CAMPANA GUAZÚ

Versión: ISHOINDIH

Según la tradición local los teatinos, maestros constructores de la Iglesia de San Buenaventura de Yaguarón, importaron una de las campanas más grandes de la República para estrenar con motivo de la inauguración de la nueva casa de Dios, monumental obra de arte en los dominios de la religión que se conserva hasta nuestros días.

No se pudo alzar en la torre de madera de la Iglesia por ser muy grande y pesada. Colgóse de una fuerte cadena de hierro del solero derecho entre dos campanas más chicas cuyo conjunto formaba un terceto armonioso. La sencilla gente la llamaba "Campana Guazú", porque en la bóveda cabía perfectamente bien un hombre parado, dice la voz popular.

El sonido broncíneo de la "Campana Guazú" en ocasión de las grandes fiestas religiosas, se escuchaba desde los pueblos aledaños como Carapeguá, Paraguarí, Itá, Pirayú y hasta de Piribebuy, según la tradición lugareña.

Cuando los aliados vencieron al ejército del Mariscal López en Itá Yvaté, Villeta, después de la batalla de siete días con sus noches, a fin de evitar que la "Campana Guazú" cayese en poder de los enemigos y la llevasen por ser un tesoro de gran valor, el jefe político de aquel entonces, don Rafael Velázquez mandó sacarla del lugar y enterrarla en el cauce del arroyo municipal en la misma dirección de la casa de la citada autoridad, según versión popular.

Los pobladores del lugar donde se halla el tesoro escondido, refieren visiones fantásticas y rumores vagos y sin sentido que ven y oyen durante la noche tenebrosa.

¿No serían acaso los gnomos, los silfos y demás espíritus elementales que vigilan y protegen el tesoro oculto de la profanación de los mortales?

Cuando el tiempo amenaza una próxima tempestad o una lluvia eléctrica, la sencilla gente lugareña suele oír durante la noche el sonido subterráneo de la campana que triste llora y vocea desde su escondite. Pareciera que llamase a una mano que la libertase de la prisión subterránea.

La existencia de la "Campana Guazú" perdida durante la Guerra Grande es verídica según datos de los viejos sobrevivientes de la época, y el sonido áurico que se confunde con la canción de los vientos en la negra noche, será acaso el eco lejano que vibra todavía en la sinfonía de los tiempos idos.

Fuente: MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY. Compilación y selección de FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH. Editorial EL LECTOR - www.ellector.com.py . Tapa: ROBERTO GOIRIZ. Asunción-Paraguay. 1998 (187 páginas)

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