vencer". Para muchos, para la gran mayoría, Campo Vía es el fin de la guerra, la tan anhelada paz. Para el General Kundt, despojado del mando después del desastre, es el triste epílogo de su fallida aventura militar en América, mientras a Estigarribia le vale el ascenso a General de División.

Bolivia, que siempre se las ingeniaba para disimular sus derrotas, ascendió a General, al Comandante de su Primer Cuerpo, Coronel Enrique Peñaranda, quien, por una feliz coincidencia para él, no se hallaba dentro del cerco paraguayo, lo que le permitió escapar "en una camioneta azul". Y quizás para compensarlo de la pérdida de sus Divisiones, Bolivia le entregó el mando supremo de su ejército.

Presionado por la Liga de las Naciones, nuestro Gobierno propone a Bolivia un armisticio de diez días prorrogables, hasta hallar una solución de paz. Bolivia, que tras su espectacular fracaso se enfrenta ante la disyuntiva de rehacer enteramente su ejército o entregarse sin condiciones al contendor, ayer nomás tan subestimado, simula, arteramente, aceptar futuras negociaciones, con el único fin de reorganizar sus diezmados efectivos.

La Liga de las Naciones se inclina a todas luces hacia Bolivia, y aunque afirma querer pacificar, sólo contribuye a prolongar la guerra. No en vano dirá en sus Memorias el Mariscal: "Sin su intervención, acaso se hubiese podido concertar la paz, después de Campo Vía".

Entretanto, nuestras tropas, cumpliendo magistralmente las directivas del Jefe, harán su entrada triunfal en Muñoz, sede, días atrás, del Comando en Jefe del General Kundt, el día 19 de diciembre, exactamente una hora antes de que comenzara a regir el armisticio.

Tras el fracaso de las negociaciones, convencido ya nuestro Gobierno de que Bolivia no quiere la paz y sólo busca ganar tiempo, se reinician las hostilidades el 7 de enero de 1934. En el curso de los siguientes meses, nuestro ejército irá jalonando el Chaco de nuevas victorias, hasta el 24 de mayo en que sufre en Strongest, el primer revés de relativa importancia. Pero si Strongest fue para el Paraguay, militarmente hablando, un fracaso -aún cuando perdimos menos de un regimiento-, psicológicamente constituyó una oportuna experiencia que puso de manifiesto una vez más el coraje indomeñable de la raza, por un lado, y por otro, alertó a los nuestros, excesivamente confiados en las propias virtudes guerreras.

De Strongest se ha hablado mucho y se ha escrito algo, pero indiscutiblemente fue una maniobra sabiamente concebida por el Conductor. Varios jefes afirman en estos Testimonios que de haber cumplido estrictamente las órdenes de Estigarribia los Comandos subordinados, no se hubiera dado el fracaso. Los testimonios más valiosos al respecto, a nuestro criterio, son el del General Migone, a cuyo cargo estuvo la observación aérea del movimiento del enemigo, y el del General Rolón, Jefe de Operaciones de Estigarribia.

Pero Estigarribia no se amilana, y persiste tercamente en sus planes madurados en vigilias. En momentos en que una victoria parecía una utopía, por la difícil situación creada por el Cuerpo de Caballería del Coronel David Toro, a nuestro Segundo Cuerpo, ordena al Primer Cuerpo la arriesgada, la incierta maniobra de El Carmen, jugándose la última carta: compromete en ella a la Octava División, angustiosamente reclamada por su Unidad madre, el Segundo Cuerpo.

Economía de fuerzas y sorpresa, fueron el factor determinante de esta victoria, que pasó a la historia como una de las más grandes y trascendentales de la guerra, y costó Bolivia 7.000 hombres con todo su material bélico.

A El Carmen seguirán pronto otros golpes, certeros, implacables: Yrendagiie, con el anciano jefe al frente do sus huestes moribundas, acuñando en inconcebible marcha de sesenta kilómetros la frase inmortal: "UN POCO MÁS DE ESFUERZO, HIJOS MÍOS, Y VAMOS PRONTO TODOS A MORIR EN YRENDAGÜE " ... ; Picuiba, el triple cerco roto en espantosa lucha cuerpo a cuerpo, la sed haciendo estragos en la caballería enemiga, y por último, la rendición de 13.000 bolivianos alucinados, clamando "¡agüita, agüita, por favor paraguayitos... !"

A raíz de estos triunfos, el ejército boliviano que a principios de noviembre contaba con 50.000 combatientes, contra 23.000 paraguayos, fue reducido a la mitad de sus efectivos, "perdiendo todas las ventajas alcanzadas por su número y distribución" (Memorias del Mariscal).

Tras Picuiba, nuestro ejército sigue avanzando implacablemente allende el Parapítí y hasta Villa Montes. El año 1934 culminará con otro gran triunfo paraguayo: Ybybobo.

En Bolivia, la desmoralización es tan grande que poco después de El Carmen el Presidente Salamanca es depuesto durante su visita a Villa Montes.

Pero el enemigo es duro y persiste. En Ingavi la Sexta División presiona fuertemente al destacamento que la defiende. Para fines de marzo los ataques enemigos se hacen más y más violentos. En la Conferencia de Paz, reunida en Buenos Aires, Bolivia retrasa las negociaciones, con la esperanza de abrir una brecha en Ingavi y caer peligrosamente sobre nuestra retaguardia. Pero para el 8 de junio, los ochocientos defensores del fortín, en prodigiosas jornadas desbaratan el peligroso plan, al destruir a la división -5.000 hombres-y capturar a sus jefes.

En la Conferencia de Paz, Bolivia cambia bruscamente de actitud y se aviene a firmar el Protocolo, mientras nuestras  fuerzas se acercan más y más a Roboré y sus pozos petrolíferos. .. Para tranquilidad de aquella, el cese de fuego del 14 de junio, las obliga a detenerse.

Había llegado, por fin la paz; la paz anhelada por todos, y, a poco de su arribo, los gallardos contendores, como dos hermanos que se reencuentran tras largo tiempo, cruzan las líneas y se estrechan en cálido y largo abrazo, dando al mundo un sublime, conmovedor ejemplo de nobleza y generosidad.

Quiera Dios que ese abrazo espontáneo de las trincheras, perdure por los siglos. Que nuestros pueblos, solidariamente unidos, constituyan una fuerza poderosa que asegure el equilibrio de la Cuenca del Plata, y nunca más intereses foráneos los enfrenten.

*En la compilación de estos TESTIMONIOS, que ya entregamos al lector, no nos ajustamos a la jerarquía actual de los señores jefes; más bien hemos considerado la que tenían en la guerra. En igualdad de rangos, dimos prioridad a los que nos respondieron primero. En homenaje al Mariscal del Chaco, comenzamos con tres de sus colaboradores inmediatos.

Cometemos en este trabajo, lo sabemos, involuntarias omisiones que nos afligen. No podría ser de otra manera; por razones obvias sería imposible entrevistar a todos los veteranos. No obstante, en nuestro deseo de que por estas páginas desfile el mayor número posible de combatientes, hemos rogado a cada veterano que evoque a los camaradas y jefes más caros a su recuerdo, y así lo han hecho. Sus opiniones son exclusivamente de ellos. Lo aclaramos para evitar equívocos que nos resultarían extremadamente dolorosos, dado que nuestra única, sincera motivación es honrar y exaltar a aquellos que protagonizaron la gesta más asombrosa de nuestra América independiente.

Si al terminar de leer estas páginas -que compilamos con hondo fervor patriótico- los hijos de esta tierra se sienten más orgullosos de ser paraguayos, creeremos justificado este empeño y no habrá sido vano nuestro transitar en el tiempo.

 

 

 

ÍNDICE

 

MARISCAL JOSE FÉLIX ESTIGARRIBIA

DR. EUSEBIO AYALA. PRESIDENTE DE LA VICTORIA

POSICIÓN DE NUESTRO EJÉRCITO AL INICIO DE LAS HOSTILIDADES

COMANDANTES DE LOS CUERPOS DE EJÉRCITO

DEDICATORIA

PROLOGO

ABREVIATURAS EMPLEADAS EN ESTE TEXTO

TENIENTE 1º DE RESERVA (S.R) DR. EDMUNDO TOMBEUR

GENERAL DE DIVISIÓN (S.R.) RAIMUNDO ROLON

GENERAL DE BRIGADA (S.R.) AMANCIO R. PAMPLIGA

GENERAL DE BRIGADA (S.R.) JUAN B. AYALA

CORONEL (S.R.) CARLOS J. FERNANDEZ

CORONEL (S.R.) ALFREDO RAMOS

CORONEL (S.R.) JUAN N. BARRIOS

TENIENTE CORONEL (S.R.) DAMASO SOSA VALDEZ

TENIENTE CORONEL (S.R.) ATILIO J. BENITEZ

GENERAL DE DIVISIÓN (S.R.) FRANCISCO ANDINO

TENIENTE CORONEL (S.R.) BASILIANO CABALLERO IRALA

GENERAL DE BRIGADA (S.R.) AUGUSTO GUGGIARI

TENIENTE CORONEL (S.R.) ANTONIO E. GONZALEZ

GENERAL DE DIVISION MARCIAL SAMANIEGO

MAYOR DE RESERVA (S.R.) LORENZO MEDINA

MAYOR (DESM.) JULIO P. SALDIVAR

GENERAL DE BRIGADA (S.R.) J. ATILIO MIGONE

CAPITAN DE CORBETA (S.R.) RODOLFO DAVALOS

MAYOR DE RESERVA (S.R.) DR. JULIO CESAR CHAVES

CAPITAN (S.R.) JUAN E. MELGAREJO

TENIENTE CORONEL (S.R.) JOSE MARIA CAZAL

UN CENTINELA PARAGUAYO CUSTODIANDO EL RIO PARAPITI LIMITES ACTUALES DEL CHACO BOREAL

 

 

 

 

POSTALES DE NUESTRO PARAGUAY ETERNO


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"BIBLIOTECA VIRTUAL DE LA GUERRA DEL CHACO"

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Coronel CARLOS J. FERNÁNDEZ - COMANDANTE PRIMER CUERPO DE EJÉRCITO

Fuente: GRAN ENCICLOPEDIA FOTOGRÁFICA DE LA GUERRA DEL CHACO - TOMO I

 

 

 

 

 

 

 





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
LA
LA GUERRA DEL CHACO (PARAGUAY - BOLIVIA) AÑOS
HISTORIA
HISTORIA DEL PARAGUAY (LIBROS, COMPILACIONES,
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LIBROS, ENSAYOS y ANTOLOGÍAS DE LITERATURA PA...



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