LEYENDA DEL SAIHOVY

Versión: GIRALA YAMPEY

En guaraní, "Saihovy" quiere decir vestido verde, o azul. El pequeño e inquieto pajarillo, llamado también naranjero, que gusta de todas las frutas, tiene su leyenda.

Cuentan que un niño travieso y juguetón, que gustaba mucho de las frutas silvestres, constantemente se escapaba del hogar para ir a trepar a los árboles frutales. No había fruta que le disgustara, todas eran riquísimas para su glotonería y siempre estaba al tanto de donde maduraban los diversos frutos. Los aratikú (chirimoyas), los arasa (guayabas), el guavira, el yvapürü, el pakurí, el guaviju, el ivapovö, y hasta el mismo tarumá que, de tan dulce, es empalagoso. Ninguno escapaba a sus correrías.

Un día, en época de maduración de las naranjas, escapó de su casa fugándose a hurtadillas, pero fue descubierto por la madre que estaba vigilando y le gritó para que volviera, pero él zafó del encierro echándose a correr. Eludió que lo retuvieran esa hermosa siesta entre las cuatro paredes de su habitación. La madre lo persiguió un trecho y luego lo perdió de vista. Era tan veloz.

Poco después estaba trepado a una planta frutecida de naranjas y disfrutando de las mejores y más maduras. Hasta allí llegó la madre que adivinó dónde estaría. Cuando ella se acercó, él se escondió entre el ramaje para no ser visto, introduciéndose entre las ramas más altas pero endebles, mientras era buscado entre el naranjal y algunos arbustos del lugar. Ya a punto de convencerse de que no estaba en el lugar, se rompió la delgada rama que lo sostenía y se desgajaron las más débiles sujetadas con las manos. El pobre niño travieso, se desplomó hasta el suelo. Allí quedó muerto, instantáneamente, desnucado.

La atónita madre corrió unos metros para levantar el cuerpo yacente de su querido hijo, comprobando con espanto que ya había fallecido. Lloró a gritos, desesperada y sin consuelo.

Ñanderú Tupa, que observaba lo ocurrido, hizo un movimiento con su Vara Insignia (Jasuka), y convirtió el pequeño cuerpo del niño en una avecilla azulada y brillante que, desde los brazos de su madre, echó a volar silbando, con una agilidad y rapidez que pocas tienen.

Hoy se la nombra: "Saihovy", o simplemente "Chovy". Es la avecilla que graciosamente, salta vivamente entre las ramas de los frutas. Luego, en imprevisto y fugaz vuelo, parte, huidiza y tímida.

Una conocida canción la nombra y cuenta la leyenda. En algún párrafo, la letra dice: "Chovy... Chovy..., cantando está, silbando va... por el cielo azul turquí'.

Fuente: MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY. Compilación y selección de FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH. Editorial EL LECTOR - www.ellector.com.py . Tapa: ROBERTO GOIRIZ. Asunción-Paraguay. 1998 (187 páginas)

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