LA SINIESTRA
Óleo sobre lienzo, 80 x 60 cm.
Obra de ANDREA PICCARDO
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Una maquinaria vieja y oxidada
la atrapó entre sus herrajes
hasta convertirla en pieza inerte.
De la carne al hierro,
eternizada en un gesto macabro
como el sentido que su nombre implica,
o tal vez desesperado
por no poder ejecutar los preceptos
que las musas dejaron impresos
en signos ininteligibles.
Se salvó su par inverso
de tan tremenda agonÃa,
y, sin embargo, precisa
su asistencia y complemento
para potenciar su destreza.
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Andrea Piccardo
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Fuente:
http://www.andreapiccardo.blogspot.com/
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LA CHISMOSA DEL REINO, 2007
Cuento de ANDREA PICCARDO
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 ¿A que no saben quién está comiendo perdices? ¡El prÃncipe! SÃ, es que se casó hace poquito, con una chica divina, sólo que un poco palidita. También, la pobre acaba de salir de una intoxicación terrible... TenÃa un pedazo de manzana envenenada metido en la garganta. Se salvó de milagro, porque el prÃncipe la zarandeó tanto que entonces lo pudo escupir. Lo que pasa es que el prÃncipe la encontró en el medio del bosque, dentro de una urna de cristal, ¡qué raro! ¿no? Ahà la pusieron los enanos con los que ella vivÃa, porque creÃan que estaba muerta. SÃ, ella vivÃa con siete enanos, pero no vayan a pensar mal, no le quedaba otro remedio, ¡si la bruja esa a toda costa la querÃa eliminar...! Antes de la manzana ya le mandó una peineta envenenada y no sé qué otras cosas más. Es que son tantas las versiones, que una no sabe quién dice la verdad. Ella se metió nomás ahÃ, en la casa de los enanos, porque estaba perdida en el bosque, donde la dejó el cazador. Lo que pasó es que el tipo se apiadó de ella, si no estarÃa muerta y sin corazón. Él le tuvo que llevar a la bruja el corazón de un jabalÃ, o de un venado, o de no sé qué, porque la muy desgraciada le dijo que mate a la chica y que le lleve su corazón como prueba. ¡Qué asquerosa! Es que no soporta que sea tan linda y de tan chiflada que está ya cree que su espejo le habla y le dice que la chica es la más hermosa del mundo. Claro, antes le decÃa que la más linda era ella. Dicen que todos los dÃas le preguntaba: espejito, espejito, ¿quién es la más linda del reino? Vos, señora, quién más va a ser... ¡Qué loca! Yo no sé por qué hay madrastras tan malvadas. ¡Ah! ¿No sabÃan? Esa bruja era la madrastra de la chica. Su papá se murió muy poco después de casarse, asà que no supo la joyita que era... Y bueno, el pobre se sentÃa muy solo, hay que comprenderlo, si se quedó viudo apenas su mujer tuvo la beba. Y la pobre señora, lo buena que era... se la pasaba todo el dÃa bordando y bordando. Dicen que un dÃa que estaba nevando se pinchó un dedo y se le manchó el pañuelito que estaba haciendo, entonces de repente tuvo ganas de tener una hija blanca como la nieve y con los labios rojos como la sangre; fue una idea que se le metió entre ceja y ceja. Será el destino o será pura casualidad, no sé, pero asà mismo le salió la bebita. Entonces le puso de nombre Blancanieves. ¿Ya lo sabÃan? Claro, si los chismes vuelan en este reino.
Andrea Piccardo
Fuente digital:
http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/304/304297/
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