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REDUCCIONES JESUÍTICAS Y FRANCISCANAS

Por LUIS SZARÁN

REDUCCIONES JESUÍTICAS Y FRANCISCANAS

Desde la fundación de Asunción y las primeras poblaciones hispánicas en el Paraguay, la Iglesia Católica tuvo activa participación, principalmente a través de las órdenes religiosas que introdujeron y divulgaron entre los nativos -a la par de la doctrina- principios de organización familiar, economía, educación general, agricultura, arte y otros conocimientos de la vida occidental. El primer grupo de religiosos, llegado a éstas tierras, fué la orden de los Mercedarios luego los Jerónimos, los Dominícos, los Franciscanos y más tarde los Jesuítas. Estas dos últimas órdenes ejercieron destacada influencia en el proceso de formación de la cultura paraguaya.

El sistema de las reducciones se llevó a cabo entre los siglos XVI y XVII. Los jesuítas iniciaron su labor misionera a partir de 1609, a pedido del gobernador Hernandarias, quien solicitó al padre provincial de la Compañía de Jesús el envío de misioneros para la conversión de los indígenas. Bajo un estricto régimen de organización, se concretó la fundación de unos treinta pueblos que alcanzaron un altísimo grado de progreso en ganadería, agricultura, comercio y arte. Los jesuítas gozaron, para llevar a cabo dicha empresa, de absoluta dependencia del poder civil.

En lo referente a música, introdujeron instrumentos europeos, instalaron fábricas y crearon numerosas obras religiosas y profanas que eran interpretadas por los coros y orquestas integrados por los propios indígenas. Los jesuítas fueron expulsados en 1767 por orden de Carlos III.

Entre los misioneros de esta congregación se destacaron músicos de fama en Europa como Rodrigo de Melgarejo, Juan Vaisseau, Anton Sepp, Martín Schmind, Luis Berger, Doménico Zípoli y otros. Los extraordinarios resultados obtenidos con la música, en las reducciones jesuíticas, fueron muy publicitados en Europa llegando el propio Papa Benedicto XIV a referirse en la Encíclica del 19 de febrero de 1749.

«Tanto se ha extendido el uso del canto armónico o figurado, que aun en las misiones del Paraguay se ve establecido, porque teniendo aquellos fieles de América excelente índole y felices dotes naturales, así para la música vocal, como para tener instrumentos y aprendiendo fácilmente todo lo que pertenece al arte de la música.Tomaron ocasión de esto los misioneros, valiéndose de piadosos y devotos cánticos para reducirlos a la fe de Cristo, de suerte que actualmente casi no hay diferencia alguna entre las misas y las vísperas de nuestros países y las que allí cantan»

Las reducciones franciscanas se establecieron a partir de 1580, contribuyendo a partir de 1606 al desplazamiento del sistema de encomienda aplicados por los españoles. Fueron los primeros en emplear la lengua guaraní como elemento fundamental para la evangelización. Uno de los protagonistas principales de las reducciones franciscanas fué Fray Luis de Bolaños.

A diferencia de los jesuítas, los franciscanos estimularon la afición de los indígenas por sus propias expresiones artísticas como la música, la danza y la artesanía. El estudio de la música, considerado por entonces como actividad de privilegio, estaba reservado para los hijos de cabildantes, caciques, mayordomos, oficiales de arte y sacristanes, quienes se constituían en personajes destacados de la reducción.

Por un decreto firmado por el presidente del Paraguay don Carlos A. López en 1848 se ordenó la extinción de los pueblos de indios. Destacado maestro de música de las reducciones franciscanas fué el misionero San Francisco Solano.

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