Portal Guaraní - ¿TERMINA EL MUNDO SI TE INVITO A SALIR? - Autor: JOSÉ EDUARDO ALCAZAR

JOSÉ EDUARDO ALCÁZAR

¿TERMINA EL MUNDO SI TE INVITO A SALIR? - Autor: JOSÉ EDUARDO ALCAZAR - Año 2018

¿TERMINA EL MUNDO SI TE INVITO A SALIR?

Autor: JOSÉ EDUARDO ALCAZAR

Editor: ARANDURÃ EDITORIAL

ISBN: 978-99967-10-11-7

Páginas: 136

Medidas: 13,5 x 19,5 cm

Año: 2018

Libro Paraguayo

Asunción - Paraguay

“¿TERMINA EL MUNDO SI TE INVITO A SALIR?” es la historia de cuatro mujeres: M..., R..., O... y A...
“Ninguna de nosotras conocía problemas económicos. Nuestras respectivas parejas solventaban los gastos de la casa, los gastos con los hijos, el combustible de nuestros autos, los autos que cambiábamos a cada año, las vacaciones en familia, los viajes entre amigas y otras necesidades que tiene toda mujer. No había quejas en este rubro. Y sin embargo, de repente, nos dimos cuenta de lo que nos faltaba: era mucho mayor que todo esto que acabo de listar y era peligroso nombrar...
Sobre la marcha, en plena reunión del café, resolvimos actuar, hacer algo al respecto y esto nos cambió la vida para siempre. Digo “para siempre” sin aludir a algún destino trágico.
Es la historia de hombres y de mujeres metidos en el torbellino del poder, confundidos en el poder, confundidos por el poder. Perdidos en él, se podría decir. Hombres y mujeres que se encuentran, se miran, se aman, se odian, se compran, se venden, se juntan… y cogen, cómo cogen, ¡Dios mío!”

Cuatro mujeres amigas casadas de mediana edad, que un día, en un café, descubren que algo les falta en la relación matrimonial. La toma de conciencia y la actuación de cada una para superar o remediar lo que consideran que falta, es el tema del libro. Cada una cuenta la lucha, lo desconocido y la superación para llegar al punto que todas admiten es la felicidad…

“—¿Termina el mundo si te invito a salir?

Sin tener consciencia de lo que hacía, me di cuenta de esto después, miré alrededor para buscar a mi marido. Fue un gesto instintivo al cual me obligaba ya que, en aquel momento, sentía el asedio de otro hombre. Fue una cosa rápida e inconsciente. No vi a mi marido, estaría en alguno de los grupos, conversando…

…

Quedamos acostados, lado a lado, sin decirnos nada. Como si hubiéramos acordado un silencio cómplice para que cada uno, en su intimidad, pudiera disipar los momentos de intensa pasión que ambos acabábamos de vivir.

¿Cuánto duró? Ni idea. De repente, nos buscamos de nuevo y volvimos a querernos con todos los poros del cuerpo, intentando alcanzar lo inalcanzable y sin embargo, llegando a saciar la vorágine que nos unía como si él y yo lo hubiésemos aprendido desde el inicio de los tiempos…”