Portal Guaraní - HERNÁN MIRANDA - Comentarios de VICKY TORRES

El universo de Hernán Miranda se abre y se cierra en cada una de sus obras, y el pintor nos presenta el mundo de lo cotidiano (las cosas, las frutas, los pequeños objetos) en una sucesión de imágenes perfectamente acabadas que lo trascienden., El ojo del pintor se detiene en el detalle, lo mide, lo pesa, lo calcula y, finalmente, lo plasma en una laboriosa operación de laboratorio que tiene el doble efecto de distanciarlo de nosotros y de añadirle significados nuevos que sólo existen en la representación del objeto.

Lo hace mensurando lo inconmensurable, aquello que escapa a toda reducción a los cálculos de los geómetras, pues lo que parece buscar Miranda en la detenida transferencia de formas y colores de la realidad al lienzo es descubrir la estructura interna de las cosas y ponerla ante nosotros.

La pintura de Miranda desvela esa estrecha relación existente entre las cosas y el modo en que se presentan a nuestros sentidos y revela su estructura primera y primigenia: descubre su geometría profunda, la que no puede ser medida, pero sí puede ser representada.

Hay en esta operación, en apariencia calculada y de laboratorio, mucho más de lo que la fría perfección de la obra acabada parece contener. En Miranda, el hiperrealismo va más allá de las pretensiones que postulan los seguidores de esta corriente contemporánea en plástica. La cuidadosa elección de los objetos a representar (quizá en su caso nunca, o raras veces, aleatoria) y la atmósfera creada en el marco en el que se produce la representación le permiten al pintor trascender la apariencia para fijar la atención de sus pinceles en lo esencial del mundo y de las cosas. No parece casual que represente frutas, perecederas y de efímera existencia, como las flores, o sencillos objetos condenados al polvo y al olvido.

Tampoco es casual que detenga su mirada y su interés de artista en esos elementos que suelen componer lo que se ha dado en llamar naturalezas muertas, elementos a los que el pintor, mágico demiurgo, devuelve, renovados y resignificados, a una forma de vida, si no eterna, con pretensiones de alcanzar longevidades.

La obra de Hernán Miranda es, ante todo, una obra cerrada. Tal vez sea éste su mayor mérito, y, quizá también, su limitación más evidente. Esta característica de obra cerrada deriva, sin duda, de la pretensión del propio artista de crear en cada uno de sus cuadros la representación de un mundo completo en miniatura, una imago mundi parcial y acabada, perfecta en el sentido primero de la palabra.

En este sentido, precisamente, es inevitable y trágicamente hiperrealista. El valor radica, por tanto, en cada cuadro, pues en cada uno de sus cuadros está contenida toda su pintura, y lo único que hace el artista es repetir el mismo cuadro, en diferentes dimensiones y con objetos representados también distintos, una y otra vez, sin romper jamás un esquema de representación que, sin embargo, en cada cuadro se llena de sugerencias multiplicadas que permiten que observemos siempre cada uno de ellos como representaciones diferentes de un solo objeto representado.

El objeto es el mundo. La pintura de Miranda es, ante todo, una metáfora. De aquí que don Augusto Roa Bastos, al escribir sobre la obra de este pintor, hable de una nueva visión y hable también de agonía y que señale que, en Miranda, «el objeto geométrico se vuelve surreal, más que hiperreal». En el arte, como en la vida, los extremos terminan por tocarse.

VICTORIA TORRES J’ROSPIGLIOSI -VICKY TORRES-, limeña, vive en Paraguay desde 1991. Desde entonces se ha destacado entre nosotros por haber ejercido de manera constante y profesional la crítica de arte en diversos medios de prensa asuncenos y por haberse convertido en una de nuestras principales animadoras culturales. Presidente de la ONG ORBIS TERTIUS, bajo su dirección se han multiplicado en los últimos años actividades hoy tan conocidas como los cafés filosóficos y las charlas de café, los recitales poéticos popularizados bajo el nombre de “Vino, chipa y poesía”, los debates sobre los temas culturales más importantes o actuales o la presentación de nuevos valores en el espacio de las artes plásticas. Como crítica de arte se inició en Lima en 1975, ejercicio que no ha abandonado desde entonces.

ARS LONGA no reúne todos los escritos de Vicky Torres sobre arte publicados en nuestro medio, pero sí una gran parte -y, tal vez, la más significativa- de los mismos. Se trata, básicamente, de artículos, muchos de ellos publicados en ABC Color, y de textos especialmente preparados para catálogos. Comprende, no obstante, miradas que van más allá del arte paraguayo y que se internan en el que se ha hecho y se hace en otras partes del continente- y del mundo o se aventuran en reflexiones acerca del misterio siempre fascinante de la creación artística.

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