EL MITO DE CAAYARIY

Versión: RAMÓN BOGARÍN

Figura en el Panteón guaraní un espíritu misterioso protector de la selva con facultad sobre las plantas y los animales de presa para defender contra la asechanza y atropello de los mortales.

Los guaraníes lo denominan Caayaryi, apócope de Caagüy Yariy, divinidad de la selva.

Yariy, abuela común de los seres de la diosa suprema de las montañas, valles, arroyos, fuentes, etc., manifestada en diversas formas al espíritu humano como Caagüy Yariy, Guazú Yariy, Tatú Yariy, Güy Yariy, deidades protectoras de la selva, venado, tato, pájaro.

Yariy a semejanza de Júpiter olímpico ejerce sus poderes absolutos sobre las divinidades inferiores de la naturaleza según la mitología guaraní. Yariy, adulteración de Yara, dueña, tiene potestad omnímoda sobre los animales de presa confiados a su cuidado.

Además, es la diosa fatal que castiga infaliblemente a los cazadores que llegaren a sacrificar a más de veinte animales de presa de la misma especie. Tiene la facultad sobrenatural de metamorfosear al cazador del vigésimo primer Zo'ó caapeguara, animal de presa, en un animal de la especie perseguida, pero de aspecto horrible, odiado y rechazado por todos los individuos de la misma especie.

Caayariy a los efectos de verificar la ausencia de los animales de presa, convoca a una reunión en su presencia al amanecer de cada día mediante una llamada que hace por un sonido agudo de un especie de turullo de madera, anota a los ausentes y si llegare a faltar veinte individuos de la especie, resuelve castigar con rigor al cazador.

Cuenta la tradición que, un cazador indio de venado conocido por el nombre de Carichu salió una vez a recorrer el mandiocal de la capuera, armado de la flecha cazadora; de donde menos esperaba le salió un hermoso venadito blanco que le llamó la atención que quería cazarlo a toda costa, pero no podía, pues, el animalito era invulnerable a todas las flechas que le arrojaba. El cazador encantado de la hermosura hechicera del venadito lo si-guió y lo persiguió a través de la selva hasta llegar al habitáculo de Caayariy, quien lo transformó en un venado negro de aspecto monstruoso, odiado y rechazado por todos los individuos de la especie. Fue destinado para servirlo como caballo de Ta'ú, espíritu del mal como el Añá, según la mitología guaraní.

Los cazadores guaraníes por temor del castigo de la diosa vengadora, no pretenden jamás a sacrificar más de veinte animales de presa de la misma especie.

Los lugareños por analogía llaman Caayariy a la mujer nacida de la unión de un europeo y una guaraní o un blanco y una india, aludiendo a Caayariy a quien la concibe en la imaginación como una rubia que lleva en la cabeza una corona de plumas de varia-dos colores y un vestido corto desde la cintura también de plumaje multicolor y en la diestra una varita de ysypó de virtudes mágicas.

Yariy personifica a la divinidad suprema de la fauna y flora de la selva guaraní que atemoriza a los mortales que osan destruirlos sin piedad.

Caayariy o Zo'ó caapegua Yariy personifica al genio protector y vigilante de los animales de presa y de la selva contra los furores del hombre civilizado que pretenden acabar con la riqueza animal y vegetal con la escopeta, lazo, hacha y fuego.

Fuente: MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY. Compilación y selección de FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH. Editorial EL LECTOR - www.ellector.com.py . Tapa: ROBERTO GOIRIZ. Asunción-Paraguay. 1998 (187 páginas)

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